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Agua, fuente de igualdad

Isabel Ambrosio en la sede de Emacsa | RAFA MELLADO

Redacción Cordópolis

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Isabel Ambrosio

Durante los últimos años y con vocación de continuidad, Emacsa ha desarrollado una campaña de sensibilización que, bajo los títulos Agua, fuente de igualdad y Somos 70% agua, 100% iguales’ ha estado y está, presente en los medios de comunicación y en los soportes webs y físicos de la empresa. El objetivo es poner en valor el poder del agua como elemento de igualdad.

Este año, la ONU celebra el Día Mundial del Agua bajo el lema No dejar a nadie atrás, desde Emacsa nos reconocemos en ese propósito y queremos seguir incidiendo en esa meta que es conseguir la igualdad ante el agua.

Creemos que más allá de responder al objeto social que tiene esta empresa, algo que se cumple con niveles óptimos, ha llegado el momento de responder a un objetivo más amplio, el de ser ejemplo y punto de partida para otras poblaciones donde el acceso al agua no es tan fácil como abrir el grifo.

Es el momento de la sostenibilidad y la igualdad. Y eso significa que quienes tenemos responsabilidades directas con servicios básicos y vitales debemos buscar las fórmulas que mejor se ajusten al cuidado del medio ambiente, con ahorro energético, con calidad en la producción y en la distribución, con investigación e innovación. Es un hecho objetivo y comprobable que Emacsa es una empresa medioambientalmente responsable, y que además lo es en términos de igualdad.

En Emacsa se acomete el ciclo integral del agua, desde la captación hasta la depuración de la misma y su retorno a la naturaleza. En cada una de las fases del proceso hay algo que se mantiene de forma latente y constante. Tanto en el abastecimiento como en el saneamiento esa constante es el hecho de que todas las personas usuarias de estos servicios deben tener acceso en igualdad de condiciones.

Es esta premisa la que nos mueve a continuas obras de acondicionamiento, para que en ningún rincón de la ciudad las instalaciones queden obsoletas. Con el mismo objetivo, se realizan muestreos en distintos puntos para comprobar que la calidad del agua es la misma y la máxima en todas partes.

Que el agua debe ser igual para todas las personas no es algo que haya inventado Emacsa. Es algo que se recoge en los tratados internacionales y en todas las declaraciones de derechos humanos, transcendiendo a las ciudades y a los países, ya que en cualquier lugar del mundo, sean cuales sean sus condiciones ambientales o políticas, la relación de las personas con el agua es la misma, es decir, de absoluta necesidad.

Con todo, la conclusión más evidente es que cuando hablamos de agua, la igualdad es la única premisa válida. Una igualdad que debe ir desde los entornos más pequeños a la globalidad que supone ser habitantes de un mismo planeta.

Por ello, desde Emacsa hemos tratado de poner en valor esta cualidad del agua, destacándola como un valor capaz de poner freno a las desigualdades que vienen lastrando a las sociedades de todos los tiempos.

Lo obvio, a veces requiere de ser recordado para seguir avanzando en derechos y convivencia, en solidaridad y sostenibilidad. La vida no es un privilegio de unas personas sobre otras, sino un derecho de todas que hay que salvaguardar, dotándolo de los elementos necesarios y de la dignidad que merecemos.

En su 50 aniversario, quiero pensar que Emacsa es un ejemplo extrapolable al mundo, con una responsabilidad clara, la de seguir trabajando con calidad, excelencia e igualdad.

Desde Emacsa, feliz Día Mundial del Agua.

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