Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia
Los nuevos políticos españoles son grandes aficionados a las series, especialmente las (valga la redundancia) políticas. Esta semana hemos comprobado cómo muchos piensan que viven en Borgen cuando más bien han acabado en La Vaquilla (¿hay una película que haya retratado mejor a este país?). Ninguno de ellos citará la que desde mi punto de vista es la mejor y más realista serie política de siempre, Show me a hero, de David Simon.
En España, ahora mismo, la política es un sainete. Pero ha sido una tragedia. Que la Reforma Laboral haya salido adelante por que un diputado del PP que estaba en su casa se confundió votando, después de que los congresistas de UPN se cambiaran de bando a última hora, es una parodia. Muchos memes, muchas risas en Twitter, un ridículo espantoso, pero la tragedia son los millones de trabajadores afectados, el dinero de Europa comprometido y que no iba a llegar, un acuerdo con los empresarios y los sindicatos, y que la política se deje credibilidad a chorros cada día que pasa.
El protagonista de la serie de Simon es el alcalde más joven de Estados Unidos en los años ochenta que se tiene que enfrentar a los problemas reales de una ciudad, a la convivencia entre sus vecinos, a los barrios marginales y a los acomodados. Y a que no hay mayor enemigo que un compañero de partido, que ya decía Andreotti. A la política, al fin y al cabo. Pero es un terreno muy peligroso.
Que el noble oficio de la política se convierta en un meme provoca que los que de verdad podrían aportar, los que de verdad tendrían ideas para cambiar las cosas, mejorar la vida de los demás o simplemente trabajar den un paso atrás. Esos héroes que deberían existir, esa gente capaz de hablarle a los ciudadanos de una manera clara, de decirles que no cuando hay que hacerlo y de preferir perder estrepitosamente unas elecciones antes que dejarse los principios o acabar jodiendo la vida de sus vecinos de manera consciente.
Lo del Congreso de esta semana, lo de adelantar las elecciones en Castilla y León por que le viene bien al líder de un partido sin pensar en los votantes, lo de la eterna búsqueda del relato para vender al rival político suena mucho a lo del fin justifica los medios, algo que es terrible. Por que si al final lo que se impone es el relato la primera víctima es la verdad. Si esto va de convencer a tu gente de que tienes razón, no quizás de demostrarlo, el futuro es oscurísimo.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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