Cuatro años de cárcel para el constructor de Palomares

La juez condena a una multa de 900 euros al gruísta y absuelve a los otros cuatro acusados

El derrumbe de una vivienda en la calle San Juan de Palomares en 2007 en el que murió sepultado un matrimonio se ha resuelto con la condena a cuatro años de cárcel al contratista de la obra, Antonio G. C. y una multa de 900 euros al gruísta, J. D. S. El Juzgado de lo Penal 1 de Córdoba considera a Antonio G. C. responsable de seis delitos: dos de homicidio por imprudencia, otros dos de lesiones (por las heridas provocadas a los hijos del matrimonio), otro contra el derecho de los trabajadores y un sexto de daños. Por su parte, al gruísta lo considera autor de cuatro faltas de imprudencia consideradas leves, de ahí la multa. Mientras, el tribunal ha absuelto al otro socio contratista de la empresa, al que considera que no estuvo al tanto de la obra en Palomares, al arquitecto técnico, al promotor y al aparejador.

La juez considera probado que Antonio G. C. era el “máximo responsable” de la obra y de la seguridad de los trabajadores. La magistrada considera que fue él el responsable de que la obra de excavación con unos bataches diseñados de forma incorrecta provocara que la casa de al lado se viniera abajo y se derrumbara. Por contra, la juez considera que el gruísta, pese a su dilatada experiencia en el manejo de estas máquinas y “por comodidad”, no tomó ninguna precaución pese a ser notable el peligro de los trabajos que estaba desarrollando.

El derrumbe se produjo a primera hora del 21 de febrero de 2007. La sentencia considera probado que las causas estuvieron sin ningún género de duda en la zanja que se abrió en la obra del solar de al lado de la que Antonio G. C. era el responsable. Los bataches construidos dejaron en el aire los cimientos de la casa y acabaron provocando el fatal desenlace.

Durante el juicio, se leyeron informes de distintos peritos que la juez ha usado como principal argumento para redactar su condena. “La causa del derrumbe es sin duda la falta de bataches”, concluye un informe que fue leído por la magistrada durante la vista. Los bataches son una forma de excavación que asegura que el terreno no se venga abajo. Se construyen en tramos de tres metros de longitud como máximo y se aseguran con puntales y hormigón. En el caso de Palomares, según el perito, no se construyeron bataches, sino que se abrió una enorme zanja que dejó los cimientos de la casa que se vino abajo al aire. De hecho, al principio los trabajadores sí que abrieron una excavación con bataches, en concreto dos, en la zona derecha del muro. El perito insiste en que ésto favoreció que esta parte del muro no se viniera abajo, como ocurrió con la otra en la que se construyó la zanja de 12 metros de longitud.