El lince resistió en la sierra de Cardeña cuando estuvo a punto de extinguirse
En el año 2002, el lince ibérico agonizaba. Este simbólico felino peninsular se estaba extinguiendo. Hace 22 años apenas quedaban 62 linces adultos en la Península y los expertos auguraban que iban a seguir el camino del bucardo, la cabra pirenaica que se extinguió completamente unos años antes.
Entonces, el hábitat del lince ibérico se había reducido tanto que apenas sobrevivía en dos zonas muy pequeñas y además muy separadas entre sí: el parque nacional de Doñana y el parque natural de Andújar-Montoro (entre las provincias de Córdoba y Jaén), pero especialmente en un inaccesible espacio de Cardeña.
2002 está considerado como el peor año para la población de lince ibérico, que este jueves ha logrado salir de la declaración de especie en peligro de extinción tras años de trabajo. La mayoría de los linces vivos entonces estaban en Cardeña: un total de 53 individuos, con 18 hembras y 16 cachorros censados. A día de hoy, los linces han desbordado el parque natural de Andújar-Montoro, han salido de Cardeña en busca de conejos y han creado lo que los expertos llaman una “metapoblación” denominada Sierra Morena Oriental.
Así, aquellos linces de 2002 son los abuelos de los que hoy se distribuyen por Andújar-Cardeña, Guarrizas, Guadalmellato, Campo de Montiel y Guadalmez, ambas ya en Ciudad Real. “Hay un intercambio fluido”, señalan desde el proyecto LIFE Lynx-Connect.
Los linces comenzaron a extinguirse por dos motivos: el retroceso de su hábitat natural y la falta de alimento. Este felino caza conejos silvestres, que hace más de dos décadas sufrieron una grave enfermedad, la mixomatosis, que casi los extingue también. La ausencia de alimento provocó el debilitamiento de los linces, que también sufrieron muertes accidentales debido a los numerosos atropellos en carreteras.
En el año 2000, el Parlamento Europeo aprobó una estrategia medioambiental para salvar al lince ibérico. Las administraciones españolas, especialmente la Junta de Andalucía, recibieron fondos europeos para restaurar los hábitats perdidos. Y poco a poco se fue consiguiendo. Especialmente notable ha sido la intervención en el Guadalmellato, pero también en el entorno de La Breña II, con millonarias medidas compensatorias.
El lince ibérico ha consolidado en el último año su población en distintos puntos de la provincia de Córdoba y el censo de 2023 sobre estos animales muestra cómo casi medio millar de ejemplares deambulan por territorio cordobés. La población se ha multiplicado por nueve en los últimos 20 años.
Especie vulnerable aún
El lince ibérico ha pasado de ser una especie “en peligro de extinción” a tener un estatus de “vulnerable” en la Lista Roja de Especies Amenazadas, según ha anunciado este jueves 20 de junio la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Tal y como recoge la UICN, los esfuerzos de conservación de esta especie clave se han centrado en aumentar la abundancia de su presa, el conejo europeo en peligro de extinción (Oryctolagus cuniculus), proteger y restaurar el hábitat forestal y de matorral mediterráneo, y reducir las muertes causadas por la actividad humana.
Aún así, la UICN ha subrayado que el lince ibérico sigue amenazado --principalmente debido a las posibles fluctuaciones de la población de conejos europeos si se producen nuevos brotes del virus--, y que la especie también es susceptible a las enfermedades de los gatos domésticos. Asimismo, la caza furtiva y los atropellos siguen siendo amenazas, especialmente cuando carreteras con mucho tráfico atraviesan el hábitat del lince y, paralelamente, las alteraciones del hábitat relacionadas con el cambio climático son una amenaza creciente.
El coordinador del proyecto LIFE Lynx-Connect, Francisco Javier Salcedo Ortiz, que lideró la acción de conservación del lince ibérico, ha calificado la noticia como “la mayor recuperación de una especie de felino jamás lograda a través de la conservación”.
“Este éxito es el resultado de la colaboración comprometida entre organismos públicos, instituciones científicas, ONG, empresas privadas y miembros de la comunidad, incluidos propietarios de tierras, agricultores, guardabosques y cazadores locales, y los actores financieros y apoyo logístico del proyecto LIFE de la Unión Europea (UE)”, ha indicado.
Según señala la UICN, el lince ibérico está prácticamente agotado en su primera evaluación del Estado Verde de las Especies (el estándar mundial para medir la recuperación de especies y evaluar el impacto de la conservación). Sin embargo, su alto legado de conservación refleja el impacto de los esfuerzos de conservación hasta la fecha, y “queda suficiente hábitat adecuado para que la especie pueda alcanzar el estado de recuperación total en 100 años, suponiendo que los esfuerzos de conservación continúen con la máxima eficacia”.
La Lista Roja de la UICN se fundó en 1964 y ha evolucionado para convertirse en la fuente de información más exhaustiva del mundo al respecto del estado de conservación global de especies de animales, hongos y plantas.
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