La muralla del Cerro de la Cruz, posible testimonio de la destrucción violenta del poblado íbero
Luz verde a las nuevas excavaciones en el poblado íbero del Cerro de la Cruz. Ubicado en Almedinilla, es el único yacimiento visitable que hay en España de los momentos finales de la cultura íbera, cuando ésta ya entró en contacto (violento) con la romana. En los trabajos se busca, de hecho, confirmar el arrasimiento de este núcleo por parte de los romanos a través de la huella destructiva que se presupone que hay en la muralla.
Una muralla que a simple vista no se aprecia en este yacimiento arqueológico y que estaría, según ha indicado a este periódico el arqueólogo municipal de Almedinilla, bajo el actual vallado. Ahora este sistema perimetral va a ser retirado y colocado en otro lugar donde no afecte a la excavación. Para Muñiz es muy importante documentar la muralla, porque en ella se va a poder encontrar huellas de la posible destrucción violenta“ de este poblado.
El responsable del Ecomuseo del río Caicena-Museo Histórico de Almedinilla especifica que hay evidencias de que el poblado fue arrasado: Se sabe por el nivel de ceniza que cubre todo el yacimiento; por los almacenes y viviendas donde quedó todo bajo los escombros -libre de saqueos posteriores-; y por los restos humanos hallados por todo el lugar y que muestran cortes de espada y amputaciones.
“Todo esto nos lleva a pensar que el poblado ibérico fue destruido violentamente en el proceso de consolidación de la presencia de Roma. No sabemos en qué momento, pero probablemente fuera en las famosas revueltas de Viriato, en las guerras lusitanas”, indica. Así, este experto cree que, al igual que ocurrió con todos aquellos poblados ibéricos que habían prestado apoyo a Viriato, el Cerro de la Cruz fue “pasado a cuchillo e incendiado por el general Serviliano”.
Descubrir si el Cerro de la Cruz fue un 'opidum'
Aunque Muñiz y otros investigadores tienen bastante documentado este proceso de destrucción, la excavación en la muralla va a permitir determinar si este asentamiento fue un poblado fortificado, lo que en aquella época se llamaba Opidum. “Si documentamos que era un opidum, seguramente documentaremos la parte de la muralla que era de piedra, con algún posible torreón que también se intuye y sobre la que habría un alzado de ladrillo de adobe para la defensa”, explica Muñiz, que reconoce que “la muralla no está documentada arqueológicamente”.
Los trabajos los va a llevar a cabo el propio Ayuntamiento, a través del Servicio de Arqueología Municipal del Museo de Almedinilla. La idea es que arranquen en las próximas semanas y se prolonguen hasta finales de marzo. El Boletín Oficial de la Provincia ya ha dado luz verde a toda la obra, que también comprende la consolidación de muros y pavimentos originales y la instalación del nuevo vallado.
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