186 católic@s
Si Dios no lo remedia (y parece que últimamente está muy distraído) 186 católicos van a ratificar hoy que la sanción por el impago de una hipoteca es la muerte. La muerte civil (te quitan tu casa, te echan a la calle, y te embargan los posibles sueldos futuros que puedas conseguir con algún trabajo basura); o la muerte física, si no soportas la humillación y la angustia y pones un poco de tu parte, como ocurrió la semana pasada con Fran Ledesma. Digo 186 católicos refiriéndome a los diputados del Partido Popular (pecar, parece que pecan), alguno de ellos supongo que no lo será, pero seguro que lo lleva con discreción y no voy a ser yo quien le complique la vida. Veremos el resto de partidos que hace hoy cuando se vote en el Congreso de los Diputados la Iniciativa Legislativa Popular que pretende que se apruebe la dación en pago. O sea, que lo que pide este más de un millón de irredentos es que si una persona no paga la totalidad de su hipoteca el banco se quede con la casa, pero que le dejen rehacer su vida. Pues va a ser que no.
El pasado viernes nos reunimos unas 600 personas en el Bulevar de Gran Capitán para exigir que se acabe esta crueldad y para llorar a Fran. No vi por allí a ningún Demetrio Fernández, ni a nadie con clerimán, y eso que era en la puerta de la sede de Cajasur o como se llame, que con el sitio están familiarizados. Con la devoción que tienen por los santos mártires lejanos y de pega, y no mueven un músculo por los actuales y cercanos, las velas para las estatuas de piedra. Después se hace alguna referencia en el sermón del domingo y a otra cosa mariposa.
Como a este país le va el sainete, los que sí estuvieron por allí fueron un par de policías municipales pidiéndole la documentación a los que veían sin pinta de haber ido a misa de 12 (la mayoría parecía más bien agnóstico o ateo, inexplicable…). La excusa fue que alguien había hecho una pintada en las paredes de cristal de la hasta no hace mucho entidad de economía social (más o menos de todos) y ahora banco privado. Paro, bajada de sueldos, de derechos sociales, corrupción, y alguien va y hace una pintada en un banco. Deberíamos ir promoviendo ya una candidatura al nobel de la paz al pueblo español, porque no es posible más paciencia y aguante.
Cuando se acerquen las elecciones, los 186 representantes de la banca en la tierra pedirán el apoyo de la jerarquía eclesiástica y lo tendrán, y los silencios de ahora se convertirán en soflamas sobre el derecho a la vida (¿la de Fran también?). Y habrá entonces que recordarles su complicidad con la crueldad, con el abandono de los más débiles, y que no me vengan con los litros de leche y kilos de arroz que reparte Cáritas. Porque esto no va de caridad, esto va de justicia.
PD: El próximo 16 de febrero a las 18 hs, frente a la Subdelegación del Gobierno, saldrá una nueva manifestación de Stop Desahucios. Espero que muchos, católicos también, claro, estemos allí.
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