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Córdoba acaba el verano con la reserva de agua más baja de la última década

Efectos de la sequía en Córdoba I | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Desde la terrible sequía de los años noventa, aquella en la que más de media provincia tuvo restricciones de agua y en la que este bien escaseó en todo el sur de la Península Ibérica, el nivel de los embalses no es tan bajo como ahora. Ni el año pasado, cuando ya se advertía de que la situación era preocupante, se alcanzó una reserva tan escasa.

Según la información de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), por primera en la última década en el mes de septiembre los embalses de Córdoba retienen menos de 1.000 hectómetros cúbicos de agua. En total, los pantanos de la provincia (la gran reserva de agua de toda la cuenca del Guadalquivir) están al 26,45% de su capacidad. Los riegos habituales de verano han, literalmente, vaciado a la mayoría de estos embalses. Muchos de ellos tienen una función única de reserva de agua para regadío.

El año pasado por estas fechas, cuando ya se hablaba de sequía en la cuenca del Guadalquivir, los embalses estaban al 31% de su capacidad. Un inicio de otoño más seco de lo habitual hizo que las alarmas se encendieran en noviembre, cuando la reserva no superaba los 1.000 hectómetros cúbicos de agua. Como ahora.

Exactamente, la provincia de Córdoba tiene capacidad para almacenar 3.411 hectómetros cúbicos de agua, una cantidad suficiente para garantizar el regadío andaluz y el consumo humano durante más de tres años. Ahora mismo, la reserva de agua está en 902 hectómetros cúbicos de agua. Es la cifra más baja de la década.

Por embalses, el pantano al que se le ve el fondo es a La Breña II. Este embalse está al 16,9% de su capacidad. La Breña II es, tras Iznájar, la gran reserva de agua de Andalucía. Desde su construcción jamás ha estado al 100%. Se levantó, precisamente, para garantizar el regadío aguas abajo del Guadalquivir. Este verano ha sido fundamental para evitar pérdidas en estos cultivos. Eso sí, tanto se ha exprimido que se ha vaciado. A día de hoy es perfectamente visible La Breña I, sepultada tras la obra de la segunda.

Por su parte, el gigantesco pantano de Iznájar está al 26% de su capacidad, según la Confederación. Ahora mismo, su mole de hormigón retiene 260 hectómetros cúbicos. Esa es agua suficiente para llenar todos los pantanos de la provincia, salvo La Breña II y Puente Nuevo. De Iznájar beben la mayoría de los pueblos del sur de Córdoba.

Mientras, el abastecimiento a Córdoba capital también estaría garantizado y no habría peligro restricciones. La ciudad bebe del juego de embalses que hacen el Guadalmellato y San Rafael de Navallana. El primero está al 51% y el segundo al 34%. En este caso, ha sido fundamental La Breña II. Hasta su puesta en funcionamiento la mayoría del regadío salía del Guadalmellato, precisamente. Esto hizo que se tensionara mucho el abastecimiento a la ciudad de Córdoba durante los peores años de sequía de los años noventa.

En el norte Sierra Boyera está al 33% de su capacidad. Aunque parezca una reserva que está por encima de la media, no lo es tanto. Sierra Boyera es clave para el abastecimiento a todos los pueblos del norte de Córdoba pero sobre todo para el ganado.

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