¿Tu perfil en Twitter publica por su cuenta?
Rara es la semana en la que no me encuentro con alguien cuya cuenta de Twitter ha sido comprometida.
(Me encanta ése eufemismo que utilizan para decir que no se sabe ni cómo ni por dónde pero se han colado en tu cuenta de cualquier servicio online.)
Cuando esto ocurre el problema básicamente es que desde tu perfil de Twitter se publican tuits de forma automática y sin tu consentimiento con enlaces a contenidos spam o maliciosos.
También existe la versión en la que se envían ese tipo de tuits desde tu cuenta de Twitter, pero en forma de DM (mensaje privado).
Los mensajes suelen ser del tipo “alguien está diciendo cosas muy feas sobre ti”
O por ejemplo algo así como “menudas risas con estas fotos tuyas que ha subido alguien”
Una vez que, o bien nos hemos dado cuenta por nosotros mismos, o bien nos lo han avisado, llega la famosa pregunta ¿qué hacemos? La cosa suele tener una fácil solución.
Mi recomendación es, en primer lugar, cambiar la contraseña.
Y una vez hecho esto nos pasamos por las aplicaciones autorizadas y hacemos limpia de todo aquello que resulte sospechoso. Para hacerlo seguimos los siguientes pasos:
- Accedemos a “Configuración”.
- Seleccionamos “Aplicaciones”,
- Y una vez aquí dentro vemos todas las aplicaciones a las que a priori hemos autorizado acceder a nuestra cuenta de Twitter. Ahora es cuestión de revocar el acceso de todas aquellas que nos resulten “sospechosas”
- Y ya de paso aprovechamos y hacemos limpieza también de todas ellas que ya no usamos, que nunca está de más.
Por último añadiría eliminar los tuits o mensajes directos que hayan podido ser enviados desde nuestro perfil sin nuestra autorización. Así podremos evitar que algún incauto haga clic en el enlace.
Con estos sencillos pasos, a priori, todo debería estar solucionado.
Mira que es curioso que no hubiera escrito yo antes este post, con lo frecuente que es y yo aquí sin contaros cómo se soluciona... En fin, ahora que ya sabéis todos como atajar estas situaciones tan engorrosas no tenéis excusa para no echar una manita a la próxima víctima inocente con la que os crucéis.
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