Haze o cómo hacer creer en el futuro a los chavales de barrio
“¿Cuál es tu sueño? No es imposible, búscalo, día tras día por favor sonría, yo pude, tú puedes, siente la energía, puedes hacerlo, lucha, hoy es un gran día...”. No había un solo alumno en el repleto salón de acto del IES Guadalquivir que no se supiera ese estribillo de su ídolo, Haze, rapero sevillano cuyas letras y vida llevaban estudiando en una unidad didáctica específica para hacerles ver a los chavales que crecen en un barrio similar al del artista que, si él pudo, ellos también.
Él, Sergio López, conocido artísticamente como Haze y reconocido con premios a sus discos, compositor de canciones para películas como El Bola, Siete vírgenes o Yo soy la Juani, se crió en la barriada sevillana de Los Pajaritos y este viernes ha querido contar la crudeza de su vida para hacer de espejo frente a los chavales del barrio del Guadalquivir y decirles que, si él pudo, ellos pueden. “En el barrio la pobreza está presente, la violencia campa a sus anchas, la policía viene a diario. Es un barrio en el que se sufre”, recuerda.
Frente a él, un centenar de chavales de entre 12 y 16 años, que permanecen en silencio, escuchándole, atrapados por la historia de su vida, por la crudeza con que la relata y, a la vez, por la admiración que tienen ante el rapero del que se saben sus canciones. Pero hoy es Sergio, la persona de barrio como ellos, el que les habla para concienciarles de lo que verdaderamente tiene importancia en la vida: “Soy de un barrio como el vuestro, complicado. He vivido con la violencia al lado, con el maltrato, el bulling... He sufrido, pero he tenido la suerte de encontrar mi talento. Todos vosotros tenéis un talento, que os hace importantes, imprescindibles. Vuestra misión es encontrar ese talento y desarrollarlo”.
Les cuenta que su talento lo encontró en la poesía, escribiendo y leyendo. Eso lo ha convertido en la estrella del rap que es hoy en día, pero también en el licenciado en Filología Hispánica que quiso ser superados ya los 30 años y en quien hoy en día estudia inglés a diario para ser profesor en una universidad de Estados Unidos. Detrás de eso queda una infancia y adolescencia en Los Pajaritos, marcada por la violencia, la droga, los robos, la muerte de la mayoría de sus amigos debido a las adicciones y sus consecuencias, y hasta un mes y un día en prisión por ello. “Me vino como agua de mayo. No me hizo falta ni un día más para cambiar”. Salió de la cárcel y empezó a hacer deporte, a leer, a escribir canciones de rap y a estudiar una carrera. Ahora, está a punto de acabar un máster en Geografía e Historia de América y hacia allí enfoca su horizonte personal y profesional.
Los chavales que le escuchan reconocen en algunas cosas que cuenta sus vidas, su barrio. Se trata de eso, de que se identifiquen con él, con todo lo bueno que Haze ha sabido desarrollar en su vida y les sirva de ejemplo para rechazar todo lo que le llevó al lado más oscuro por un tiempo. Habla claro sobre acoso escolar, sobre el machismo, sobre la violencia, sobre las drogas y todo lo que ello conlleva. Porque lo ha vivido y supo salir de ahí. “Todo eso no solo pasa en las películas. Esto es así”, les dice.
En medio de todo eso, descubrir su talento le salvó. Su primera maqueta se vendió en el top manta y logró firmar con la discográfica Universal. En 2004 ya logró el premio al mejor disco de hip hop en España y convirtió su pasión por la música en su profesión y en una manera de alertar a los chavales sobre el lado más oscuro de la vida. Porque de eso hablan sus letras: de violencia en las aulas y fuera de ellas, de la violencia de género, de las drogas, de la vida en barrios complicados... “Es una catarsis. Me siento bien al contar los problemas con el rap”, les dice.
Y con el rap, hace suyos a los chavales, si es que no los tenía ganados de antemano. Haze se presta a contestar a sus preguntas y luego canta con ellos, algunos tocan la flauta al ritmo de sus letras... Los ojos de todos se iluminan. Es la luz lo que trajo el músico para que nadie se pierda en el camino incorrecto y decirles que su futuro solo lo escriben ellos.
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