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Las cloacas de la política

Alfonso Alba

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“O cazas o eres cazado”. La cita es de Frank Underwood, un político estadounidense ficticio pero que podría ser real interpretado por Kevin Spacey en House of Cards, una serie que debería estar en la videoteca de todos aquellos a la que le gusta un poco la política. “O cazas o eres cazado”, insiste Underwood, un profesional que ha llegado a lo más alto de la madre de todas las políticas, la norteamericana, cazando.

No olvidemos que House of Cards es una serie de ficción en la que cualquier parecido con la realidad es eso, ficción. Pero uno se puede zampar sus dos temporadas (26 capítulos de 50 minutos) tan ricamente porque lo que destila la serie es precisamente realismo.

Desde aquellos Idus de Marzo en la que una conspiración de senadores romanos acabó con la vida de Julio César (querían una república y no una dictadura, ojocuidao) sabemos que en las cloacas de la política se es capaz de cualquier cosa con tal de llegar ahí arriba, a eso que Frank Underwood prefiere por encima de todas las cosas: el poder es más importante que el dinero.

Hoy, en España las cloacas de la política apestan a corrupción. En poco más de una semana nos hemos enterado que el hombre que daba lecciones morales desde la presidencia de Cataluña durante casi un cuarto de siglo no hacía otra cosa que pegar sablazos a diestro y siniestro. Es curioso, pero ha tenido que haber una amenaza tan bestia como la de la consulta catalana para que lo sepamos, para que se abriera la tapadera de una cloaca en la que ya habían husmeado algunos fiscales heroicos y muchos agentes del CNI...

Tampoco huele muy bien la trama de los cursos de formación que ha acabado con el arresto de un exconsejero de la Junta de Andalucía (Ángel Ojeda Avilés) por, siempre presuntamente, haberse quedado para beneficio propio con millones de euros de dinero público que tendrían que haber ido a atenuar el endémico problema de desempleo en la región. Aunque olía, nadie en el gobierno andaluz se atrevió a levantar la tapadera de esta cloaca no fuera a ser que las aguas residuales le acabaran salpicando. Sin embargo, la fosa séptica ha crecido tanto que ha acabado estallando de la peor de las maneras: hoy hay una docena de juzgados y varios equipos de la Policía Nacional y la Guardia Civil investigando el asunto.

Y el olor a cloaca del tesorero del partido en el Gobierno central, que parece que robó a espuertas millones de euros de dinero negro sin que nadie se diese cuenta ni, por supuesto, supiese lo que allí estaba pasando acaban por hacer creíble una serie que tendrían que ver lo antes posible.

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