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Un 'secuestro virtual' en Fátima de más de cinco horas

Recreación de una llamada para un 'secuestro virtual'.

Alfonso Alba

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Una familia cordobesa sufre la estafa de una banda organizada que a través del teléfono aseguró que había secuestrado a su hija y que si no pagaban la mataría | La madre pagó más de 1.000 euros y llegó a acudir a Villafranca, donde supuestamente le iban a entregar a su hija, que nunca estuvo secuestrada

“Han sido las cinco peores horas de mi vida. Esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo”. Antonio (es un nombre ficticio) es el marido de una mujer que este martes pasó la peor mañana de su vida. “Es que todavía no lo tenemos asimilado”, se lamenta. Su mujer fue víctima de un secuestro virtual en un episodio que no es aislado (la Policía Nacional ha recibido en Córdoba ya varias denuncias por hechos similares) pero sí que es el más grave que se ha producido en la ciudad en este tipo de nuevos delitos, de nuevas estafas.

El martes por la mañana, la mujer de Antonio estaba en su casa de la barriada Fátima cuando recibió una llamada en su teléfono móvil proveniente de un número oculto. Al otro lado del auricular, una voz con claro acento sudamericano fue al grano. “Tenemos secuestrada a su hija y si no nos entrega 5.000 euros la vamos a matar”. La mujer llegó a escuchar incluso de fondo una voz que supuestamente era la de su hija pidiéndole a su madre que hiciese todo lo que le pedían los supuestos secuestradores. La mujer no lo dudó y sin colgar nunca la llamada se puso a las órdenes del secuestrador.

“Durante cinco horas no dábamos con ella”, explica Antonio, todavía conmocionado. “El teléfono no paraba de comunicar y no sabíamos nada. Me puse a buscarla por todos sitios. Me puse en lo peor”, detalla. La mujer salió apresuradamente de su casa mientras seguía las órdenes del secuestrador, que le advertía que la estaban vigilando, que un coche la seguía y que si avisaba a la Policía o alertaba a alguien matarían a su hija. Mientras, su marido no sabía dónde estaba ni a dónde había ido.

Según detalla Antonio, la mujer acudió a su oficina bancaria, en el barrio de Fátima, donde consiguió rebajar la cantidad de dinero que le pedían los secuestradores. De 5.000 euros pasaron a poco más de 1.000, el importe íntegro de la pensión de su marido, que acababan de ingresarle en el banco. La mujer hizo la transferencia a un número de cuenta que le facilitaron los secuestradores, quienes para asegurarse de que el dinero llegaba, hicieron tiempo con su víctima torturándola durante varias horas más.

Según consta en el relato, denunciado ante la Policía Nacional, los secuestradores, que no paraban de intimidar a su víctima y amenazar con matar a su hija si hacía algo, le indicaron que acudiera hasta la estación de autobuses de Villafranca de Córdoba. Supuestamente, era allí donde iban a soltar a su hija. La mujer, llorando, se dio cuenta de que no llevaba dinero encima, y paró a una vecina del barrio, a la que se lo pidió, sin decirle para qué. Rápidamente, se subió en un taxi y se dirigió hacia Villafranca de Córdoba.

Hasta que la mujer no llegó no pudo ponerse en contacto con su familia, al sentirse ya víctima de un engaño. Habló con su marido y después con su hija, comprobando que nunca había estado secuestrada y que todo había sido una cruel estafa. “Seguro que me llegarán las multas del radar, pero acudí todo lo rápido que pude a Villafranca”, explica Antonio, que hace años sufrió un infarto y cuya salud es delicada desde entonces. “El daño psíquico que esto nos ha provocado es terrible”, explica.

El matrimonio, destrozado, acudió a la Comisaría de la Policía Nacional en Campo Madre de Dios, donde denunció lo que le acaba de ocurrir. Rápidamente, los agentes y el personal del banco trataron de frenar el ingreso de la transferencia bancaria, que ya se había producido, e iniciaron una investigación que no es única. Fuentes de la Policía Nacional reconocen que en los últimos días se ha producido un incremento de llamadas muy parecidas en la ciudad de Córdoba. Al menos, se han registrado varias denuncias, aunque ninguna tan grave como la de esta familia de Fátima.

SECUESTROS VIRTUALES EN TODA ESPAÑA

Hace meses, la Policía Nacional ya advirtió a la población de este tipo de estafas, que se estaban generalizando. Entonces advirtieron que el modus operandi sigue las mismas pautas: los supuestos secuestradores realizan llamadas desde teléfonos ocultos o con el prefijo 0056 (Chile), e intentando desde el primer momento intimidar a la víctima para que, ante su situación de nerviosismo, les facilite más información sobre el supuesto familiar secuestrado y hacer incluso más creíble la situación. El objetivo es que, ante frases como “mamá, estoy secuestrado” o “me quieren matar”, la víctima no pueda colgar para comprobar la veracidad de los hechos y pague el rescate que oscila entre los 1.000 y 10.000 euros.

Su modus operandi consiste en efectuar llamadas indiscriminadas, preferiblemente a teléfonos fijos, de potenciales víctimas españolas y en el momento en que estas descuelgan les comunican que su hijo u otro familiar está secuestrado. Los investigadores apuntan a que cuando una llamada les produce resultados positivos, los delincuentes continúan telefoneando a los números sucesivos. Esto explica que numerosas víctimas se concentren en los mismos barrios o localidades.

Para dar más credibilidad a las amenazas, los delincuentes, con marcado acento sudamericano, además de identificarse como miembros de bandas criminales, llegan incluso a imitar la voz de los presuntos familiares secuestrados, imitaciones que duran apenas segundos para evitar que la víctimas, inmersas en un gran nerviosismo por las amenazas recibidas, descubran el engaño. También recurren a efectos sonoros que despierten terror en los interlocutores y les atenace. De esta forma conducen a sus víctimas a un bloqueo que les impide comprobar la veracidad de la amenaza y la localización de los supuestos rehenes, a no realizar preguntas para las que los secuestradores no tienen respuestas, a no avisar a la Policía y a pagar cuanto antes.

LA PRIORIDAD: EL PAGO RÁPIDO

En este nuevo repunte de llamadas, los delincuentes han pasado del pago mediante depósitos a través de compañías internacionales dedicadas a tal actividad a las entregas en mano, haciéndoles creer que están vigilando para que no intenten realizar ninguna otra llamada o comprobación. Los autores de este tipo de estafas prolongan la llamada durante bastante tiempo con dos objetivos: por un lado evitar que la víctima pueda corroborar la veracidad de la información y por otro conseguir que realice un pago rápido.

DESCONFÍE Y LLAME AL 091

Desde hace más de un año, cuando se detectó esta modalidad de estafa, la Policía Nacional ha alertado de estas llamadas y ha difundido periódicamente unas pautas de prevención a través de los medios de comunicación y sus canales en redes sociales. Esta labor de prevención había logrado casi reducir a cero el número de llamadas, pero en las últimas semanas parece que otras personas relacionadas con la trama continúan con esta modalidad delictiva con fines lucrativos. Por ello los especialistas en secuestros y extorsiones de la Policía Nacional insisten: desconfíe de este tipo de llamadas y contacte de inmediato con la Policía Nacional -a través del 091 o en cualquier comisaría- si recibe una de estas comunicaciones desde un número privado o desconocido.

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