Rota y Morón

“Tú decir que si te votan, tú sacarnos de la OTAN. Tú convencer mucha gente. Tú ganar gran elección”. En los años ochenta e incluso en los noventa eran multitudinarias las manifestaciones contra la OTAN y pidiendo la salida de Estados Unidos de las bases militares de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla). Ambas en Andalucía. También como El Cabril (Córdoba), que también tuvo manifestaciones multitudinarias en contra entonces. Pero esa es otra historia.

La izquierda española hizo del no a la OTAN uno de sus tótems, en un contexto mundial en el que al otro lado del muro estaba el Pacto de Varsovia. Pero al margen del PCE, en las protestas antiotanistas convergieron una multitud de fuerzas políticas que no se explicaban cómo en democracia en España había bases americanas si técnicamente no habíamos entrado en la Segunda Guerra Mundial.

El mapa de Europa está poblado de bases militares que usa Estados Unidos. Son, como Rota y Morón, pequeñas islas que parecen más suelo americano que Europeo. Por allí pasaron sin que lo supiéramos hasta después presos islamistas camino de Guantánamo o Abu Graid, donde se les torturaba. Y desde luego el armamento y equipamiento con el que Estados Unidos ha estado librando guerras por todo el planeta.

Pero en el mapa de las bases americanas en Europa destaca Francia, con ninguna. De Gaulle siempre entendió que Europa no podía subcontratar su defensa al amigo americano, que perdería su independencia. Y no le faltaba razón. Su argumento lo compró durante años gran parte de la derecha, incluso española, que no era precisamente muy otanista, por mucho que Rota y Morón fuera un pago de Franco a Estados Unidos para sacar a su régimen del aislamiento internacional.

Hoy Estados Unidos se ha convertido en un extraño aliado. O más bien en un país poco amigo, que quiere imponer aranceles o acuerdos de paz sobre suelo europeo sin contar con los europeos. Y cuyo gobierno persigue básicamente humillar a Europa, hacerles pagar más por todos sus servicios prestados y que tengan claro quién manda aquí.

En ese contexto en el que desde luego los que más tienen que perder son los europeos destacan las bases que son vitales para que Estados Unidos mantenga su papel de súper potencia mundial. Y más que ninguna Rota, un puerto militar que es la puerta de entrada al Mediterráneo y la gran conexión entre las dos costas del Atlántico. Quizás va siendo hora de recuperar aquella vieja canción de Krahe y Sabina, y empezar a pedirle a los americanos amablemente que ha llegado la hora de que se vayan.