Primera era esto
Llegar el último y marcharse el primero. Ganar poco y perder mucho. Llenar las gradas cada día de partido para ver un boceto que nunca se terminó, una pretemporada perpetua, un desfile de tipos vestidos de blanco y verde que iban a lo suyo. Cuando unos cuantos coincidían en intereses, a lo mejor se podía ver algo interesante. Y aquí, ya saben, se aplaude todo. Tres pases seguidos, un desmarque, una internada por la banda, un centro decente, una carrera que termina con el delantero estrellándose contra las vallas publicitarias... Qué locura hubiera sido ganar más veces. El Arcángel, el escenario conocido como “nuestro reino” gracias al himno -y a la fidelidad irracional de sus moradores-, fue una tómbola. A día de hoy, sólo una victoria. El día de Reyes, frente al Granada, otro pobrecito de la Liga que anda por ahí recibiendo palizas y con sus futbolistas mirándose el reloj y suplicando por que llegue la hora. La del final de todo. Al menos, el del suyo como empleados del club al que llegaron porque lo decidieron otros.
Faltó compromiso, pero el Córdoba no bajó por esa razón. El déficit fue de idoneidad. A algunos les vino largo. No señalaremos más porque ya quedaron retratados. Otros podrán tener calidad, pero no valen para lo que el Córdoba necesitaba, que no era lo que quería. Se creyó al principio que podía hacer fútbol de autor. Trajo artistas y lo machacaron. Luego quiso jugar como deben hacerlo los que pretenden aferrarse a la plaza como sea, atrincherados en su portería y saliendo a la contra. Pero ni tenía las piezas adecuadas ni supo acertar para encontrarlas en el mercado invernal. Al final, ha terminado haciendo lo que buenamente podía bajo el catecismo de la gestión emocional de José Antonio Romero, un veterano hombre de la casa al que le endosaron el marrón de poner la cara en el banquillo para el 'segundazo' cantado. Mucho quiero y no puedo. Decepción brutal. Un par de buenos ratos y la horrible sensación de estar ahí de prestado, como los futbolistas cuyo nombre se coreó en agosto y que ahora, en mayo, se marcharán como forajidos. Primera era esto.
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