ENERGÍA
Más de 14.000 familias cordobesas se organizan en cooperativas para producir energía barata y verde
Rafael Estévez es bombero forestal. Vive y trabaja en Villaviciosa de Córdoba. Y es padre de tres hijos. Paga entre 60 y 70 euros de factura eléctrica. En el mejor de los casos y si salta de oferta en oferta a través de la selva energética nuestra de cada día. Su madre, que vive un piso más arriba con dos de sus hermanos, paga más. No hay mes que baje de 105 o 110 euros. Justo por eso, hace unos cuantos meses escuchó con las orejas bien abiertas el proyecto de comunidades energéticas que se está poniendo en marcha en todo el territorio provincial.
La idea es sencilla. A cambio de una inversión máxima de 1.500 euros, más de 14.000 familias de Córdoba y provincia serán dueñas de su propia planta fotovoltaica de producción energética. Se trata de una iniciativa pionera en el ámbito andaluz, que abre un nuevo horizonte a miles de personas que deseen desconectarse del oligopolio eléctrico, en un contexto de crisis energética y fuertes subidas de la factura de la luz. El plan ha sido impulsado por la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo, Consumo y Servicios (Faecta), en colaboración con el grupo vasco Mondragón, la mayor cooperativa de Europa.
Estévez contactó con Faecta y convocó una asamblea informativa en otoño pasado. La sala se abarrotó. “El mercado eléctrico está controlado por un oligopolio que establece cuáles son los precios. Y producen al precio más alto posible”, protesta este vecino del Guadiato. Por eso está convencido de que los ciudadanos “tenemos que tomar decisiones” y aprovechar instrumentos como los que ofrecen las comunidades energéticas para escapar del “circuito diabólico” de las compañías eléctricas.
Medio año después, la cooperativa del Guadiato 2 ya está constituida y Estévez es uno de sus promotores. El terreno para la planta fotovoltaica ya está comprado. Se trata de un antiguo vertedero en el término municipal de Villaviciosa, que hoy es un solar estéril sin valor agrícola alguno. Porque esa es otra de las claves: la filosofía verde preside todo el proyecto, no únicamente en la generación de energía limpia, sino también en la elección de tierras para su ubicación.
Estévez está muy comprometido con la iniciativa. Y repasa todas sus virtudes. La primera es la posibilidad de generar su propia energía “sin intermediarios”, que hacen un pingüe negocio con un servicio ciudadano básico. Y la segunda es que la gestión de la planta solar tendrá un carácter netamente democrático, gracias al mecanismo cooperativo en la toma de decisiones. “A nosotros nos pareció un proyecto muy bonito”, subraya el bombero forestal.
Quince cooperativas ya constituidas
Por ahora, hay 15 cooperativas constituidas en toda la geografía provincial. Los terrenos ya están disponibles y después del verano comenzarán las obras de las miniplantas solares. Cada una de ellas producirá más de un megavatio con capacidad para abastecer a entre 800 y 900 familias. También podrán integrarse en la comunidad energética pymes y entidades locales. Las plantas se levantarán sobre una hectárea de terreno, aunque muchas cooperativas disponen de más superficie, ante la eventualidad futura de ampliar las instalaciones.
El ahorro calculado para cada socio será muy significativo. Las familias con un consumo medio de 3.000 kilovatios al año percibirán una disminución de su factura eléctrica en torno al 42%, cuando su aportación al proyecto se sitúa en 1.474 euros, según el estudio presentado por Faecta. “Nosotros calculamos el consumo anual de cada socio y le mandamos un informe personalizado con el número de placas que va a necesitar”, asegura Francisco Molina, presidente de Faecta.
La factura eléctrica contiene unos costes fijos que hay que pagar obligatoriamente. El precio del kilovatio consumido es lo que varía. Y las comunidades energéticas diseñadas por Faecta garantizan un descenso drástico de la tarifa. “Si el consumo medio actualmente está en 15 o 16 céntimos, nosotros vamos a ofrecer un precio que no superará los 3,5 céntimos por kilovatio”, puntualiza Molina. Y en ese precio está incluido el mantenimiento de la planta y la gestión de la cooperativa, además de la amortización de la inversión inicial de los socios.
El desembolso de cada cooperativista, por cierto, podría verse reducido a la mitad si finalmente se aprueba la subvención solicitada al Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). La ayuda demandada asciende a 17 millones de euros en el conjunto de las 15 plantas fotovoltaicas. La instalación solar del Guadiato 2, por ejemplo, está presupuestada en 2,2 millones de euros. La subvención solicitada cubriría la mitad del coste, lo que reduciría notablemente la aportación de cada cooperativista.
Las plantas también dispondrán de cinco puntos de recarga de coches eléctricos. Un software permitirá a los socios controlar la producción de sus placas solares y conocer el consumo diario. También facilitará la participación telemática en la asamblea y el voto digital. Todos los costes previos de la constitución de cooperativas y adquisición de terrenos los está asumiendo provisionalmente Mondragón, que es también la entidad que aporta la tecnología y el modelo de generación cooperativa de energía.
Paqui Navarrete está segura de que es un proyecto bueno para Córdoba y también para su bolsillo. Vive en Valdeolleros con su pareja y es miembro de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos Al Zahara, que colabora ocasionalmente con Faecta. El año pasado les presentaron el proyecto y organizaron unas jornadas para explicar las ventajas de formar parte de una de las cooperativas energéticas.
De un recibo de 128 euros a uno de 70
“Yo no tengo posibilidad de montar placas solares en mi vivienda y esta es una buena solución”, asegura por teléfono. Actualmente, paga por la factura de la luz unos 70 euros mensuales, aunque ha tenido picos muy superiores. En enero pasado, por ejemplo, su actual compañía eléctrica le pasó un recibo de 128 euros. “Y eso controlando el gasto”, subraya. Con la comunidad energética, la factura se reducirá a la mitad. “Nadie se lleva beneficios y seremos socios de un proyecto de energía renovable”.
En su opinión, el actual mercado energético es una “barbaridad”. “Vivimos muy mediatizados por el gasto de la luz y hay gente invirtiendo mucho dinero en placas solares. Tengo amigas que se han gastado siete u ocho mil euros”, sostiene. Esta es una solución para “desvincularse del oligopolio eléctrico”, además de que es una iniciativa “inclusiva”, que pone a los vecinos en el “eje de la gestión energética”. Los socios tienen el compromiso de mantener la tarifa fija por 25 años y pueden abandonar la cooperativa cuando lo deseen.
Esta es la primera experiencia de esta naturaleza que hay en Córdoba y Andalucía. En otros puntos de la comunidad autónoma ya se han puesto en marcha proyectos cooperativos, pero ninguno tiene carácter provincial. El plan está coordinado con la Diputación de Córdoba, que ha colaborado estrechamente en su aplicación tras un acuerdo firmado con la Agencia de la Energía de la entidad provincial. La capital contará con 4 plantas fotovoltaicas. Dos se levantarán en el Valle del Guadiato y otras dos en la Vega, el Alto Guadalquivir, la Campiña Sur y la Subbética. Los Pedroches dispondrá de una.
“Nuestra idea es extender este proyecto a todas las provincias de Andalucía y crear un gran grupo energético andaluz”, anuncia Francisco Molina. En ese escenario futurible, más de 120.000 familias andaluzas podrían en un breve periodo de tiempo generar su propia energía a un coste barato y bajo impacto ambiental. Sería entonces cuando Faecta podría impulsar una comercializadora y desvincularse de Ekiluz, filial de Mondragón y Repsol.
Los beneficios medioambientales son muy notables. Cada planta ahorraría la emisión de 513 toneladas de gases de efecto invernadero al año, lo que equivale a una plantación de 39.000 árboles, según las cifras que maneja Faecta. “Nosotros no optamos por que se construyan macroplantas, que ocupen nuestro territorio y se lleven la energía fuera para especular”, precisa Molina. Y agrega: “Estamos dentro de lo que se denomina economía circular. Nuestro objetivo es producir la energía que consumimos y evitar que los ciudadanos hagan una transferencia de renta pagando más por la luz que generan las grandes empresas”. El proyecto también contempla que las empresas de mantenimiento o proveedoras de las plantas fotovoltaicas sean del entorno geográfico.
Este modelo comunitario de energía está avanzando en toda España, gracias al impulso decisivo de Mondragón a través de su cooperativa Krean. “La idea es que haya en el Estado español un gran grupo cooperativo que tenga capacidad de influir en el sector energético y que esté controlado por la ciudadanía”, concluye el presidente de Faecta.
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