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Córdoba, 2018: ¿ciudad accesible para todos?

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Alejandra Luque

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Aparcar. Caminar. Subir y bajar escalones. Tirar la basura. Estos son ejemplos de las facilidades de las que disfrutamos las personas que contamos con el cien por cien de nuestra movilidad. Hemos crecido con esas facilidades tan aprehendidas que, mientras que para unos es toda una normalidad salir a pasear, para otros supone una odisea dadas las múltiples dificultades con las que se encuentran en el camino. En el año que empieza, Córdoba tiene el reto de convertirse en una ciudad realmente accesible -para todos- que lleve a la práctica real la legislación vigente.

Manuel Sánchez es una de las personas que ve cómo su día a día no se desarrolla con normalidad. Afectado por la enfermedad de polio, Sánchez sólo puede moverse ayudado por su silla de ruedas. Vecino del barrio del Guadalquivir, este cordobés denuncia cómo el estado de abandono de la calzada ha provocado que el pavimento de la calle Libertador Joaquín José da Silva Xavier se haya levantado. Esto impide que pueda desplazarse ni siquiera a su centro de salud, por lo que debe hacerlo por la carretera, con los peligros que esta acción conlleva. A su vez, Sánchez denuncia que el acerado acaba en un escalón y no en rampa, un hecho que también dificultad pasear por la calzada.

Rafael López es otro cordobés afectado también por la misma enfermedad que Sánchez y visibiliza otra de las necesidades de este colectivo: el que afecta a los contenedores de Sadeco. Tal y como explica, la altura de estos elementos impide que una persona con movilidad reducida pueda cumplir “con sus obligaciones como ciudadano y verter dentro la basura”. Esta situación obliga a que muchos usuarios dejen sus bolsas justamente al lado del contenedor. Una acción tan sencilla como tirar la basura se convierte en otra barrera diaria.

Sin embargo, uno de los mayores escollos con los que se encuentra este colectivo es el de los aparcamientos que el Ayuntamiento de Córdoba destina a estas personas. José María Madero muestra a este periódico el gran número de escritos -más de una decena- que ha remitido tanto al Consistorio como a la Oficina de Accesibilidad municipal. En todos ellos, Madero pide al Ayuntamiento el “restablecimiento de los derechos de todas las personas con movilidad reducida”, peticiones que no han sido satisfechas y que están en conocimiento del Defensor del Pueblo Andaluz.

En relación a los aparcamientos, Madero ha pedido al Ayuntamiento un mapa para conocer dónde se encuentran las plazas destinadas a personas con movilidad reducida. Según recoge la legislación vigente, los principales centros de actividad de los núcleos urbanos deben disponer de un mínimo de una plaza de aparcamiento por cada 40 plazas. Sin embargo, actualmente se desconocen cuántas plazas hay destinadas en Córdoba. En el caso de querer acudir al centro, Madero asegura tener que salir “hasta dos horas antes” para poder encontrar aparcamiento“ dadas las escasas plazas.

En este sentido, Madero denuncia que los aparcamientos de la calle Gondomar, Avenida de América y Diputación de Córdoba no respetan con la legislación vigente ya que no cuentan con las medidas exigidas. Sánchez relata, por otro lado, la situación por la que atraviesa siempre que quiere aparcar en las plazas destinadas en la zona de Ramón y Cajal. “Por un convenio entre la Subdelegación de Defensa y la Delegación de Igualdad y Políticas Sociales se han ubicado siempre dos plazas de aparcamiento”. Sin embargo, “son utilizadas por los trabajadores de dicha delegación con tarjetas expedidas a nombre de la Delegación de Igualdad, cuando no son usadas por militares y sin tarjeta”.

El buen uso de estas cédulas, que permiten el estacionamiento en las plazas de movilidad reducida, también es una petición que comparte el colectivo. En este punto, pide a las instituciones un mayor control para que estas tarjetas sean usadas exclusivamente por sus titulares. Según los últimos datos de la Junta de Andalucía, a 11 de noviembre de 2017, Córdoba es la provincia con menos tarjetas de estacionamiento expedidas: un total de 4.241.

Durante la campaña para las elecciones municipales de 2015, la “accesibilidad universal” fue uno de los mantras de la actual alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio. Sin embargo, la realidad que describe el colectivo difiere de las promesas electorales; una situación que se palia en ocasiones con lo que el colectivo denomina “ajustes razonables”. Es decir, modificaciones y adaptaciones necesarias que no impongan una carga económica desproporcionada o indebida a las instituciones.

Córdoba arranca el nuevo año con una de una gran obra: la remodelación del Gran Teatro, precisamente para adaptar el edificio a las necesidades de las personas con movilidad reducida. Esta intervención se produce gracias a la acción de la Fiscalía y por las denuncias presentadas por un ciudadano. Pero queda mucho por hacer. ¿Será 2018 el año de la Córdoba accesible?

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