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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Damasco

Salón Rico de Medina Azahara

Alfonso Alba

30 de noviembre de 2024 20:30 h

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Hace un cuarto de siglo, antes incluso de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, Córdoba miraba a Damasco, y viceversa. Las dos ciudades se hermanaban por un pasado en común, la dinastía omeya que se emancipó del califato de Bagdad y que llegó a crear uno propio en Qurtuba. Aquellos atentados lo cambiaron todo y el mundo árabe que tan cerca estaba entonces, para la derecha y para la izquierda de España, se configuró como enemigo.

24 años después de aquella exposición del Esplendor de los Omeyas en Medina Azahara, que inauguraron el ahora rey emérito Juan Carlos I y el actual presidente de Siria, Bachar Al Assad, estamos más lejos que nunca. Siria vive una de las peores guerras civiles del siglo XXI, con un exilio masivo, con cientos de miles de muertos, con un Al Assad convertido en un sátrapa, y con una multitud de ejércitos y milicias a cada cuál peor acosándole.

En 2001 muchos veíamos a Damasco con ilusión. Compañeros de profesión en Córdoba habían viajado a la capital siria en aquel hermanamiento y nos habían contado mil y una historias de una ciudad que, nos decían, se parecía mucho a la nuestra. Nos imaginábamos aprendiendo árabe, haciendo intercambios con su universidad e incluso negocios, en una de las capitales más civilizadas de Oriente Medio.

Pero desde 2001 las cosas no han hecho nada más que ir a peor. Y aquella ilusión se torna hoy un espejismo, un sueño del pasado. Como recordar la casa de tus abuelos en la que fuiste feliz pero que ya está demolida. Aquel 2001 no regresará, aunque permanezca Medina Azahara, aunque sea imposible reescribir la historia de los omeyas, de aquel califato que alumbró a Europa Occidental. Damasco tardará décadas en volver a ser lo que fue. Y Córdoba tardará otro tanto en recuperar la confianza con un lugar físico al que le debe tanto.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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