La familia de Ángeles Zurera, que cumple el martes 13 años desaparecida, lucha por “un desenlace justo”
La familia de Ángeles Zurera, mujer que desapareció en Aguilar de la Frontera (Córdoba) el día 2 de marzo de 2008, asegura que continúa en la lucha “por un desenlace justo y humano” cuando se cumplen 13 años sin ella y pendientes de las resoluciones contra el archivo provisional del caso.
Según expresa su hermano, Antonio Zurera, en una carta, “Angelines, de 42 años, madre de dos hijos adolescentes a los que adoraba e hija de unos padres a los que amaba con toda su alma, estaba rehaciendo felizmente su vida tras haberse divorciado de su marido”, de manera que “tenía planes y sueños presentes y futuros con los suyos”.
Al respecto, subraya que “los investigadores descartaron desde el primer momento que se tratara de una desaparición voluntaria”, a lo que apostilla que “12 días antes de la desaparición fue víctima de una agresión por parte de su exmarido”, el único investigado en relación con la desaparición y que, de hecho, fue condenado por los malos tratos que sufrió la mujer antes de desaparecer.
Entretanto, el hermano lamenta que “esta pandemia es otra piedra más en el camino que se añade a todo el sufrimiento que conlleva una desaparición”, de forma que la familia, amigos y vecinos de Aguilar no podrán manifestarse “como cada año, para pedir justicia y mantener vivo el recuerdo de Angelines”, algo que “se ha decidido por temas de seguridad sanitaria”, aunque anima a colocar lazos verdes en su recuerdo en las ventanas y balcones.
En este sentido, desde la familia están “convencidos de que la respuesta a este drama está en alguna parte”, de ahí que aseguren que continuarán “luchando por un desenlace justo y humano”.
Mientras, la jueza del Juzgado de Instrucción de Aguilar decretó en el otoño pasado el archivo provisional de las diligencias previas incoadas por su desaparición, según confirmaron a Europa Press fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), después de que fueran infructuosas las labores de búsqueda en julio del año pasado en un terreno apuntado por la Guardia Civil.
Búsquedas “sin novedad”
En concreto, los últimos trabajos de búsqueda del cuerpo de Ángeles Zurera se reanudaron a finales del mes de julio de 2020 en un solar de la antigua Cooperativa Jesús Nazareno de Aguilar, pero concluyeron “sin novedad” que aportar sobre su paradero.
Al respecto, la búsqueda se llevó a cabo después de que el juzgado reabrió el caso en 2019, tras la solicitud del Instituto Armado en mayo de dicho año, de manera que dio el visto bueno para se procediera a buscar en el solar a las afueras del municipio, en un lugar que aún no se había investigado.
Con esa petición, el caso, que se encontraba archivado de manera provisional, se reabrió de forma automática, si bien el juzgado ha acordado de nuevo su archivo provisional, algo que la familia ha recurrido, aunque, según indica el hermando, “han denegado el recurso, pero se han presentado alegaciones” contra dicha decisión.
Asimismo, destaca que el archivo provisional “no quiere decir que se suspenda la búsqueda”, porque la misma continúa y de hecho se ha realizado esta semana en pozos donde no se había buscado, pero sin resultados sobre su paradero. Ante ello, en próximos días van a iniciar una campaña con la puesta en marcha de un apartado de correos, entre otras acciones, para animar a que “cualquier persona que conozca algo, que lo cuente, aunque crea que no tiene nada que ver”.
Además, la familia envió en su momento a un laboratorio especializado los dos últimos teléfonos que había usado la mujer desaparecida, uno de ellos con fotografías y otro con muchos mensajes. Querían conocer, con las posibilidades de investigación de hoy día, todos los posibles movimientos y manipulaciones que hubieran podido sufrir estos terminales, sin que haya trascendido pista alguna, aunque continúa la investigación.
Ángeles Zurera desapareció sin dejar ningún tipo de rastro en marzo de 2008. Durante meses se produjeron continúas búsquedas y rastreos de terrenos, y también en propiedades y obras en las que había trabajado su exmarido, el único investigado en relación con el caso.
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