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Rey Heredia: de colegio abandonado a centro social en menos de 24 horas

Rey Heredia está ocupado desde el pasado viernes por la noche. FOTO: MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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La Asamblea por la Dignidad ocupa desde el viernes por la noche un espacio que pretenden que sea usado por el barrio con un comedor social y clases particulares para niños de padres sin recursos

Fueron muchas las manos que empujaron la puerta para que se abriese, pero tampoco faltan las manos necesarias para convertir el colegio abandonado Rey Heredia, a espaldas de la Torre de la Calahorra, en un auténtico centro social autogestionado y ocupado. Como si se tratara de un pequeño ejército, los niños repitan los murales desconchados del patio y los mayores reparan el sistema eléctrico, limpian el patio (la basura acumulada alcanzaba un grosor de varios centímetros), las aulas, ponen en marcha las cocinas, revisan el sistema de agua, los servicios y vuelven a hacer funcionar un lugar que llevaba abandonado desde mediados del año 2011. Es lo que se ha venido en llamar la Asamblea por la Dignidad de Córdoba, que ha convertido el edificio abandonado del antiguo colegio de Rey Heredia en un centro social para el barrio del Sector Sur en menos de 24 horas.

El día en que salió el último niño del histórico colegio Rey Heredia de Córdoba, al acabar el curso 2010-2011, los profesores decidieron llevarse el escudo de la II República que había sobrevivido a la Dictadura de Franco sobre la puerta del centro educativo. Se subieron a una escalera, lo desmontaron y se lo llevaron al colegio Fray Albino. Sabían que el edificio del centro Rey Heredia, construido en 1917, iba a pasar muchos años abandonado (y saqueado) antes de su anunciada demolición: el Plan General del Ayuntamiento de Córdoba prevé convertir la zona en una gran plaza en el entorno de la histórica Torre de la Calahorra.

Pero el viernes por la noche, más de 200 personas no tuvieron más que empujar la puerta del colegio Rey Heredia, entrar dentro y dar por “ocupado” el centro, y convertirlo en lo que han llamado la Acampada por la Dignidad, a imagen y semejanza de las que este año han crecido por Extremadura para demandar una renta básica para los parados. Estas 200 personas venían de una manifestación convocada por distintos colectivos sociales contra el recorte de las pensiones (eran en total más de medio millar) y salvo pequeñas identificaciones policiales, entraron en el colegio sin mayor problema.

En la madrugada del viernes al sábado durmieron unas 35 personas en el centro. “Teníamos más voluntarios, pero determinamos que no hacía falta”, explica Rafael Juan, uno de los portavoces de la ocupación. Ya desde el sábado bien temprano no faltaban manos para volver a poner a funcionar un histórico inmueble. Los voluntarios de la Acampada por la Dignidad de Córdoba (la mayoría son activistas de CNT, del Frente Cívico de Julio Anguita, que ayer estaba allí visitando la ocupación, de Equo, de sindicatos educativos y de distintos colectivos de parados de la zona) ya tienen pensado incluso en qué quieren convertir el antiguo colegio Rey Heredia: a partir del miércoles funcionará un comedor social para alimentar a los parados de larga duración del barrio, un grupo de profesores dará clases particulares gratis “a los hijos de padres que ya no pueden permitírselo”, recuerda Rafael Juan, y también convertirán el centro en un lugar de reunión y lucha social, con charlas, asambleas de parados y la cesión de las aulas a los colectivos del distrito que lo necesiten para sus actividades.

En principio, no tienen miedo al desalojo. Aunque el colegio Rey Heredia es propiedad del Ayuntamiento de Córdoba, el centro está cedido a la Junta de Andalucía, que pese a cerrarlo hace dos años aún no se lo ha devuelto a su propietario. Los activistas de la Asamblea por la Dignidad cuentan con que la Junta de Andalucía hará como con la finca de Palma del Río de Somontes (también de su propiedad y ocupada desde hace dos años por jornaleros del Sindicato Andaluz de Trabajadores): los dejará hacer.

Ayer, por los pasillos del colegio Rey Heredia, caminaba Julio Anguita, que se había acercado a solidarizarse con los acampados. Anguita, ex alcalde de la ciudad y profesor jubilado, admiraba la construcción del centro, “con techos altos, sólo seis aulas y un gran patio en el centro para que entre la luz, como una gran casa”, recordaba, a la vez que felicitaba a los activistas.

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