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La pérdida de población en la provincia de Córdoba se multiplica por siete en los primeros meses de 2025

Cordobeses en el centro de la ciudad

Alfonso Alba

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La provincia de Córdoba continúa desangrándose demográficamente. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a fecha 1 de abril de 2025, 769.398 personas residen en la provincia. Son 4.391 habitantes menos que un año antes, lo que confirma el agravamiento de una tendencia que arrastra desde hace más de una década.

El dato resulta especialmente significativo si se compara con el comportamiento del primer trimestre de cada año. Entre enero y abril de 2025, Córdoba ha perdido 1.579 habitantes, mientras que en el mismo periodo de 2024 la caída fue de solo 223 personas. Es decir, la pérdida de población se ha multiplicado por más de siete en apenas doce meses.

Desde el máximo reciente de 773.789 personas, registrado el 1 de enero de 2024, la curva ha ido descendiendo trimestre a trimestre. La reducción es constante: abril de 2024 (773.566), julio (773.308), octubre (772.284), enero de 2025 (770.977) y, finalmente, abril de este año con esos 769.398 residentes.

Este retroceso poblacional se ceba especialmente con las comarcas rurales del norte y sur de la provincia, donde el envejecimiento es más acusado, la natalidad apenas compensa y la emigración de jóvenes sigue siendo una constante. La falta de oportunidades laborales, la concentración de servicios en las capitales y la menor implantación de nuevas actividades económicas explican gran parte de este declive.

Aunque Córdoba capital mantiene cierta estabilidad, no logra compensar la pérdida del resto del territorio. La tendencia, lejos de corregirse, parece acentuarse.

Córdoba no es una excepción dentro de un fenómeno que afecta a buena parte del interior peninsular. Pero los últimos datos confirman que la provincia ha entrado en una fase acelerada de despoblación, en la que cada trimestre suma más pérdida que el anterior. Y aunque todavía está lejos de cifras más extremas como las de algunas zonas de Soria, Zamora o Teruel, el retroceso se convierte ya en un reto estructural.

La solución pasa por políticas decididas de arraigo, incentivos al emprendimiento rural, digitalización real, acceso a vivienda asequible y servicios públicos sostenidos en los pequeños municipios. Mientras tanto, los números reflejan lo contrario: Córdoba pierde población. Y lo hace cada vez más rápido.

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