Señala el periodista Jose María Montero, y señala bien, que en el caso del lince “el éxito tiene numerosos padres, pero el fracaso es huérfano”, frase atribuida a JFK y que puede aplicarse a cualquier orden de la vida.
Ya señalamos como parte fundamental del logro, la Estrategia de conservación del Lince ibérico, el programa LIFE y los centros de cría en cautividad.
Y también pusimos en valor, el antecedente de la declaración como parques naturales de la sierra de Cardeña y Montoro y de la sierra de Andújar y la gestión que después se hizo.
Todos y cada uno de esos hitos, hicieron posible el éxito alcanzado, que ha conseguido que la población lincera de poco menos de 100 individuos censados en 2002, haya crecido a los más de 2.000 registrados hace pocos meses y por lo tanto, que abandone la categoría de “especie en peligro de extinción” para pasar a la categoría de “especie vulnerable”.
Pero como “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”, es justo que hagamos memoria y recordemos el 8 de mayo de 1985.
En aquella fecha, en la Primera Legislatura, un joven parlamentario socialista y biólogo, Manuel Arenas Martos, acompañado de otros cuatro diputados, presentaba en el registro de entrada del Parlamento de Andalucía, una PNL (proposición de no ley).
En ella instaba al Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, a que elaborase y aprobase los decretos por medio de los cuales fueran declarados Parques Naturales, la sierra de Hornachuelos y el valle del río Yeguas, “como forma de asegurar el futuro de la importante riqueza natural y económica”.
La PNL fue aprobada el 25 de septiembre de 1985 por el Parlamento de Andalucía. Y marcó el inicio de los trabajos de la Agencia de Medio Ambiente que culminarían, cuatro años más tarde, con la promulgación de la Ley 2/1989, de 18 de julio, por la que se aprobó el Inventario de Espacio Naturales Protegidos de Andalucía, declarándose 22 Parques Naturales entre ellos los de la sierra de Hornachuelos, la sierra de Cardeña y Montoro y la sierra de Andújar.
Indudablemente el éxito alcanzado es un logro colectivo, fruto de un esfuerzo que tiene nombre y apellidos. Sería imposible citar a todos los actores, pero hoy hemos contribuido a dar al César, lo que es del César.
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