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Lucena apura sus opciones para frenar la “transmisión generalizada” de coronavirus

Cribado extraordinario de Covid en Lucena | ALEX GALLEGOS

Juan Velasco

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Juan, un joven lucentino de unos 30 años, recibió un sms en el móvil este miércoles que le indicaba que era una de las casi 2.000 personas escogidas para participar en el cribado extraordinario voluntario de test rápidos de antígenos que se iba a llevar a cabo el jueves en Lucena. Esta mañana, poco antes de las 10:00 cuando abandonaba la carpa instalada en el pabellón municipal, se iba a su casa contento porque por fin iba a tener algo de certeza.

“Yo quería hacerme la prueba. En marzo tuve síntomas al volver de Sevilla y no me la pude hacer. Y este verano me relajé, como todos, y en agosto también tuve algún síntoma, aunque en el centro de salud tampoco me la hicieron. Así que estoy contento, yo solo quiero saber si lo he tenido”, explicaba este joven, uno de los más de 40.000 habitantes de esta localidad, la segunda ciudad de la provincia de Córdoba en número de habitantes y una de las localidades andaluzas con la peor tasa de contagio de Andalucía.

En Lucena, este índice es de 885 casos por cada 100.000 habitantes, tomando como base las últimas dos semanas. Por menos de eso se han confinado barrios enteros en Madrid. Aunque en Lucena el confinamiento no parece estar sobre la mesa. Lo que sí está presente es “el miedo”, según Juan, que indica que la situación en el municipio “es difícil”. “Aquí no estamos confinados, vale, pero la gente cada vez tiene más miedo. Miedo hasta a ir al supermercado”, reconoce este joven antes de marcharse a casa a esperar un segundo SMS con el resultado de la prueba.

Es cierto. A poco que uno pregunta en Lucena, el confinamiento no parece una opción viable. El alcalde, el socialista Juan Pérez, aclara que es “la última herramienta” y que antes hay otras medidas intermedias que pueden servir para frenar el avance del coronavirus sin destrozar la economía. Los datos de los últimos dos días, en los que el número de contagios ha descendido bruscamente, respaldan su postura, a la que ha llegado, además, después de haber ido tomando numerosas medidas desde que a principios de agosto comenzaron a aparecer casos en este localidad de la Subbética, conocida por su fuerte tejido industrial.

Una boda con 400 invitados como foco inicial

La rumorología no es diferente en Lucena de la de otros municipios. En Montalbán y en La Rambla, los pueblos cordobeses más castigados por el Covid en agosto, no se tardó en buscar un foco de contagio que pudiera explicar lo que estaba ocurriendo. En Lucena se apunta a una boda celebrada a finales de julio y que contó con unos 400 invitados. A todo el que le preguntas te menciona “la dichosa boda”. Sin embargo, el alcalde prefiere no apuntar a un único foco, puesto que entiende que una boda celebrada en julio no explica el volumen de casos que hay dos meses después.

Así, mientras que el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, descartaba este miércoles que en Lucena hubiera “transmisión comunitaria”, el alcalde optaba por resumir el avance del virus en el municipio con un eufemismo: “Si no gusta ese término, llamémoslo transmisión generalizada”, confesaba sin rodeos.

A pesar de la franqueza del regidor a la hora de reconocer lo asentado que está el virus en la localidad, sus calles parecen permanecer un tanto ajenas a ello. Basta con dar un paseo por ellas para notar que, si bien hay menos movimiento del habitual, la actividad no se ha detenido ni mucho menos. Aparcar en el centro de este bello municipio, con una histórica huella judía, es prácticamente imposible, aunque algunas plazas libres -pocas- quedan en el parking junto al Ayuntamiento.

La plaza en la que está ubicado el consistorio, que uno imagina vacía en esta situación, no lo está. Todos los bares de la zona, con un aforo reducido al máximo, tienen al menos dos mesas ocupadas a la hora del desayuno. Los bancos públicos están llenos de ancianos y, sin excepción, la mascarilla es la principal protagonista de la vida en la localidad.

Un repartidor cruza la plaza con el carrito hasta arriba de paquetes por entregar. “A mí trabajo no me falta”, dice sonriente. Acaba de salir de la sede de Correos junto al Castillo del Moral, Monumento Histórico Nacional y, este jueves, otro de los puntos de cribado voluntario de Covid. En su interior guardan cola pacientemente media docena de vecinas de la localidad. Una de ellas deja que le adelanten porque está esperando a hacerse la prueba PCR en directo para Canal Sur.

El personal sanitario, por su parte, señala que la tónica está siendo de total normalidad. La mayoría de las personas que pasan por este puesto han sido escogidos por el SAS, si bien algún otro se acerca a pedir que le hagan la prueba por haber estado en contacto con un paciente que ha dado positivo.

Más miedo a una recesión como la de 2008 que al coronavirus

No es el caso de Laura -nombre ficticio-, que ha pedido permiso en el trabajo para poder ir a hacerse el test después de recibir el SMS este miércoles. Sorprendida ante la rapidez de la prueba, reconoce que acudía con un poco de miedo pensando que le iban a hacer un PCR. Como el test apenas le ha molestado, se marcha contenta de vuelta al trabajo.

Como en cualquier ciudad, el trabajo es el resorte que activa la convivencia forzosa con el virus. Lucena vive sobre todo del campo -como productora de aceituna y vino- y de la industria del mueble y del sector del frío. Además cuenta con importantes empresas del sector de las renovables. Desde que la pandemia estalló en Córdoba, el paro en Lucena ha subido en 7 puntos. Hace un año era del 19%, mientras que este agosto ha marcado un 26%. El temor a una crisis como la que sufrió la localidad en 2008 es mucho mayor que el miedo al virus.

En aquel entonces Lucena era una de las localidades más prósperas de España, aunque con una industria muy ligada a la construcción. El golpe fue dramático, con un aumento del paro del 163% entre 2008 y 2012. Desde este último año, el indicador de desempleo se ha mantenido más o menos estable por debajo del 20% hasta esta primavera, en la que ha vuelto a subir.

Con aquel golpe a la economía en el retrovisor, un confinamiento como el de marzo no se contempla hoy en Lucena. El alcalde, además, asegura que en el ámbito industrial y empresarial de la localidad apenas ha habido casos de Covid, ya que sus responsables se han tomado muy en serio la seguridad para frenar la pandemia.

Laura, sin embargo, reconocía en su empresa no habían querido hacerle pruebas de Covid a la plantilla. “Así que yo he aprovechado y ya me he hecho la prueba”, decía la joven antes de volver al trabajo, ya con la seguridad de que esta tarde o mañana tendrá los resultados de la prueba.

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