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El investigador de la UCO Francisco Javier Bonet coordina un proyecto de cooperación científica

Grupo de investigación del proyecto europeo COOP+.

Redacción Cordópolis

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El investigador de la Universidad de Córdoba (UCO) Francisco Javier Bonet ha coordinado COOP+, un proyecto de cooperación científica promovido por la Unión Europea (UE) que fomenta el trabajo en red de las grandes infraestructuras de investigación para compartir datos y buscar soluciones a los grandes retos ambientales a escala planetaria.

Según ha indicado la institución universitaria en una nota, este investigador de la UCO entiende que una infraestructura de investigación es una realidad porque, a su vez, existe otra. La perfecta síntesis de un proyecto que se ha encargado de promover la cooperación entre diferentes infraestructuras de investigación a escala planetaria que deben abordar problemas globales, en este caso, ambientales.

“Vamos camino del colapso sistémico y tenemos claro que los problemas son el cambio climático, la generación de plásticos, el agujero de la capa de ozono, la pérdida de biodiversidad... hay muchos retos que son susceptibles de ser abordados en conjunto”, ha señalado el profesor Bonet.

En el proyecto han trabajado conjuntamente ICOS (Sistema Integrado de Observación del Carbono), que se encarga de cuantificar el balance de carbono entre la atmósfera y la Tierra --la única con estatus legal cuando empezó el proyecto--; y Eiscat (Asociación Científica Europea de Radares de Dispersión Incoherente), que estudia el clima espacial analizando cómo la radiación electromagnética procedente del sol interactúa con la Ionosfera.

También han formado parte del proyecto EMSO (Observaciones europeas multidisciplinarias del fondo marino), que se encarga de medir variables biofísicas del fondo marino, y LifeWatch, que recopila y procesa datos sobre biodiversidad en Europa.

Cada infraestructura, a nivel orgánico, ha satisfecho sus objetivos, pero la clave ha sido ponerlas a trabajar, no solo entre ellas, sino con otras infraestructuras que hacen cosas similares en otras partes del planeta. “El reto es tremendamente grande, porque requiere empatía y generosidad”, ha explicado Bonet.

El resultado más relevante del proyecto ha sido el aprendizaje de los equipos de estas grandes infraestructuras, que han sabido trabajar juntas compartiendo datos y evaluando resultados de manera simultánea. Esa manera de trabajar es la que venían utilizando varias infraestructuras científicas europea y norteamericana en la evaluación de las emisiones de carbono, compartiendo la información que toman con sus torres de medida y estandarizando los datos.

Otro resultado interesante es que este proyecto ha permitido “una cooperación más allá de las relaciones entre Europa y Estados Unidos, permitiendo establecer redes de colaboración con algunas regiones de África y de Latinoamérica, específicamente en Colombia”.

“Es la primera vez que se publican artículos en coautoría de estas infraestructuras de investigación y eso es tremendamente importante, significa el inicio de que se ha empezado a colaborar de manera transfronteriza”, ha destacado Bonet.

En el balance final sobre la experiencia de gestionar un proyecto como COOP+, Francisco Bonet ha advertido que “solo la incorporación de actores locales desde el inicio de la investigación puede garantizar la continuidad de los proyectos, tal y como propone el nuevo paradigma de ciencia socialmente responsable”.

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