Diario del Confinamiento | Liga
Cuando despertó este dinosaurio, los partidos de la liga de fútbol todavía estaban ahí.
Todos los días, en estadios casi vacíos, a todas las horas, con los mismos equipos de siempre, con los jugadores que conocía o le sonaban sus nombres.
Como no estaba abonado a ninguna plataforma de esas de televisión que tienen los derechos –y por las que ha vuelto la competición, no nos equivoquemos-, y le dio pereza buscar un bar cómodo donde ver los dos partidos que le interesan (el que disputa su equipo favorito y el que disputa su archienemigo), optó por escuchar la radio.
En la radio escuchó la nueva normalidad del fútbol en la que por las ondas se rebotan un carrusel de voces, un repaso a una geografía sentimental de nombres de estadios y ciudades (Son Mos, Valdebebas, los Cármenes, Nervión, Butarque, San Mamés, Carranza, Anoeta…) y también el tren constante de mensajes publicitarios en los que destaca la hipócrita y perversa presencia de los anuncios de casas de apuestas –por las que también ha vuelto la competición, no nos equivoquemos-.
Volvieron también los mensajes en el grupo de whatsApp de los amigos comentando la jornada futbolera, llenos de ironía, sonrisas, recuerdos y rivalidades compartidas que nos revelan, subliminalmente, nuestra edad y nos dicen que, precisamente, sabemos por fin de fútbol cuando ya apenas podemos jugarlo.
Y recordamos las frases que intentan darle sentido a toda esta majarada, como aquella de Maradona en un partido homenaje en La Bombonera, cuando intentaba expiar todas sus gamberradas y todos sus excesos dijo aquello tan bonito de que “la pelota no se mancha” o el título de las memorias de Di Stéfano, refiriéndose precisamente a la pelota,“Gracias, vieja”. O Shankly cuando con inmensa lucidez resumió que “el fútbol es lo más importante de las cosas que no importan”…
Vuelve el fútbol de competición donde se escuchan más los pájaros que el rugir de la grada y parece que echo de menos los partidos del pasado que han rescatado durante el confinamiento algunas televisiones.
Mi equipo llevaba tres meses liderando la Liga, sin perder un partido, sin encajar un gol y sin disparar a puerta.
Una proeza. A ver ahora qué pasa.
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