La flor como arte
Para que un paso esté completo y en todo su esplendor es necesaria la colaboración y el trabajo de múltiples artesanos que ponen desde la orfebrería, el pan de oro o el bordado a otros elementos efímeros como la cera o las flores. Se trata en los últimos casos de ofrendas a las imágenes que además cumplen una función como la de iluminar o exornar los pasos.
En flores son especialistas en Pinsapo, una empresa cordobesa creada por Rafael Cuevas, licenciado en Historia del Arte, y Luis Nevado, con estudios en las escuelas de Arte Floral de Madrid y Sevilla, en la que cada año confían numerosas hermandades de la capital y de otras provincias para que adorne los pasos de sus titulares. En Córdoba lo hacen las cofradías del Amor, la Sentencia, el Perdón, el Nazareno, la Soledad y el Santo Sepulcro; en Granada la hermandad de los Dolores, en Úbeda el Resucitado, y en Málaga la Paloma, Amor y Caridad y desde este año la archiconocida Esperanza.
Pero, ¿cuáles son los secretos del éxito de un exorno floral? Según cuenta Rafael Cuevas, son “la proporción, tener claro qué paso es, qué tipo de cofradía es y qué horario tiene, si sale a las tres de la tarde o por la noche porque influye en la durabilidad de la flor”. En definitiva, el secreto es “la conjunción de todo ello y la perfecta armonía a través de lo que quieren el prioste y los floristas”.
Pero lo que más influye, sin duda, es el tipo de cofradía. “A nosotros por lo que más nos reconocen es por la enorme variedad en la utilización de flores, conjugamos muchas variedades diferentes, una misma piña puede llevar a lo mejor doce o quince variedades, aunque eso es más para hermandades de bulla, más alegres. Las hermandades clásicas llevan piña de clavel sencillo o en el caso de la Virgen del Desconsuelo el azahar”, explica Cuevas.
Tradicionalmente los pasos de Cristo van con iris morado o clavel rojo, que no pasan de moda, pero en los últimos años se ha introducido más variedad en los pasos. Al principio se exornaban los pasos con flores de los huertos de los conventos, luego con la evolución del cultivo de la flor se fue eliminando esta práctica. “En los ochenta y noventa surgen los montes de clavel rojo e iris y en los noventa se ponen de moda las esquinas de gladiolos en pasos de Cristo y Virgen”, cuenta Cuevas, que justifica la mayor variedad que ahora se da en algunos pasos de misterio en que “se busca la naturalidad”.
Córdoba en cuanto a Cristos es una ciudad clásica, explica Rafael Cuevas. En el caso de los pasos de Virgen hace una diferencia entre pasos “clásicos y sencillos con clavel o rosa blanca (que siempre se llevan) y el resto de hermandades más abiertas con flor variada, como la Virgen del Rocío y Lágrimas o la Virgen de la Encarnación”, casos de los que se ocupa Pinsapo con exornos “muy atractivos, de varios colores, suaves siempre y sin estridencias”.
En cuanto al coste de comprar la flor para las imágenes, hay una horquilla bastante amplia que va de los 600 a 800 euros en los Cristos y entre 1.000 euros o una cifra ligeramente superior en los pasos de palio, si bien cada hermandad es un mundo y todo puede variar en función del tipo de flor que se prefiera. La flor más económica es la nacional, como el clavel, el gladiolo, los alhelíes e iris morados y la rosa que suele proceder de Ecuador. De ahí se pasa a flores más caras como orquídeas, rosas de pitiminí, alguna rosa inglesa, hortensias o peonías.
En Pinsapo el equipo de trabajo en Semana Santa lo forman seis personas aunque son Rafael y Luis quienes se encargan de montar las flores en las jarras de los palios y los pasos de Cristo con la colaboración de sus ayudantes. Si se atiende a lo estándar, es decir claveles para un Cristo, un paso puede llevar unos 2.000, mientras que un paso de palio de rosas llevará entre 800 y 1.000. En cuanto al tiempo que se tarda en adornarlos, la media está en tres horas para un Cristo y cuatro para una Virgen.
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