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¿Ríes? Señal que eres feliz

MADERO CUBERO

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La risa –igual que lo es la práctica del optimismo- no solamente es relajante y lo más apropiado para nuestra alma, sino que es la gimnasia facial más eficaz y estimulante capaz de irrigar al cutis para mejorarlo, a la vez que lo hace con el cabello débil, enfermizo y decaído, volviéndolo más sano, fuerte y alejado de anomalías. Y no solamente llega hasta ahí, sino que nos proporcionamos salud en general, ya que afecta beneficiosamente a otras áreas de nuestro organismo y que, como veréis, se os harán insospechables hasta qué extremo lo procura. Reírnos es, pues, una terapia saludable en general y que deberíamos procurarnos a diario, porque, por si fuera poco, es gratis, nada cuesta practicarla, como tampoco inducir a otros a participar, contagiándolos, con nuestra alegría.

Ya en China, hace algo más de 4.000 años, se consideró a la risa, a la sonrisa y a la práctica del optimismo, como terapias beneficiosa para el organismo en general, asegurando inmunidad y longevos años a quienes así lo hicieran, aunque para el mundo occidental ha pasado desapercibido todo lo que la risa nos puede aportar. Hoy en día, de unos años a esta parte, algunos psicólogos han aprovechado esta técnica milenaria,  para crear algunos la , entre ellos la destaca doctora Lila Lorenzo, asegurándonos la existencia, entre las citadas anteriormente, de estas nueve razones saludables añadidas mediante la práctica de la risa:

Genera sensación de felicidad. El córtex cerebral libera impulsos eléctricos que bloquean los pensamientos negativos un segundo después de empezar a reír. Así lo determinó Sigmund Freud, el primero en atribuir a la risa el poder de eliminar la energía negativa del organismo.

Alivia el dolor. La risa ayuda a segregar catecolaminas y dopaminas. Cuando al periodista norteamericano Norman Cousins le diagnosticaron una enfermedad degenerativa muy dolorosa de las articulaciones, decidió seguir una dieta rica en vitaminas y risas. Usaba como método ver películas de los hermanos Marx. Meses después, los médicos comprobaron asombrados cómo había mejorado, ya que la risa conseguía que el dolor se esfumara durante varias horas.

Disminuye el estrés. Cuando reímos, nuestro cuerpo libera endorfinas, hormonas que funcionan como neurotransmisores y que, además de potenciar nuestro sistema inmunitario, provocan sensación de bienestar y ayudan a aplacar posibles bloqueos.

Combate el insomnio. Al reír conseguimos ahuyentar el miedo y las preocupaciones, que son el enemigo número uno cuando se intenta dormir tranquilo y permanecer relajado. Si hay bienestar y tranquilidad, es fácil dormir a pierna suelta.

Mejora la piel. Con la risa, todo nuestro cuerpo se pone en movimiento, ya que intervienen unos 400 músculos, que se estimulan y tonifican. Además, el corazón bombea la sangre a mayor velocidad. Por eso, cuando la carcajada es prolongada, a veces se suda o incluso se llora, lo que contribuye a mejorar el aspecto de la piel gracias a las toxinas que se eliminan.

Previene contracturas. Si ríes, relajas toda la musculatura gracias a que los movimientos se vuelven totalmente espontáneos. Con la risoterapia, se practica la carcajada en posición horizontal, pues así se consigue perder el control durante unos minutos.

Ayuda en problemas cardiovasculares. A nivel psicosomático, muchas dolencias cardíacas tiene su origen en la tristeza, que provoca que el corazón se encoge, mientras que al reír se ensancha y se relaja.

Adelgaza. La combinación esfuerzo físico de mover músculos y la vibración del diafragma provoca un masaje interno en el hígado y el estomago que genera jugos gástricos que, a su vez, reducen los ácidos grasos y ayudan a eliminar toxinas.

Ayuda a los fumadores a mejorar su salud. Reír es una terapia equivalente a realizar ejercicios respiratorios, con lo cual los pulmones y vías respiratorias se ensanchan al introducir más oxígeno en ambos…

¿Verdad que vale la pena meterle humor a la vida? Ya lo dijo el doctor Lee Berk en la revista científica Daily Mail: “La risa alegre (no la nerviosa) produce inmediatamente las mismas ondas cerebrales que experimentan las personas en un estado de meditación”. Y, añado yo, ¿por qué no hacerlo junto a otros mediante los chistes?

Veamos nueve “ejemplos” prácticos basándome en chistes de peluquería:

1/ Una señora va a una peluquería. Tenías solamente tres pelos en su cabeza “y le solicita al peluquero un peinado vaporoso, suelto y que le quede con volumen”. El peluquero le dice “que le hará un peinado con raya al lado” (dos pelos a un lado u uno al otro). Pero al hacerla… ¡¡cachis!! Un pelo se desprende de la cabeza… El peluquero asustado quiere justificarse, pero la clienta le aborda: “No se preocupe. Hágame el peinado con raya al medio”. Al intentarlo… ¡¡lástima!! Otro nuevo pelo se le cae, de los dos que le quedaban. Cara de miedo, ahora, en el artista… Fue entonces cuando la ilusionada mujer le sugiere:“No se preocupe, Calixto, péineme con coleta y en paz, pero déjemela muy hueca, muy hueca, por favor, que seguro que llamaré la atención sobradamente”.

2/ Llega un señor a una peluquería y demanda un servicio de lavado de cabello y el correspondiente corte. El barbero le dice: “¿Le pongo champú al  ”huevo“?”. El cliente se agarra el cinturón y le dice al peluquero: “De aquí arriba y hasta la cabeza lo que quiera. ¿Me ha oído?”

3/ Todos los días entraba un señor en la misma peluquería y preguntaba al peluquero: “¿Cuánto tardas en cortarme el pelo?”. El peluquero, al estar siempre lleno de gente, le contestaba: “Entre dos horas y media a tres horas”. Después de escucharlo, el cliente se marchaba sin contestarle. Mosqueado el peluquero, un día le dijo al aprendiz: “Síguelo, a ver dónde va, que siempre pregunta lo mismo y nunca vuelve”. Al cabo del rato vuelve el aprendiz riéndose a carcajada limpia, y le dice: “¡¡Ja,ja,ja,ja,ja…!! ¡¡Se va a su casa, maestro, para estar con su mujer!! ¡JA, JA, JA, JA…!!”

4/ Las guapas engreídas nunca reconocen estar despeinadas. Dicen “que su pelo tiene libertad de expresión” en tal momento.

5/Cierta señora, al ir y al volver de su trabajo, pasaba todos los días delante de una peluquería a la que nunca iba a peinarse. En la ventana estaba siempre un loro y le decía: “¡¡Buenos días cacho fea!!” Un día, harta de tanto insulto, le dijo a la peluquera: “O castigas al loro pintándole de negro o te denuncio”. Al día siguiente, el loro estaba pintado de negro, mientras que no pronunció palabra alguna al pasar la señora. Eufórica ella, creyéndose que el loro había escarmentado, le dijo: “¿Por qué estás tan calladito, eh? ¿Ya has escarmentado, verdad?”. El loro, con aires de grandeza y si titubeo alguno, le espeta: “Mira, cacho fea, cuando voy de smoking no hablo con adefesios como tú. ¡Hala!”

6/ Dos amigos se encuentran y uno de ellos, que llevaba el pelo muy cardado y abultado, sin existir ruido alguno a su alrededor, le grita a más no poder al otro: “¡¡¡VENGO DE LA PELUQUERÍA!!!”. El otro le dice: “¿Y por qué me gritas?”. A lo que le responde el primero: “Perdona. Es que me han dado volumen”.

7/ Curro, que es español, tiene dos perros, y vive puerta con puerta con un chino. El chino no puede dormir por la noche a causa de los ladridos de los perros. Hasta que un día, en medio de la noche, llama a la puerta de Curro y, desesperado le dice: “¡¡¡Los ”pelos“ del Culo no dejal dolmir!!!”

8/ Jaimito le dice al peluquero: “Me puede cortar el pelo con un lado más corto y con escaleras bien marcadas, con capas atrás, aplastado en el medio y con raya torcida, con un remolino muy corto y bien marcado en la coronilla, mientras que en este otro lado me quede el pelo con escaleras, a mordiscos, y en la frente un flequillo garraposo y enredado?” El barbero le contesta: “¡¡Yo no hago gilipolleces!! ¡¡Entérate, chaval!, que aprendí de Serrete” “¿Cómo que no, si así me lo dejaste la vez pasada, cacho imberbe?

9/ A Jaimito le dice su madre: “Jaimito…, vamos a la peluquería, que ya te hace falta un buen repaso”. Jaimito se niega a ellos, espetándole: “No es que no tenga ganas, no…, es que…”. Su madre, creyendo ser una disculpa en él, le corta tajantemente: “¡¡Siempre tienes miedo a ir a la peluquería…” A lo que Jaimito le contesta: “Esta vez sí, mamá, porque cuando te peinó el peluquero el otro día le oí decir que tenía una crema que quita veinte años, y yo solamente tengo siete…”

10/ Una amiga le dice a otra: “A que no sabes quién es la mejor oficiala cuando entras en una nueva peluquería”. “Pues no…, lo desconozco”. A lo que le responde la preguntona: “Es fácil. Siempre es la peor peinada”

Y añadiré otro más de última hora: Dos calvos que hace más de cuarenta años que no se ven, al reconocerse mutuamente uno le dice al otro: “Jo, macho, no te reconocía sin tener un pelo de tonto”. El otro le contesta: “Ni yo a ti de listo”

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