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Crees que sabes... pero no tienes ni idea

El inspector de Policía Antonio Valdivia, durante su charla | TONI BLANCO

Paco Merino

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Los casos de acoso escolar a través de Internet y dispositivos móviles “van en aumento” en Córdoba | Antonio Valdivia, inspector de Policía, ofrece consejos a padres y profesores para combatir esta lacra

No hay un solo colegio de Córdoba en el que no se den casos de acoso. “Puede que salgan a la luz o no, pero os puedo asegurar que existen con seguridad”, dijo, con crudeza, el inspector de la Policía Nacional y Delegado de Participación Ciudadana, Antonio Valdivia, en una charla sobre los riesgos de Internet y el ciberacoso -cyberbullying- en los centros escolares. Valdivia se reunió con padres y profesores del Colegio Divina Pastora, la última escala de un particular tour con el que este experimentado profesional ofrece herramientas para luchar contra un enemigo que siempre existió, pero que en los tiempos actuales ha cobrado una nueva forma. “Siempre se ha estigmatizado al que es diferente. Al que tenía gafas, al pelirrojo, al que tenía las orejas más grandes... Estas cosas ocurrían en el patio del colegio. Quizá en clase o a la salida”, relató Valdivia, que añadió un matiz espeluznante a estos casos de acoso: “Ahora, con los móviles, a un menor le pueden estar insultando o humillando en privado y en público, a cualquier hora y todos los días de la semana. Y eso es una presión horrible, que puede llegar a ser insoportable y llevar incluso al suicidio”, explicó. El reciente caso de Diego, el niño madrileño que se quitó la vida en Madrid, sobrevoló el ambiente.

“Vuestros hijos pueden ser víctimas de acoso”, dijo ante un auditorio en el que había numerosos docentes. “Pero también ellos pueden ser los acosadores”, añadió, provocando una sensación agria y preocupante entre quienes tienen niños o trabajan día a día con ellos. La clave, según Valdivia, está en la educación en valores desde la casa. En el 73 por ciento de los hogares hay ordenador. Entre los jóvenes menores de 15 años, el 95% lo usan. Y el 90 por ciento disponen de teléfono móvil. “Igual que las drogas o el alcohol, el móvil crea adicción”, apuntó el inspector, quien habló de la nomofobia (no mobil-phone fobia) como una de las patologías más extendidas entre los jóvenes. “Si me quitas el móvil, me muero. Eso dicen muchos chavales y es lógico. Su mundo es ése. Sus relaciones se basan en estar conectados todo el día y en saber lo que ocurre en su entorno sin contacto humano. La tecnología les facilita esa nueva forma de relacionarse. Las pandillas de amigos se sustituyen por los grupos de whatsapp”, dijo Valdivia.

El ponente explicó que es fundamental inculcar a los niños la necesidad de comunicar o solicitar ayuda a los padres y profesores ante determinados hechos que se produzcan tanto en el interior como fuera del centro escolar. “La Policía sólo puede intervenir cuando hay una denuncia. Antes de eso hay un camino detrás y hay que estar siempre alerta. Los casos de acoso no son de un día. Hay algunas situaciones que se prolongan durante años y por miedo o vergüenza de quienes las sufren no se llegan a conocer ni por los más allegados”, dijo.

Valdivia instó a los profesores y padres a saltar la brecha generacional -ligada a la digital- y adentrarse en el mundo de los jóvenes porque “no se puede eludir esa responsabilidad”. Habló el inspector del cyberbullying (ciberacoso), del grooming (engatusamiento y suplantación de personalidad con fines sexuales) y del sexting (envío de imágenes o vídeos de carácter íntimo), los tres tipos de acoso que “tienen nomenclatura en inglés, pero que pasan aquí mismo: en Córdoba”.

Para el inspector de Policía, los padres han de ejercer una labor de vigilancia  del uso que sus hijos hacen de los dispositivos móviles, con normas consensuadas y claras. En este sentido, explicó que el Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar cuenta con un modelo de contrato entre padres e hijos para la utilización correcta de los móviles, tablets y ordenador. “Ante todo, educación y valores. Los niños deben de saber desde muy jóvenes que es lo que está permitido y lo que no. Ellos no tienen asimilado el concepto de privacidad y, sin ser conscientes de ello, pueden acostumbrarse a ciertas prácticas que son o pueden terminar siendo delitos”, ha apuntado Valdivia, antes de recalcar que hay que tener “un cuidado extremo” con la información personal, fotos o vídeos que se comparten a través de las redes sociales. “Lo que en Internet se cuelga, en Internet se queda”, advirtió.

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