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Vidas alcalinas o los cabrones existen

Ángel Ramírez

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Cada vez me estoy volviendo más maniqueo. Nuestro tiempo es el tiempo del relativismo, de la diversidad, y más o menos nos hemos acostumbrado a buscar explicaciones causales externas a la ética. Yo además con eso de ser sociólogo y dedicarme a la investigación estoy entrenado en la alteridad, la empatía, eludir los juicios morales, y mirar la realidad y el comportamiento de la gente desde fuera, como un observador neutro capaz de construir la trazabilidad de cada actitud o comportamiento sin apelación alguna a la bondad y la maldad, cada cosa producto de contextos e interacciones sin restos de comida entre los dientes ni halitosis.

Sin embargo a ese campo de explicaciones veo que hay que sumarle otro plano que no lo sustituye si no que lo complejiza, de carácter binario. Todos esos análisis, posiciones, contextos están cruzados por una división en dos campos, uno que sí y otro que no, en uno hay flow en el otro pesadez. A pesar de todas las deconstrucciones posibles, en algunos fenómenos encontramos un oncogen, una célula en la que falló la programación y que por ello está constituida para destruir, no tiene más función que esa y vaya donde vaya ese animal, persona o cosa, lo mejor es cambiar de acera. Lo que quiero decir es que a pesar de todos los relativismos, los cabrones existen.

Bueno, siendo precisos lo que existe es “lo cabrón”, que hoy se manifiesta en una persona y mañana en una ideología, un comentario o un apretón de manos. Como voy un poco de moderno y no está a la altura esta simpleza de análisis, he estado mirando el mercadillo de fin de semana de teorías en boga y me he encontrado una que me puede valer. En el año 1931 el científico Otto Heinrich Warburg recibió el nobel por descubrir la causa primaria del cáncer en su tesis “La causa primaria y la prevención del cáncer”. Según este hombre el cáncer y la mayoría de los males vienen por un exceso de acidez en el cuerpo provocada por el consumo de alimentos acidificantes y el sedentarismo; mientras que en el otro lado está la alcalinidad. Hay alimentos ácidos ( carnes, leche, sal, harina, alcohol tabaco…) y alcalinos ( verduras crudas, miel, mijo y la clorofila de las plantas, básicamente). Una alimentación antifisiologica (dieta basada en alimentos acidificantes y sedentarismo), crea en nuestro organismo un entorno de acidez y éste, a su vez, provoca la expulsión del oxígeno de las células

Así que vale, que todo es cuestión de equilibrio (un Ph de 7,40 mola parece ser), pero hay cosas buenas/alcalinas (alimentos, prácticas, humores, cariños) y malas/ácidas(escríbalas usted mismo). Como soy yo más bien escéptico y he conseguido salir con vida de las distintas sectas que me han asaltado, he decidido hacerme de la secta del Ph, que consiste en hacer aquello que nos mantiene en el 7,40, mucha fibra y mucho oxígeno. Así que por la mañana miro mi agenda y clasifico: reunión política (ácido), quedada para café (café ácido, conversación alcalina), clases de danza (alcalina), ratillo en la República de las Letras (alcalino) y  voy tomando mis decisiones. Yo voy a todos lados con mi potenciómetro y en cuanto veo que está cogiendo la cosa un color feo, digo “me voy que me tengo que quedar con los niños” y ahí que se queden con sus malos rollos. Y perdono las justas que no estamos ya para perder mucho tiempo. Así que animaos, os compráis uno que los venden por unos cuantos euros en la red, y os sumáis a la religión del ph, aunque sin tomarse demasiado en serio lo de la alimentación, que sin un vinito a ver qué hacemos.

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