Historias que robó el Covid-19: Mercedes da a luz sola a su hijo con su pareja en la frontera de Marruecos
Dalil aún no ha podido tocar a su niño. Tampoco sabe cómo es su llanto. Lo que conoce de él es por lo que le cuenta su mujer, Mercedes, y por lo que ve a través de las numerosas videollamadas que realizan a diario. Después de tres abortos, Issac era un niño muy deseado. El nacimiento de un hijo siempre es un momento único e irrepetible pero esta pareja lo ha vivido de la manera más amarga posible. En el inicio del confinamiento, Dalil se encontraba en Tánger, trabajando para una empresa española de ingeniería. El cierre de fronteras y el no disponer de la nacionalidad española han impedido que este joven marroquí pueda volver a Córdoba, ciudad a la que llegó hace 20 años, donde se casó y donde ha formado una familia.
El pasado 29 de febrero, Dalil llegó a Tánger ya que, por cuestiones de trabajo, realiza continuos viajes a la ciudad marroquí. Cada 15 o 30 días, la compañía le da un permiso para viajar a Córdoba y estar con su pareja. Decretado el estado de alarma, Mercedes se encontraba en los últimos meses de gestación por lo que la preocupación de la pareja era máxima. Sin embargo, la pandemia ha echado por tierra la ilusión de vivir este momento tan importante en sus vidas.
“Estamos atrapados tanto españoles de origen marroquí como gente con tarjeta de residencia. El día 3 de abril se organizó un vuelo pero para las personas de origen español exclusivamente”, relata el joven, que estudió Ingeniería Agronómica en Córdoba. La presión de quienes se habían quedado en tierra llevó a que la embajada española en Rabat organizara otro vuelo con destino España.
Dalil tenía todas sus esperanzas puestas en este viaje. Sin embargo, los viajeros permitidos fueron las personas marroquíes con nacionalidad española, residentes y aquéllos que necesitaban volar a España por motivos sanitarios, laborales o familiares. Pero Dalil afirma que no se han tenido en cuenta estos criterios “ya que ha habido muchas personas que para nada cumplían esas exigencias y han volado”. Para poder acceder a estos vuelos, explica, los usuarios debían rellenar un formulario y enviarlo a la embajada española de Rabat.
La desesperación de Dalil le ha llevado a contactar con la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí (Itran), ubicada en Barcelona, “ya que es la única ONG que se está moviendo para que podamos salir de aquí”. El joven asegura haber contactado con todos los partidos políticos de Marruecos y de España, con Moncloa, con la Presidencia del Gobierno y con el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero no ha obtenido respuesta. “Tanto yo como las personas que seguimos en Marruecos nos sentimos abandonados ya que con nosotros no se está llevando a cabo ninguna aplicación de derechos ni de justicia”, relata Dalil, “destrozado” al no poder estar con su mujer y su hijo.
Por su parte, el presidente de Itran -Mohamed Alami- explica que en el vuelo del día 3 “se descubrió que viajaron personas que no habían nacido en España”. En el vuelo del día 7 de mayo afirma que también se produjeron irregularidades ya que “medio avión estaba ocupado por personas que no tenían carácter urgente o mujeres embarazada”. Estos hechos han llevado a Itran a formular sendas denuncias ante la Fiscalía General del Estado. “Es mentira que Marruecos no deje salir a nadie. Sólo pide un listado de los países en el que se solicite la llegada de sus residentes. España está emitiendo este informe a cuenta gotas ya que Francia ha fletado cinco barcos e Italia, tres”, cuenta Alami.
Mientras tanto, en Córdoba esperan Mercedes e Isaac, que ya tiene un mes. “No tengo nada más que ganas de llorar, de verdad, porque vemos que esto no tiene final”, asegura la joven, que auguraba que Dalil pudiera llegar al parto. “Pensábamos que la situación se iba a arreglar, pero no ha sido así”. El estrés ocasionado por la ausencia de su pareja llevó a que el bebé naciera antes de tiempo, dejando a los padres de Mercedes -que viven fuera de Córdoba- sin margen de tiempo para viajar a la capital. A las 5:00, Mercedes empezó a sentir las primeras contracciones y condujo hasta el hospital Quirón. El parto se complicó aún más y tuvo que ser sometida a una cesárea ya que el niño venía de nalgas. A las 9:58 ya lo tenía en sus brazos. El momento más especial de su vida lo vivió sola. Cuatro días después, recibió el alta y madre e hijo aún esperan la llegada de Dalil para vivir en familia el inicio de una etapa que ha robado el coronavirus.
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