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Estrategia o incapacidad?

Redacción Cordópolis

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Entrar a “google street view” y visitar nuestra ciudad virtualmente se está convirtiendo en una actividad no apta para melancólicos. Las dos imágenes que se muestran a continuación tienen en común una tragedia urbana.

Son la visión que nos presta Google de dos edificios protegidos que ya no están en pie.

En las dos situaciones, se aprecia en principio un mismo “modus operandi”. Un edificio en uso y habitado, con valores no exclusivamente arquitectónicos, también de localización en la ciudad, es adquirido por una empresa promotora o inmobiliaria. Hasta ahí todo lícito. Una vez el edificio es desocupado, no atendidas sus necesidades de conservación, el deterioro de los elementos constructivos se hace cada vez más acuciante, hasta que llega el momento en que el estado ruinoso del inmueble solo deja una salida posible: demolición.

En el tiempo que media entre la adquisición y la demolición, la promotora puede que haya echado sus números y visto que una rehabilitación del edificio no le es rentable. La demolición total y nueva edificación, además de presentar ventajas económicas, da la posibilidad de redistribuir espacios y sacar mayor rendimiento al solar.

Todo esto, puede parecer, que no digo yo que lo sea, una triquiñuela para saltarse a la torera la ordenanza y la ficha de protección del Plan Especial de Protección del Casco Histórico, documentos que determinan la obligación de conservar determinados elementos y estructuras de la edificación en cuestión. Pero claro,  una ruina es una ruina y si además hay peligro para el viandante, no hay más remedio que cortar por lo sano, o eso dicen.

Todo muy justificado. Todo muy lamentable. Que algunos promotores no prestan atención a los valores ambientales o arquitectónicos de la edificiación y evindencien no tener sensibilidad alguna hacia el patrimonio de nuestra ciudad, es algo sabido. Para eso están las ordenanzas de protección, pues si todos obrásemos con respeto y cuidado, no harían falta normas. Y para eso está la autoridad municipal, para velar por que estos preceptos se cumplan.

En ambos casos, creo que ha habido una excesiva relajación por parte del Ayuntamiento en cuanto a vigilancia y control. En el recentísimo caso de la casa del Portillo, de haberse exigido el cumplimiento de las obligaciones de conservación o en su defecto, la redacción del ITE, y la obligación de ejecutar las operaciones que se estimaran necesarias, no habría ocurrido esto:

El Arco se queda huérfano, al solar existente desde hace lustros en su parte izquierda se le ha venido a sumar esta ignominiosa mella en la parte derecha. Por cierto que existe un Registro Municipal de Solares y edificaciones ruinosas del que hablaremos otro día.

A la crisis económica, que impide actuar con normalidad a los promotores sensatos, se suma la maldad estratégica del promotor ventajista y para rematar, se le añade la incapacidad de la administración para velar adecuadamente por el patrimonio, de exigir su conservación y de actuar en consecuencia si no se conserva... y mientras el Casco Histórico perdiendo inmuebles y ganando solares.

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