Limbo (espacios)
Ayer estuve en el limbo. Ayer estuve en el Limbo.
Miércoles 22 de Enero de 2014
19.01 horas. Librería Luque. En el mostrador, alguien pide el libro de Revilla, el ex presidente de Cantabria. Mientras tanto, otro librero busca en las cajas aún por desembalar un ejemplar de Limbo, nueva novela de Agustín Fernández Mallo, editada por Alfaguara y a la venta desde hoy (por ayer). No ha llegado. “Mira que han tenido tiempo, tengo la factura desde el día 17”. 19.25 horas. Librería Universitas. Los anaqueles semivacíos. La corbata del amable librero por fuera del jersey con camisa. “Sí, han hablado de él en el Telediario”. Pero no lo tengo aún. 19.35 horas. Librería Beta. “No, me tiene que llegar”. 19.40 horas. Corte Inglés, Pilar Rubio me dice algo en el ascensor. “Hola Soy Pilar Rubio y te aseguro que las rebajas de El Corte Inglés son inmejorables”. Sexta planta. “Limbo”, 17’50 euros.
19.52 horas. Bar Limbo. Calle Juan Rufo, 2.
La novela “Limbo”, de Fernández Mallo, se convierte en una de las principales novedades del sector editorial en este arranque de año. Esperaba encontrar en las librerías de Córdoba un gran despliegue de marketing y los ejemplares inundando los mejores estantes a la altura de la vista. Pero Córdoba parece ajena a este lanzamiento editorial.
Las primeras páginas nos vuelven a transportar a la isla como elemento reconfortante de su literatura. La soledad de la isla. La física también arrastra al lector a esos espacios de incertidumbre. El limbo, viene a decir, es el camino entre los estados iniciales y finales de las cosas.
20.01 horas. En el bar, la luz ha sido mitigada y la penumbra casi impide la lectura. En el equipo de sonido, Rockabilly. 20.15 horas. Una chica grita en el patio: “Romeo, da la cara”.
El Limbo es un bar que ha reabierto. Me resulta agradable. Nunca fui al verdadero Limbo. Hubo una revista de poesía con su nombre. Por allí anduvieron poetas, pintores, artistas, cantantes.
Decir Limbo para una generación de Córdoba es decir muchas más cosas que yo no he vivido. Alguien debería contárnoslas.
- “En 2003 la asociación cultural El Foco de Iniciativas Culturales comienza a editar la colección Limbo, dirigida por Raúl Alonso y Alberto Guerrero, con el asesoramiento plástico de Manuel Garcés Blancart, siendo la primera vez en la que los artistas plásticos cordobeses más jóvenes comienzan a participar en proyectos literarios de la ciudad; a modo de curiosidad cabe destacar que esta colección se financiaba a través del mecenazgo de lectores y amigos [ahora conocido como crowfunding]”. Terreno Fértil. Un ámbito poético (Córdoba, 1994-2009). Eduardo Chivite y Antonio Barquero. El Cangrejo Pistolero. 2010.
- “Si por alguna cosa pasará Pablo a la historia es por haber mantenido en grado de excelencia su bar. Pero el Limbo no era exactamente un bar”. “…el Limbo fue su obra”. “Parecía que el Limbo daba al mar”. Vida de Pablo, Carlos Pardo. Editorial Periférica 2011.
20.23 horas La misma chica grita “Peter” o “Ulises” [inaudible]. 20.39 horas. Leo una frase: “Principios de Agosto y llovía como pocas veces he visto llover”. Principios de Agosto, Migala.
20.48 horas. Un personaje de Fernández Mallo persigue “El sonido del fin” en un viaje por Estados Unidos que me recuerda “El Mapa de América”, poemario de Pablo García Casado. 21.05 horas. Otro nos transporta a la absoluta tranquilidad del World Trade Center el 10 de septiembre de 2001. 21.20 horas. Una enumeración encabezada por “recuerdo” homenajea a Perec. Al tiempo, Suena “Johny, remember me” de John Leyton.
http://www.youtube.com/watch?v=7e4JXwd7XMo
Estos libros, que se estrenan como películas, convienen ser leídos pronto, antes de que nos cuenten el final.
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