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Los jóvenes afectados por el impago del bono al alquiler: “Tengo que pedirle dinero a mis padres”

Imagen de archivo de unas llaves

María Berral

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El pasado mes de noviembre a los más jóvenes, y en situaciones económicas difíciles, se les encendió la luz cuando el Gobierno andaluz sacó el Bono Alquiler Joven. Sin embargo, siete meses después, solo ven oscuridad ya que aún no han recibido el dinero prometido -una ayuda mensual de 250 euros-. Esther (nombre anónimo), Aurora o Raquel son tres jóvenes cordobesas afectadas por este retraso en la bonificación que han hablado con Cordópolis.

En el caso de Esther, fue su pareja -de 24 años- la que solicitó esta ayuda con el tipo de contrato para su situación. Para ellos, el proceso ha sido toda una odisea desde el momento en el que decidieron presentar la solicitud. “El día 14 de noviembre el programa estuvo bloqueado constantemente, comencé a las 9:00 y no pude echarlo hasta 72 horas después”, explica Esther. Un problema que generaba preocupación ante la cantidad de solicitudes que se estaban presentando, “me daba ansiedad de ver que la gente lo estaba echando y a mí me diese error”.

Lo mismo le ocurrió a Raquel, de 26 años, de Ciudad Real que lleva ocho años viviendo de alquiler en Córdoba. Su truco para poder presentar la solicitud le quitó horas de sueño. Tras intentarlo durante toda la mañana del 14 de noviembre, “me levanté a las 4:00 de la mañana y conseguí echarlo”, cuenta. En ese momento, la ciudadrrealeña se encontraba trabajando a media jornada “con un sueldo de 500 euros” por lo que tenía que pedir ayuda a su familia. “Mi madre me ha tenido que pagar toda la comida, la gasolina y las cosas extras que no fuesen piso, luz, agua... y no podía darme un manjar porque no tenía para mucho más”, explica Raquel. Además, en su caso tuvo que cambiarse de piso “para tener un contrato legal que poder adjuntar en la solicitud”. Afortunadamente hace un mes ha encontrado un nuevo trabajo en una productora audiovisual que le permite “estar donde estoy”. Sin embargo, a día de hoy, “nunca sabes cuánto va a durar el trabajo y cuando pueden prescindir de ti”, expone la joven.

Aurora es teleoperadora por las mañanas y por las tardes tiene otro pequeño trabajo para ganarse un sobresueldo, ya que con el primer trabajo le llega a duras penas para vivir. “Con 700 euros no vivo y le tengo que pedir dinero a mis padres”, narra la cordobesa de 29 años. Con una carrera universitaria y sin haber llegado a encontrar aún un empleo de 8 horas, cuando conoció las ayudas al alquiler se planteó hacer un máster para opositar, contando con este dinero. Ahora estos estudios se los tiene que pagar su familia, por lo que su situación es “mucho peor que antes”. Mientras, Sergio lleva viviendo en Córdoba desde hace cinco y actualmente tiene que pagar 400 euros de piso con el sueldo de un trabajo a media jornada. “Tengo ahorros y tiro de ellos, pero tienes que sacrificar parte de la vida social e ir más justo, quitarte de cosas como pensar en vacaciones o cosas extra de ocio que son las que nos ayudan a desconectar”, indica.

Actualmente, los afectados de Andalucía se han unido en un grupo de Telegram y distintos grupos de Whatsapp, según la provincia. A través de ellos se van comunicando unos a otros las novedades en sus casos, si alguien ha conseguido algún tipo de información llamando a algún teléfono de contacto o si han recibido cualquier notificación. Y es que, el plazo que tenían para confirmar si sus solicitudes habían sido aceptadas o no era de seis meses. La última novedad que han conocido a través de estos ha sido un listado de personas solicitantes “cuya solicitud ha pasado a situación de Propuesta de Resolución Definitiva Favorable a fecha del 14 de junio”, así lo indica en la página web de la Junta de Andalucía.

“Gestión desastrosa”

Otra de las quejas que la totalidad de los entrevistados por este medio han señalado es la falta de información y la “gestión desastrosa” en cuanto a estas bonificaciones. “En el grupo han estado mandando correos y llamando pero nadie sabe de ningún sitio, les dicen que no tienen constancia de nada”, señala Raquel. A Esther las múltiples llamadas que ha realizado les ha solucionado pocas dudas. “Llamamos por teléfono y los funcionarios no te ayudaban, estarán cansados, pero cada vez que llamábamos nos decían que nos metiésemos en el apartado carpeta ciudadana. Te dicen que se basa a través de un robot que clasifica las solicitudes, pero no te dan más información”, expone.

Para la resolución de las solicitudes existía un plazo de seis meses que confirmase o no la aceptación de las mismas. “Fue el día de antes de cumplir cuando mandaron un mensaje genérico, hay gente en reserva de crédito o favorable”, explica Esther. Sin embargo, el mensaje “no sirve de nada” porque hasta la fecha siguen sin haber recibido el importe y tan solo ha cambiado el estado de su solicitud “de firmada a en trámite”. Sergio también ha llamado en numerosas ocasiones y conoce gracias a los grupos de ambas redes que “en todas las provincias pasan lo mismo”. “En Córdoba cuando llamé porque no aparecía en la lista de la última vez, la chica no sabía ni donde estaba la lista, la gestión es desastrosa, nadie sabe nada, cada uno va a su bola y es muy complicado que salga bien”, denuncia Sergio.

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