China impone aranceles al cerdo y frena las aspiraciones de los ganaderos cordobeses
La guerra comercial entre Bruselas y Pekín ha terminado por golpear de lleno al campo cordobés. China ha anunciado la imposición de aranceles temporales de hasta el 62% a la carne de cerdo procedente de la Unión Europea, una medida de represalia tras las sanciones europeas a los vehículos eléctricos chinos.
La decisión frena de manera abrupta las aspiraciones de los ganaderos de Los Pedroches y del Guadiato, que en los últimos meses habían intensificado contactos para abrir la puerta a la exportación hacia el gigante asiático. La previsión era que, en esta misma campaña, comenzaran a salir los primeros lotes de porcino cordobés rumbo a China, un mercado considerado estratégico por su volumen y capacidad de mejorar los precios en origen.
“Es un jarro de agua fría”, reconocen fuentes del sector consultadas. La zona norte de Córdoba concentra una de las cabañas porcinas más importantes de Andalucía, con un tejido cooperativo fuerte y una industria agroalimentaria que aspiraba a diversificar mercados para reducir su dependencia del consumo interno y de la gran distribución.
El horizonte inmediato, sin embargo, se complica. Con un arancel de estas dimensiones, la carne de cerdo cordobesa pierde competitividad en China frente a otros orígenes como Estados Unidos o Brasil, que no sufren este castigo comercial.
El “efecto mariposa” de los coches chinos
Lo que parecía un asunto lejano —la pugna por los coches eléctricos— ha terminado impactando en la dehesa cordobesa. El “efecto mariposa” que se advertía hace meses se ha cumplido: las tensiones en la industria del automóvil han derivado en consecuencias para un sector tan distinto como el porcino.
La respuesta de China busca presionar a la UE en la mesa de negociación, pero mientras tanto son los productores los que pagan las consecuencias. “Hablamos de un mercado que podría habernos dado aire en un momento de costes disparados por la energía y la alimentación animal”, lamentan desde una cooperativa de Los Pedroches.
El Gobierno central ha defendido que trabaja para diversificar destinos y reforzar la presencia del cerdo ibérico en otros mercados, pero el frenazo chino llega en mal momento. En Córdoba, los ganaderos pedían precisamente un salto internacional para ganar margen económico, y confiaban en que el “made in Córdoba” encontrase hueco en Asia.
Ahora, las expectativas se enfrían y el temor es que, de prolongarse los aranceles, los precios en origen sufran todavía más presión. Una consecuencia directa de una guerra comercial global que, de nuevo, termina golpeando en lo local: la sierra cordobesa, el lugar donde se cría uno de los cerdos más reconocidos del país.
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