El que resiste, gana
“Luis, sé fuerte”. Son las tres palabras enviadas por SMS más famosas de la historia de España. Las escribió el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al extesorero de su partido, Luis Bárcenas, entonces investigado por evasión de capitales, corrupción, malversación de caudales, blanqueo...
Esas tres palabras, con una coma en medio, definen a la perfección la sociología de un país, España, que ha cambiado bastante poco desde el siglo XVI, aquel en el que la novela picaresca arrasó. “El que resiste, gana”, me comentaba una amiga periodista mientras subíamos las escaleras de Capitulares. Hablábamos de otra cosa, de otros trabajos ajenos a la política, pero era así: en España el que resiste, gana.
En los partidos no siempre los que han acabado al mando son los mejores o los más brillantes o los que tienen más ideas o debates de calado ideológico. No. Suelen ser los que más puñaladas han esquivado o, ojo, han dado. Los compañeros de partido, que decía Andreotti. Y cuídate de los Idus de marzo.
Pero la política, lo estamos viendo, no deja de ser un reflejo de la sociedad. ¿Que la corrupción en este país no pasa factura? Claro, será porque hay muchos españoles potencialmente corruptos que si no lo han hecho es porque no han podido. ¿Que te cuestionan en el trabajo? Lo mejor es apretar el culo, tirar para adelante y resistir. El tiempo, que todo lo cura. Y que encima hace que no pase factura.
En este país en el que el que resiste gana será imposible avanzar. Si el premio es enrocarse, el Alcázar no se rinde o el No pasarán, morirán las ideas y, sobre todo, aquellos que se atreven a cambiar las cosas. Esos suelen resistir poco y a las primeras de cambio se hacen a un lado.
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