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Repensar la ciudad mirando a los barrios de Córdoba
La Asociación Córdoba Futura, en línea con uno de sus objetivos de contribuir al fortalecimiento de una sociedad civil comprometida con su comunidad y apoyar las acciones ciudadanas más innovadoras y creativas, ha organizado dos foros de debate en los que ha invitado a representantes de varias asociaciones vecinales (AV), para que analizaran la situación y problemas de sus barrios en el contexto del estado actual de la ciudad y sus perspectivas de futuro. En el primero, celebrado el 26 de junio, participaron Juan J. Giner, presidente del Consejo del Distrito Centro, Rafael Carmona, portavoz de la AV Santuario y Juan Banderas, portavoz de la AV La Voz de las Moreras En el segundo, celebrado el 8 de octubre, participaron Alfonso Romero, vocal de la AV Nueva Ciudad Jardín, Juana Pérez, vicepresidenta de la AV La Axerquía, Carmen Arribas, secretaria de la AV Valdeolleros y Juan M. León, portavoz de la AV Por la Autonomía de Villarrubia y presidente de la Junta de Compensación Cuevas de Altázar. Desde la “fila cero” de los dos actos, participaron, entre otros, representantes de los grupos municipales: Miguel Ruiz Madruga, por el PP, Antonio Hurtado, Joaquín Dobladez y Alicia Moya por el PSOE, Irene Ruiz Membrilla por Hacemos Córdoba y Miguel A. Castellano por VOX. A ambos actos asistieron bastantes personas tanto presencialmente como en directo a través del canal YouTube de Córdoba Futura.
En este texto se hace una síntesis de los principales problemas y propuestas que se trataron en el debate, así como algunos aspectos que se plantearon sobre el modelo de ciudad deseable, cuestiones sobre las que hubo bastante coincidencia entre los representantes de los barrios y también entre los representantes políticos en algunos de los temas que se trataron. No obstante, a quien interese conocer con detalle las intervenciones completas de los ponentes y participantes en el coloquio, toda la información y la grabación completa de los dos actos está en la página web de la asociación. http://www.cordobafutura.es/
Hace cincuenta años se decía de Córdoba que, pese a su tamaño, más que una ciudad era un conjunto de barrios yuxtapuestos, en los que la vida se desarrollaba con más intensidad y continuidad que en los espacios simbólicos, los que suelen representar al conjunto de la ciudad y a los que se recurre para escenificar en ellos la identidad colectiva. Esto ha cambiado, con el paso de los años Córdoba se ha expandido, ha articulado todos esos barrios derribando barreras, facilitando la comunicación entre ellos y reforzando el uso de los espacios simbólicos, ir al centro sin decir desde el barrio “vamos a Córdoba” como se decía antes. La expansión también ha creado nuevos espacios, ocupados por ciudadanos procedentes de forma más o menos directa de los barrios de entonces, que a veces parece difícil que vayan a convertirse en barrios como aquellos.
Pese a ello, los barrios siguen siendo parte fundamental de la estructura de la ciudad, reflejan su diversidad y sus diferencias internas, que hay que tener en cuenta para acertar en la construcción de un desarrollo urbano inclusivo, equilibrado, justo y respetuoso con las señas de identidad de la ciudad.
En este sentido, hubo bastante acuerdo sobre la importancia que históricamente ha tenido en Córdoba la tradición comunitaria y asociativa de los barrios para la solución de sus problemas, a través de la acción colectiva. Esta tradición se reforzó mucho en las dos primeras décadas de la recuperación de la democracia. En los años ochenta y noventa Córdoba llegó a ser un modelo de referencia de participación vecinal en España. Desde comienzos de este siglo empezó a declinar. Todos han reconocido que se mantienen con menos intensidad y con problemas de relevo generacional para continuarla, debido al crecimiento de las actitudes individualistas propias de un cierto liberalismo que tiende a negar el valor del comunitarismo. Pese a ello también reconocen que el asociacionismo vecinal ha sido y sigue siendo imprescindible para resolver los problemas de los barrios. Se pusieron ejemplos de la eficacia de esta tradición, en los que la colaboración público-vecinal fue muy útil para identificar problemas y tomar buenas decisiones para solucionarlos.
También hubo coincidencia en que con el paso del tiempo el modelo de participación vecinal ha ido perdiendo eficacia y convendría repensarlo para hacerlo más operativo y solidario, estableciendo prioridades según las carencias y urgencias de las necesidades de los barrios. En otras palabras, un modelo de participación multilateral de toma de decisiones, en el que participen todos los barrios y el Ayuntamiento, limitando las relaciones bilaterales como vía de acceso a la toma de decisiones. Un modelo que estimule también el movimiento asociativo, garantizando que el trabajo que realicen las asociaciones en pro de sus barrios tenga resultados visibles en las políticas municipales.
Igualmente se utilizó la expresión “repensar la ciudad” como algo necesario para adaptarla a los cambios que en los últimos años se han acelerado en Córdoba y en otras muchas ciudades. Asuntos sobre los que habría que tomar decisiones urgentes para evitar tener que arrepentirnos por no haberlo hecho a tiempo, como lamentablemente ha sucedido con más frecuencia de la deseable.
Los temas que se han señalado para repensar la ciudad han sido los siguientes:
Proteger el Casco Histórico (CH), parte importante de la identidad de Córdoba, del peligro de perder su condición de barrio vivido y sostenido por vecinos de la ciudad. Se deben tomar medidas para evitar tendencias como: el despoblamiento del CH y la pérdida del comercio de cercanía; el aumento sostenido de los alojamientos turísticos; el creciente número de eventos, especialmente religiosos y en menor medida culturales, que se celebran dentro de él, pese a las limitaciones del trazado urbano (especialmente en el entorno de la Mezquita); el deterioro visible en bastantes de los espacios públicos del CH; las dificultades del mantenimiento de parte del patrimonio situado en él, incluido el deterioro de patrimonio paisajístico del río; y la falta de incentivos en materia de infraestructura y servicios para atraer y mantener población dentro del CH. Se trata de evitar que el avance de estas tendencias acabe convirtiendo al CH en un espacio cada vez más ajeno a la ciudadanía local, un parque de atracciones, como se ha dicho de algunas ciudades que ya han llegado a ese final.
Facilitar el acceso a la vivienda mediante la conservación y rehabilitación de barrios consolidados, algunos cuasi céntricos, que corren el riesgo de degradarse. La población de la ciudad está disminuyendo según datos del INE desde los 328.547 habitantes en 2010 a los 322.821 en 2024. El crecimiento sostenido del turismo y la previsible reactivación de la industria, mejorarán la situación económica de la ciudad y puede que aumente la población, pero no de manera intensa a corto y medio plazo. Dado el encarecimiento de la vivienda de nueva construcción, se debería pensar en la posibilidad de rehabilitación de viviendas de barrios como Ciudad Jardín, Valdeolleros y otros similares, para ofertar vivienda más asequible, impedir que esos barrios se deterioren, recuperen el valor social que tuvieron en su creación y sigan contribuyendo a mantener cohesionada la ciudad. En este contexto, no se debería optar sólo por nuevos barrios periféricos como está sucediendo, aislados y escasos de servicios, cuyas condiciones no favorecen el desarrollo de la identidad de barrio de tanta tradición en Córdoba.
Proteger a los ciudadanos de los efectos del cambio climático. El cambio climático está teniendo efectos peligrosos para la salud y la calidad de vida de los ciudadanos por el aumento del número de días con altas temperaturas. Abordar este problema requiere medidas urgentes para paliar el calor (más toldos, más árboles, menos islas de calor, más aislamiento y aclimatación de viviendas más expuestas a este fenómeno, más piscinas públicas de barrio y espacios protegidos del calor …) que ayuden a los ciudadanos a defenderse de los rigores del verano, especialmente los que no pueden permitirse tener vacaciones fuera de la ciudad en esos meses.
Pasar con firmeza del diagnóstico a la acción para mejorar la situación de los barrios de Palmeras, Moreras, Sector Sur y Barrio del Guadalquivir, para que Córdoba sea una ciudad inclusiva. Los representantes de los vecinos reconocen que se han hecho muchos diagnósticos y estudios sobre la situación cultural, económica y social de estos barrios, que no han servido para que su situación haya mejorado de forma significativa, aunque haya habido mejoras puntuales en algunos de ellos. Este es un problema endémico de la ciudad que, si quiere ser una ciudad inclusiva, hay que abordar con rigor. La experiencia indica que para ello es necesario contar con una programación de políticas públicas de intervención compensatoria, que se mantenga a largo plazo, con metas claras de mejora, participación vecinal en la planificación y ejecución de dichas políticas, y evaluación periódica de los resultados.
Un plan para la atención a los problemas de las barriadas periféricas de la ciudad. La ciudad de Córdoba tiene casi setenta unidades periféricas de población, que dependen del Ayuntamiento de la ciudad. Todas suman algo más de 26.000 habitantes. Las seis con más de 1.000 habitantes (El Alcaide, Alcolea, Doña Manuela, El Higuerón, La Golondrina, Villarrubia y El Veredón de los Frailes) suman unos 10.000 y las de más de 500 suman unos 5.000. Las más cercanas a Córdoba tienen funciones de vivienda principal o segunda residencia, algunas problemáticas (las parcelaciones), de personas que trabajan en Córdoba u otros municipios cercanos. Aunque entre ellas hay muchas diferencias, hay bastantes con carencias de servicios básicos (como sanitarios o lugares de encuentro y ocio para los jóvenes) o de difícil acceso a ellos por dificultades de movilidad. Sus representantes se quejan de que están en una situación de abandono o cuasi abandono.
Recuperar la Policía de Barrio. Ha habido también coincidencia en la importancia de recuperar la policía de barrio, que hace años que existió, que prestaba servicios muy valiosos a los vecinos y a la seguridad de los barrios.
Esta interesante información, transmitida por los representantes de los barrios, no agota todos los asuntos sobre los que hay que repensar la ciudad, pero ayuda y estimula a seguir identificándolos y continuar reflexionando sobre ellos.
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