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¿Tienes 5 minutos para optimizar tu situación financiera?

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Javier León

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El parón en la actividad está provocando en un gran número de empresarios y autónomos la falta de ingresos para atender sus obligaciones de pago.

Sin actividad económica no hay ingresos, no hay mantenimiento de empresas y sí hay cierre de negocios.

Está nueva normalidad, no a todos nos va a pillar “preparados”, es en estos momentos cuando un buen “colchón financiero” se echa en falta.

Pero aún podemos empezar, una óptima planificación con la ayuda de la gestión de nuestro presupuesto familiar nos puede permitir empezar hoy a mejorar nuestra situación financiera.

Un presupuesto consiste en calcular o proyectar los gastos que se van a pagar a una fecha determinada con unos ingresos que ya tenemos o esperamos percibir antes del pago de dichos gastos.

Seguro que, en alguna ocasión, consciente o inconscientemente, ya hemos efectuado el cálculo de un presupuesto.

Pensemos en los gastos que hemos calculado para hacer un viaje en verano.

Dediquemos tiempo a realizar nuestro presupuesto, nos ayudará a establecer OBJETIVOS alcanzables y PRIORIDADES, sin olvidar la importancia del control de las desviaciones del presupuesto.

El presupuesto familiar nos dará una visión y control de los gastos que se producen en nuestra unidad familiar, nos ayudará a conseguir el objetivo de AHORRAR.

En primer objetivo es conseguir ingresos, bien sean ingresos activos o ingresos pasivos.

A los ingresos que provienen de nuestro trabajo habitual los llamaremos ingresos activos.

Ingresos pasivos serán los ingresos generados por nuestros activos, por ejemplo, rentas procedentes de inmuebles, de nuestro capital o la venta de aquello que ya no usamos.

La segunda partida de nuestro presupuesto familiar, muy importante, es la referente al total de gastos que tenemos habitualmente en nuestra unidad familiar.

Es aquí donde debemos hacer un esfuerzo mayor, analiza todos los gastos que tienes, intenta minimizar aquellos que no son tan necesarios y sobretodo, controla tus gastos.

Tendremos unos gastos fijos no controlables, gastos necesarios en los que no podemos modificar su importe.

Un ejemplo sería el recibo del préstamo o la cuota de la comunidad de vecinos, alquiler del piso, etc.

No podemos, normalmente, actuar sobre este tipo de gastos para disminuirlos.

Existirán los gastos variables controlables, estos serían los gastos necesarios cuyo importe nos varía, en los que, de alguna manera, sí podemos actuar sobre ellos, podemos conseguir pagar menos.

Un ejemplo puede ser el recibo del teléfono o el recibo de la luz., si controlamos el consumo o cambiamos de compañía sí podríamos incidir en su facturación.

Y los gastos superfluos, gastos innecesarios en los que sí podemos actuar disminuyendo su importe o incluso prescindiendo de dichos gastos, pensemos en compras innecesarias o caprichos puntuales.

Recordemos que nuestro presupuesto familiar debe salir con saldo positivo, es decir, no debemos caer en el déficit del que tanto hemos oído hablar y seguimos oyendo.

El déficit se produce cuando se gasta más de lo que se ingresa y es cuando nos vemos obligados a acudir a financiación con su coste.

Muy importante es el control periódico, semanal o mensual, de nuestras partidas del presupuesto familiar para poder conocer y controlar las desviaciones.

¿Tienes costumbre de revisar el extracto de tu tarjeta de crédito?.

¿Revisas todos los meses el importe de tus facturas?.

¿Te cobran comisiones o conceptos que no deberían cobrarte en tu banco?.

Tenemos que conocer y controlar nuestros gastos, obtener ingresos pasivos y nunca gastemos más de lo que ingresamos...

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