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La estimulación cerebral profunda transforma la vida de un paciente cordobés con párkinson desde los 33 años

Luis Miguel Aguilar, enfermo de párkitson

Alejandra Luque

10 de abril de 2025 19:58 h

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Hace justo tres años, y con motivo del Día Mundial de la enfermedad de Parkinson, Cordópolis publicó la historia de Luis Miguel Aguilar, un cordobés de Puente Genil afincado en Málaga a quien le fue diagnosticada esta enfermedad con tan solo 33 años. Aquel reportaje supuso para él todo un ejercicio de visibilización que buscaba desterrar la idea de que el párkinson solo afecta a personas mayores. Es un trastorno del sistema nervioso que no tiene cura y la primera terapia de choque es la ingesta de medicamentos. Sin embargo, cuando avanza a galope se utilizan las llamadas terapias de segunda línea. Y eso es lo que le ha ocurrido a Luis Miguel, que a finales de 2024 fue sometido a una estimulación cerebral profunda que le ha cambiado la vida. Y para bien.

Este año se cumple una década desde que el Hospital Reina Sofía de Córdoba le detectó la enfermedad a este licenciado en Turismo, para quien el diagnóstico “fue todo un palo”. A lo largo de estos diez años, en su caso, el párkinson ha ido evolucionando y los tratamientos farmacológicos apenas le hacían efecto. Tenía dificultades “para andar, comer y hablar debido a la rigidez de los músculos”, recuerda. Por las mañanas sufría doblamiento de pies y calambres, llegando a tener que esperar hasta una hora para poder caminar. Actividades tan cotidianas como llevar a su hija al colegio o jugar con ella en el parque se habían convertido en todo un desafío.

En las últimas consultas con la jefa de la Unidad de Neurología del Reina Sofía, y doctora de Luis -María Teresa Cáceres Redondo-, le comentó la existencia de la estimulación cerebral profunda ante casos avanzados como el suyo. Él aceptó entrar en lista de espera y su intervención fue catalogada como urgente. El pasado mes de agosto, la situación empeoró aún más, por lo que a finales de septiembre fue sometido a las pruebas preoperatorias, que“ mostraron una excelente respuesta a la levodopa, un medicamento utilizado para tratar los síntomas del párkinson”. Esto, unido a que las funciones cognitivas de Luis eran normales, fueron factores determinantes para considerarlo apto para la estimulación, que se llevó a cabo el pasado 2 de octubre en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

La intervención quirúrgica consiste en la implantación de electrodos en el cerebro. Durante la cirugía, que duró aproximadamente tres horas, Luis Miguel tenía anestesia local y permaneció despierto para que los neurocirujanos pudieran localizar el punto óptimo de estimulación monitorizando sus reacciones. Esos electrodos van conectados un neuroestimulador en la parte inferior del tórax y es el encargado de enviar los impulsos eléctricos a los electrodos cerebrales.

Desde la operación, la vida de Luis Miguel ha experimentado una transformación radical. Según su testimonio, los temblores y espasmos han desaparecido por completo. Ya no experimenta el doblamiento de pies matutino y ha recuperado la independencia para las actividades básicas de la vida diaria. Ahora, Luis Miguel también puede subir a su hija al columpio e, incluso, conducir. Pero la mejoría ha ido mucho más allá: ha reducido significativamente su medicación, pasando de tomar diez pastillas al día a solo una, y han desaparecido las obsesiones e impulsos relacionados con sus hobbies. “Me dio por el bricolaje y me lie a comprar herramientas de todo tipo. Ahora me llama mi padre y me dice que qué hace con todo lo que tiene en su casa”, afirma entre risas en la entrevista con Cordópolis.

La estimulación cerebral profunda no es una cura para el párkinson, ya que la enfermedad sigue avanzando. Sin embargo, en casos como el de Luis Miguel, mejora significativamente la calidad de vida. El dispositivo implantado puede durarle entre 15 y 20 años, y requiere una carga semanal mediante Bluetooth. Además, el paciente dispone de un mando para regular los electrodos en caso de necesidad.

Esta enfermedad neurodegenerativa, crónica e invalidante afecta en España a unas 160.000 personas y a unas 22.000 en Andalucía. De ellas, el 10% sufre la patología en estado avanzado, momento en el que se aplican técnicas como esta que ha supuesto un cambio de vida de 180 grados para este cordobés a quien el párkinson le sorprendió de forma tan precoz.

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