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El primer policía de España que ejercerá tras perder una pierna se vuelve a poner el uniforme

Rafa Prieto entrando en la comisaría cuatro años después | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Guardados en cajas y armarios. Esperando volver a ver la luz. Se mira en el espejo una y otra vez. De un lado. Del otro. Tiene frente a frente a quien hace cuatro años se jugó la vida contra sí mismo. Vestido con su uniforme de policía nacional, Rafa Prieto está tan sólo a una hora de volver al Cuerpo Nacional de Policía. Tras sufrir el brutal accidente en el que perdió su pierna izquierda, el joven decidió que toda la vestimenta policial permaneciera en casa de sus padres. Si algún día la volvía a ver sería para ponérsela de nuevo. Y así ha sido.

Pasan unos minutos de las 7:30. Reconoce estar nervioso mientras mueve una y otra vez la cucharilla de su café matutino. Habla pero no todo lo que quisiera. A las 8:30 debe estar de nuevo en la Comisaría de Doctor Fleming, su nueva casa, para tomar posesión de su nuevo cargo. Lo hará en el área de Participación Ciudadana, una de las unidades que permite a los agentes de policía estar aún más en contacto con la ciudadanía. De eso sabe Rafa bastante. Desde que se conociera su caso y su apuesta decidida por volver al Cuerpo, compañeros y gente de a pie se han acercado hasta él para agradecerle su compromiso con la sociedad. Este contacto con personas que ni siquiera conocía le ha recordado la importancia de que la Policía Nacional se mantenga con los pies con el suelo, defendiendo al ciudadano.

Este puesto es tan sólo uno de la decena de trabajos que puede realizar cualquier policía nacional en España si ve mermada sus condiciones psicofísicas. Así queda recogido en la Orden Ministerial de 1998 pero que la Dirección General de la Policía Nacional (DGPN) no tuvo en cuenta en los dos informes emitidos sobre el estado de salud de Rafa. Con 32 años y con muchas ganas de retomar su vida profesional, Rafa no dudó un instante en demandar al Estado para que le devolviera lo que conquistó nada más cumplir la mayoría de edad. En una sentencia pionera, la magistrada del Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 5 de Madrid le dio la razón, obligando al Ministerio del Interior a rectificar y a readmitir a Rafa en la Policía Nacional.

Lloró bastante el día en el que recibió el fallo de la sentencia. Hoy le vienen a la cabeza aquellos fantasmas de quienes le auguraban que no lo conseguiría. Y de otros tantos que se mostraban extrañados por que quisiera trabajar aún disponiendo de una pensión vitalicia. “Para eso no me hice policía”, sentencia. Nunca se planteó plantarse y barajó la posibilidad de acudir al Tribunal Supremo o al Constitucional si el fallo de la Audiencia Nacional no le daba la razón. Pero no ha sido necesario ya que Interior no se planteó recurrir.

Vestirse de nuevo como policía nacional le provoca un cúmulo de sensaciones y emociones muy alejadas de las decepciones que le han producido los altos mandos del Cuerpo. “Hoy es un día grande y para el que he estado esperando mucho tiempo. A partir de ahora ya sólo pueden llegar buenas noticias”, cuenta a CORDÓPOLIS instantes previos de poner rumbo a la comisaría, mismo lugar donde hace poco más de un año tuvo que entregar su placa cuando le fue decretado su pase a jubilación. La que le ha acompañado hasta ahora en su cartera es una mera réplica que tendrá que sustituir en apenas dos semanas, cuando reciba de nuevo la suya. Mientras se mira por última vez al espejo, su mujer -Lourdes Osuna- amamanta a su hijo. Enfermera del Hospital Reina Sofía, esta joven ha sido el segundo pilar de esta historia vital. Las manos y los pies, incluso, de cuando Rafa apenas podía dar un paso. “Mira qué guapo está papá. Ya era hora”.

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