Andrea Páez, la cordobesa de 23 años con la cuarta mejor nota de España para ser psicóloga en un hospital público
Andrea Páez nunca olvidará aquellas sesiones a las que acudía con su psicóloga cuando tenía 15 años. Gracias a esta profesional, esta cordobesa visualizó su futuro. Ella quería convertirse en la psicóloga que tanto la estaba ayudando. Hoy, la joven tiene tan solo 23 años y acaba de conseguir la cuarta mejor nota en el examen para obtener una plaza de Psicólogo Interno Residente (PIR) y ejercer en hospitales públicos de España. En enero se presentó por segunda vez a estas pruebas. Un triunfo meteórico a base de constancia y esfuerzo quien, además, formó parte de la primera promoción de Psicología de la Universidad de Córdoba (UCO). Es la única egresada de esta institución académica que se ha situado entre las diez mejores notas de las titulaciones de Medicina, Farmacia, Enfermería y ámbito de la Psicología, la Química, la Biología y la Física, aunque hay otro egresado que también ha conseguido superar el PIR.
Vecina de Encinarejo, desde hace años vive con su madre en el barrio del Parque Figueroa. Es a ella a quien también dedica este gran logro. Su progenitora opositó en su día y hoy es funcionaria de la Ciudad de la Justicia de Córdoba, por lo que sabía de antemano el sacrificio que supone prepararse unas oposiciones y conseguir plaza. Entre sesiones y sesiones, cuando Andrea estaba cursando 3 de ESO, ya supo que quería estudiar Psicología. Su media de bachillerato fue 9,57 y en Selectividad consiguió un 9,38 sobre 10. Tras ello, pasó a engrosar aquella lista de los primeros 60 estudiantes que comenzaron a estudiar esta carrera en la UCO.
Reconoce que aquellos cuatro años pasaron “muy rápido” y solo tiene buenas palabras para todo el profesorado, especialmente por su “calidad humana”. Entre estos profesionales se encuentra Esperanza García, coordinadora del Grado de Psicología. Ella también fue una estudiante brillante, obteniendo una mención europea y el Premio Extraordinario de Doctorado por la Universidad de Málaga. Sin dudarlo, García califica a Andrea como una alumna “increíble, con muchas habilidades y con un enorme potencial”. Aunque insiste en que el mérito del resultado del PIR es íntegramente de ella, desea que su paso por la Universidad le haya aportado mucho “no solo al estudio, sino también a su futuro laboral”.
Las notas del PIR son provisionales, aunque, previsiblemente, las posibles modificaciones afectarán poco o nada tanto a la calificación de Andrea como a su posición en el ranking nacional. Desde que terminó la carrera, la joven también tuvo claro que quería realizar estas pruebas para poder ejercer en el sistema sanitario público español. Así que, en julio de 2022 se graduó y en agosto empezó a estudiar para el PIR de 2023, que fue en enero. “Aquello fue una locura, pero tras graduarme estaba muy motivada y tenía muchas ganas, aunque sabía que había poco tiempo y era muy difícil conseguir plaza”. No obstante, se presentó para conocer en qué consistía la prueba.
Tras hacer el examen y no obtener plaza, a finales de marzo de retomó el estudio para el PIR de 2024, dedicándose únicamente a preparar esta prueba. Esto es todo un privilegio para los opositores: poder dedicar tu tiempo únicamente al estudio y no compatibilizarlo con un trabajo. En ese sentido, se deshace en halagos hacia su madre, quien le “ha facilitado mucho las cosas desde la comprensión porque ella también en su día opositó”.
¿Y qué hará ahora Andrea? Pues, volar. Con 23 años, toda una vida por delante y no habiendo experimentado nunca la aventura de la independencia, afirma que elegirá plaza en algún hospital público fuera de la ciudad califal. Todavía no tiene muy claro dónde: si Andalucía, para no estar muy lejos de su lugar de origen, o si se decantará por Madrid. “Amo Córdoba, pero quiero salir, crecer y verme cómo me desenvuelvo sola”. Será en mayo cuando Andrea comience esta experiencia que, quién sabe, la estaba esperando desde aquella adolescencia.
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