El Imibic trabaja por hallar biomarcadores que alerten del cáncer de próstata
El tumor de próstata es el más frecuente en hombres y la tercera causa de muerte por cáncer. Pero, por otro lado, tiene tratamiento y este tiene intención curativa. Así lo ha explicado este jueves el jefe de Urología del Hospital Reina sofía de Córdoba, Pablo Campos, durante la presentación de la campaña Movember, Bigotes contra el Cáncer, centrada en la salud masculina. Por este motivo, el hospital y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) han instalado en Las Tendillas una mesa informativa con bigotes (imagen de esta campaña) y un photocall en el centro de la ciudad para que la población pueda también sumarse a la difusión subiendo su foto a las redes con el #BigotesContraElCáncer.
Cada año, el Reina Sofía detecta más de 250 nuevos casos, realiza 1.20 consultas de pacientes con sospecha de presentar esta patología y practica unas 500 biopsias. Este cáncer supone más del 20% del total de casos de turmor, excluyendo el de piel no melanoma. Concretamente, la incidencia se sitúa por encima de los 100 casos por cada 100.000 habitantes y afecta sobre todo a hombres a partir de los 45 o 50 años. Junto a este centro hospitalario, el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMBIC) ha incrementado su actividad notablemente en los últimos años, lo que supone acercar los tratamientos más novedosos a la población de referencia. Una de esas investigaciones se centra en hallar biomarcadores que alerten de la presencia de este tipo de cáncer en los pacientes.
El Antígeno Prostático Específico (PSA) es uno de estos biomarcadores; una proteína que producen las células de la próstata (benignas y malignas), ya que este tumor no suele presentar síntomas. Los resultados de análisis de este biomarcador indicará la necesidad de derivar al paciente al servicio de Urología del hospital. Sin embargo, unos índices elevados de este biomarcador puede no ser sinónimo de lesiones cancerígenas. Tal y como ha explicado el doctor e investigador del Imibic, Raúl Luque, “hacer mucho deporte, como en el caso de los ciclistas, implica que los niveles estén altos”. Y, por el contrario, “a veces, el PSA tiene niveles muy bajos. En este caso, los pacientes acuden a los centros de salud por otras patologías, se les hace una biopsia y sale que tienen un cáncer posiblemente avanzado”.
Francisco Piedras es un paciente del Reina Sofía cuyo diagnóstico positivo de cáncer de próstata llegó tras un resultado alto de PSA. “Eso propició que actualmente esté en un seguimiento activo y sin medicación, pero con control rutinario que te da tranquilidad y te garantiza que puedes tomar la decisión de otro tratamiento en cuanto la situación varíe”.
Por su parte, el alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha destacado la importancia de la prevención y de la investigación para las que trabajan y promueven tanto el Hospital Reina Sofía como el Imibic; mismas afirmaciones que ha realizado la delegada de Salud en Córdoba, María Jesús Botella. “Me consta que se está trabajando para que pronto tengamos un derivado del cáncer de próstata, pero sí tenemos en nuestras manos esas medidas de diagnóstico precoz para que, ante el menor signo, acudir al médico”, ha recordado la delegada.
Pacientes jóvenes con cáncer de próstata
Si recibir un diagnóstico de cáncer supone siempre un jarro de agua fría, más lo es aún cuando este se produce a edades tempranas. El jefe de Urología del Reina Sofía ha asegurado que la reacción “más común suele ser el silencio”. Es entonces cuando empieza todo un diálogo para trasladar tranquilidad al paciente, asegurándole que “tiene tratamiento y que la intención es curativa”. Además, ha explicado que “en función de los datos” obtenidos tras las pruebas médicas y de las circunstancias de cada paciente, “se adapta el tratamiento”.
Este puede pasar desde una vigilancia del paciente a suministrar “tratamientos mínimamente invasivos que le permitirán, después del mismo, su incorporación a la actividad normal”. Esos tratamientos son la cirugía robótica o la radioterapia, técnica que utiliza “unos aceleradores lineales nuevos que concentra casi toda la energía en el tumor, con los efectos adversos bajos y eficacia muy elevada”.
En el caso de que la enfermedad esté muy avanzada, ha explicado, “se puede ayudar al paciente con fármacos para controlarla, como la quimioterapia o el tratamiento hormonal”. “Hace casi una década, este tipo de pacientes tenían muy mal pronóstico. Hoy día se están consiguiendo remisiones muy prolongadas y, lo que es más importante, una calidad de vida casi normal para estos pacientes. El cáncer de testículo, por otra parte, ”es mucho menos frecuente, pero afecta a varones jóvenes de entre 20 y 30 años“. Como ocurre con el de próstata, el de testículo ”es muy sencillo de detectar“ y el tratamiento ”suele ser muy efectivo“. En ambos cánceres, la supervivencia depende de muchos factores, ”aunque el porcentaje es elevado, ya que se trabaja por cronificar la enfermedad“.
Avances y estudios
Además del estudio anteriormente citado, también destacan estudios y grupos colaborativos multicéntricos, algunos liderados desde Córdoba, y que están relacionados con marcadores, imagen para el diagnóstico y nuevos tratamientos dirigidos. En el campo de los ensayos clínicos, Córdoba desarrolla un importante trabajo a través de las diferentes disciplinas implicas en el abordaje de este tumor.
Con relación a los avances en los tratamientos, desde el Reina Sofía destacan en los últimos años la incorporación de la cirugía robótica, la biopsia por fusión, la suma de tecnología de altas prestaciones como la RM o el PET -que ofrecen nuevos trazadores no solo para el diagnóstico, sino también para detectar una posible recidiva-, y los tratamientos de gran precisión que se ofrecen en Oncología Radioterápica gracias a los aceleradores lineales de alta gama y a la utilización de la imagen guiada por ecografía. Pese a todo, aún quedan muchos retos en el camino, como el avance en la incorporación de la terapia focal.
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