El invierno demográfico

El PGOU de 2001-2003 de Córdoba se pasó de optimista. Sus redactores diseñaron el crecimiento para una ciudad que en 20 años llegaría al medio millón de habitantes. Por eso hay suelo urbanizable aún pendiente de desarrollo, por extraño que parezca. La zona entre Fátima y Rabanales, por ejemplo, es hoy campo pero podría convertirse en viviendas.

En estos 20 años la ciudad no ha llegado al medio millón de habitantes. Se ha quedado, más o menos, como estaba. En unos 320.000 vecinos. La provincia pierde vecinos a un ritmo más acelerado aún. De superar los 800.000 habitantes a menguar a poco más de 772.000 a principios de este año 2024. Córdoba, de hecho, corre riesgo de ser superada por Almería en número de habitantes a nivel andaluz y se despuebla a un ritmo similar al de Zamora, paradigma de la España vaciada.

Detrás de este preocupante invierno demográfico hay varios motivos. El principal es la falta de oportunidades. Córdoba no se estila por tener grandes fábricas o por generar empleos estables, de calidad y con futuro para sus vecinos. La juventud en busca de una vida mejor se suele buscar las habichuelas fuera, no solo de la provincia sino también de España. De hecho, se calcula que hay un millón de cordobeses. Casi un tercio vive fuera de la provincia ya.

Pero el motivo principal tiene que ver con el primero. Al ser una provincia con pocas oportunidades atrae a menos población extranjera, que es la que está haciendo aumentar la demografía española a niveles de récord. Y no deja de ser un síntoma de la salud de la economía provincial.

La despoblación es alarmante ya en el norte de la provincia, donde hay pueblos en los que casi la mitad de sus habitantes tiene más de 65 años. Si hay una España vaciada en Andalucía la podemos encontrar en el Guadiato, principalmente, pero también en Los Pedroches. Pero empieza a preocupar también lo que sucede en los pueblos del sur, especialmente en la Subbética más alejada del foco industrial de Lucena, e incluso en Córdoba capital.

Siempre he pensado que el crecimiento constante, incluso en población, no es sostenible. A más habitantes más consumo de recursos. E incluso más competición para el poco o mucho mercado laboral existente. El nivel de vida en una provincia como Soria, muy deshabitada, es bastante superior al de Córdoba. Pero con sus riesgos, claro. De hecho, uno de los motivos por los que suele bajar el paro en Córdoba es que cada vez hay un número más pequeño de población en edad de trabajar.

Esa falta de trabajadores cualificados hace que los pocos existentes estén muy cotizados y por tanto muy bien pagados. Pero también provoca que se estruje la economía. Y pienso que puede ser una oportunidad para el futuro, un foco de atracción para futuros empleados en busca de una oportunidad.

Pero más allá de eso, no es una buena noticia que España crezca y Córdoba mengüe. Con menos habitantes la provincia perderá financiación, importancia e incluso poder político. Y se perderá entre los grandes focos de atracción económica de España. O no.