El Cercanías de Córdoba
¿Para cuándo un tren de cercanías entre los municipios de Villa del Río y Palma del Río, teniendo como eje central a Córdoba?
Se trata de un plan y de una aspiración común de toda una provincia, de un proyecto con unos intereses colectivos del que se pueden beneficiar miles y miles de cordobeses. No es necesario citar los beneficios de este medio de transporte: rápido, seguro, limpio… pues hay realidades tan obvias que explicarlas sería perder el tiempo. Pero hay algo más. El tren en sí, por su propia naturaleza, y como si de una hoguera se tratara, aviva los núcleos industriales.
Por otro lado incentiva el relativismo cultural, enlaza costumbres entre los pueblos y propicia las intercomunicaciones afianzando las bases del turismo, de una Córdoba que está de moda.
La red de cercanías está presente en Sevilla, Málaga y Cádiz. En cambio, Córdoba, teniendo los condicionantes necesarios y cumpliendo con todos y cada uno de los requisitos, no existe, ¿Por qué no?
Es triste ver que vecinos de nuestros pueblos sólo conozcan Córdoba por el Hospital Reina Sofía, simple y llanamente por necesidad. No es ningún disparate, es así, por muy exagerado que parezca. Pero es entendible, por supuesto. A veces, el abanico de posibilidades para trasladarse se reduce tan sólo al autobús, un medio de transporte que tiene la habilidad de convertir el viaje en una odisea, a los viajeros en sardinas en lata y la virtud de hacer un trayecto de 40 kilómetros en una hora y media, por poner un ejemplo. No me digan que eso no tiene mérito. ¿Por qué tenemos que seguir asumiéndolo? Igual sucede en sentido inverso, y seamos sinceros, los pueblos son unos desconocidos para la capital.
El cercanías, como su propia palabra dice, acerca. Movilizaría millares de viajeros y agitaría la economía de la provincia, que no es poco. ¿Dónde hay que firmar?
Pienso que en tiempos de crisis debe agudizarse el ingenio, que Córdoba necesita de sus municipios y estos necesitan de ella, pero mutuamente. Su interconectividad suma, no resta, no aísla y al mismo tiempo estamos obligados a creer que el éxito no siempre radica en obras faraónicas, por lo que es importante señalar que si tenemos la vía, las estaciones rehabilitadas con sus andenes elevados y multitud de cordobeses con ganas de “subirse al tren”… me pregunto entonces que si las infraestructuras están: ¿Qué falta? Posiblemente el dinero, lo que mueve el mundo, queramos o no.
Podría pensarse que no estamos ante una coyuntura propicia para reivindicar nada, pero tampoco lo sería para otros proyectos que se presentan como alternativa a éste, y con presupuestos muy desorbitados en relación al aquí presente.
En definitiva, los cordobeses estamos esperanzados en que un día aparezcan hombres humildes con decisiones inteligentes. ¿Veremos la luz al final del túnel?
¡Viva Córdoba, Córdoba y sus pueblos!
José Antonio León Llorente
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