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Nutriscore penaliza a la tostada con jamón: científicos, olivareros y ganaderos estallan contra este semáforo europeo

Jamón recién cortado.

Alfonso Alba

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En el año 2010, la Unesco declaró a la dieta mediterránea como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ahora, dos de sus ingredientes más conocidos, el aceite de oliva y el jamón, aparecen en los últimos lugares de Nutriscore, un sistema de etiquetado que adoptará España el primer cuatrimestre de 2022, implementado por Francia a partir de un algoritmo desarrollado en Reino Unido y cada vez más extendido por la UE. Se trata de una especie de semáforo dirigido a los consumidores que ordena los alimentos de la A a la E, en orden de más a menos saludable.

El aceite de oliva estaba calificado con la letra D (poco favorable), pero España peleó para mejorar su puntuación y logró elevarla a C en 2018. Está en la tabla media, en el mismo lugar que otros aceites considerados como menos saludables. Mientras, el jamón, según el producto concreto, oscila entre las letras más bajas: la D (naranja) y la E (rojo). Esto ha provocado que de manera unánime se levante el sector productor (el aceite de oliva es la agroindustria más importante de la provincia de Córdoba), el Ministerio de Agricultura, la Junta de Andalucía y hasta la ciencia. Este jueves, el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) se ha sumado a los más de 60 investigadores de universidades, de institutos de investigación, del CSIC y de centros hospitalarios de toda España que “muestran su preocupación por la implantación, precipitada, del Nutri-Score, sistema de etiquetado de los alimentos”.

Por un lado, los científicos consideran que este medidor “debe basarse en ensayos clínicos, en forma similar a lo hecho con las vacunas del Covid-19 o con la Dieta Mediterránea, en el mundialmente reconocido estudio Predimed”. En este sentido, consideran que este semáforo “elude algunos problemas graves de nuestros crecientes hábitos alimentarios, saltándose evidencias científicamente probadas. Valga de ejemplo la tolerancia que se tiene a alimentos con azúcares añadidos, algunos de ellos como la fructosa, que generan adicción y actúan en el sistema nervioso estimulando el consumo, el abuso y generando dependencia. No se explica que algunos de estos productos estén calificados como B, saludables”.

El Ministerio de Consumo, dirigido por Alberto Garzón (Unidas Podemos), ya ha protestado en el caso del aceite de oliva. Consumo ya ha ordenado que se saque al aceite de oliva de este semáforo. Garzón ha anunciado es que las negociaciones con los países Nutriscore van bien y que el compromiso es que cuando España se incorpore a este semáforo, los países que lo tienen implantado no exijan el etiquetado al aceite.

Pero ahora la polémica ha estallado por el otro lado de la tostada: el jamón. Tanto que incluso la Junta de Andalucía ha promovido una especie de movimiento en redes sociales para defender estos dos ingredientes. El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, tiene fijado en su perfil de Twitter una publicación con la que inició un movimiento ampliamente respondido entre cargos del gobierno andaluz y militantes del PP: #Yoaceiteyjamón

El movimiento carga precisamente contra el Ministerio de Consumo y no contra Europa, argumentando que es precisamente Alberto Garzón el que a su juicio está maniobrando para incluir a estos dos ingredientes en el lado más bajo de este semáforo alimentario.

La patronal agraria Asaja, por ejemplo, ha asegurado en una nota de prensa que “no se puede entender que el Gobierno de España no proteja a sus productos, teniendo, además, en cuenta la situación que está atravesando el sector ganadero por el cierre del canal Horeca debido a la crisis sanitaria, junto a otros problemas que lleva padeciendo en los últimos años con el Brexit o los aranceles americanos”. Los empresarios ganaderos insisten en que esta calificación “deja de reconocer sus cualidades intrínsecas, equiparándolo a otros productos de una calidad muy inferior, incluso poniéndolo en categorías inferiores a refrescos sin azúcar o productos ultraprocesados y que ya han comenzado a publicitarse como muy saludables en función a la categoría dada por Nutri-Score”.

La directora general de Consumo del Gobierno, Bibiana Medialdea, en una entrevista en Canal Sur Radio, ha señalado que “todas las excepciones se basan en criterios científicos” y para el jamón ibérico “habrá que ver el aval científico”. “No lo tengo claro, la decisión no la toma Consumo sino en función de los estudios científicos que consideran las cualidades nutricionales del jamón y se verá si estas cualidades, como las del aceite, permite su excepción o no”, concluyó.

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