Recursos humanos
Un informe municipal del Departamento de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Córdoba ha creado una “hoja de ruta” para “racionalizar el gasto” en personal de la Gerencia Municipal de Urbanismo. La razón que se aduce es que, de no hacerlo, se pone en peligro la viabilidad económico presupuestaria del Ayuntamiento de Córdoba. El déficit oficial de 3,1 millones de euros, que en realidad es superior si tenemos en cuenta gastos no contabilizados aún como el Fondo Norte del Arcángel, se ha convertido en una espada de Damocles al no haber otra forma de afrontarlo que las transferencias municipales. El plan de “ordenación” de recursos humanos elaborado llega a asumir el despido colectivo de, aproximadamente, la mitad de la plantilla de este organismo autónomo.
El informe responde al fracaso del plan de viabilidad que se aprobó para aplicar el plan de ajuste que, a su vez, se elaboró para acceder al plan de pago de proveedores. Por mucho que se nos vendió que el convenio firmado con los trabajadores, por el que se rebajaron algo los salarios, sería suficiente y se podría evitar el despido de unos 45 trabajadores, tal y como se proponía en el citado plan de ajuste, la realidad es que se han incrementado los problemas. La búsqueda de nuevos ingresos ha sido no solo infructuosa, sino que ha seguido cayendo, teniendo que hacer, además, frente al pago de diversas sentencias judiciales, fundamentalmente, sobre expropiaciones. El fichaje del supergerente Martínez, un teórico de la administración, ha devenido en este desastre de gestión, lo que se podía presagiar sabiendo la dificultad de Hoover Martín para tomar decisiones impopulares, al más puro estilo de Manostijeras Rajoy.
El informe acaba proponiendo la posibilidad de hacer desaparecer la Gerencia de Urbanismo, que ya se planteaba como opción en el plan de ajuste, y que el Padrino socialista Durán ya propuso en plena campaña electoral. De adoptarse tal resolución, Hoover Martín tendría el dudoso honor de haber fundado la Gerencia en su actual conformación y de, algo más de veinte años después, certificar su defunción. Algo parecido a lo que va a tener que hacer con Procórdoba, por lo que no sabemos si Hoover Martín hubiera estado mejor al frente de Cecosam, por aquello de los funerales que parece que va a tener que presidir. Bellido de Locksley parece cansado de que el urbanismo municipal le estropee su labor en busca de la estabilidad municipal y parece decidido a adoptar cualquier tipo de medida, por más que denomine al informe de Recursos Humanos como documento de trabajo.
“Planes”, “racionalización”, “ordenación”, todos son eufemismos que no logran esconder los recortes y despidos como única arma de la que parece el gobierno pepero para reducir los gastos municipales. Pero el término que más escalofrío me da es el de “Recursos humanos” para hablar de los empleados municipales. Lo asemejo al de “efectos colaterales” para hablar de víctimas civiles. Laurent Cantet recibió los premios del cine europeo por una película de ese título en la cual un joven licenciado universitario entra en fábrica de su padre dentro del departamento de recursos humanos. Sus intereses son lo de buscar acuerdos entre empresa y trabajadores pero pronto verá que su trabajo consistirá en una reorganización de la empresa que implica una reducción de plantilla, incluyendo a su propia familia. Al fin y al cabo, su subsistencia depende de amargar la vida a otros trabajadores, convertidos en meros números de una cuenta de resultados. Algo similar deben estar sintiendo los técnicos municipales que elaboren esos informes, sin saber que posiblemente alguna vez se les podrá aplicar la misma medicina.
Soy plenamente conocedor de que no es de recibo la forma en que la Gerencia de Urbanismo ha ido incrementando su plantilla, sin una sola oferta de empleo público, mediante contratos indefinidos, interinos o fijos y paradójicamente con el mejor convenio del Ayuntamiento durante años. Sé que su estructura es hoy excesiva para el trabajo que exige el desarrollo del PGOU o la actividad urbanística. Entiendo que no es popular potenciar la unidad de inspección urbanística, ni cobrar los miles de multas que descansan en los cajones y que, de cobrarse, supondrían un ingreso más que suficiente. Sería absurdo volver a plantear un plan de viabilidad que pase por la venta de suelo o de aprovechamientos, cuando Procórdoba no logra vender ni un metro cuadrado de suelo a pesar de haber bajado los precios. Imagino que está cerrada la posible subida de tasas e impuestos, que además se muestra insuficiente al no haber a quien aplicarsela.
Pero, a pesar de todo, no puede ser que la única solución sea el despido del personal y el cierre del organismo. Si hay que recortar el gasto en personal habrá que volver a recortar salarios, a reducir jornada, a eliminar los cientos de complementos por jefaturas, todo antes de que media plantilla tenga que salir por la puerta de atrás. Junto a ello, habrá que buscar nuevas líneas de actividad que generen nuevos ingresos. Los responsables peperos no pueden achacar esta situación a la mala gestión heredada puesto que nunca criticaron el coste salarial de la gerencia, ni la forma de acometer las expropiaciones, incluso participaron en ello en sus cuatro años de presidencia del organismo. Mal harían también los empleados públicos en enfrentarse entre ellos. En Recursos Humanos queda claro que la situación es responsabilidad de una forma de entender la economía: la liberal.
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