Gracias a mi amiga, la gran científica Jodie Foster, muy buena señora, tengo un hilo constante y colaboro con la gente que lleva el asunto ese del Proyecto SETI, cuyas siglas en inglés (Search for ExtraTerrestral Intelligence), significan “búsqueda de inteligencia extraterrestre”.
En fin; lo normal. Lo esperado, según cómo está la cosa en lo “terrestral”.
El SETI me dice que yo les pase información sobre Córdoba, su significado y tal, y por si ellos le pueden pasar estos informes a presuntas inteligencias extraterráqueas que tengan alguna intención de contactarnos esperamos que de buen rollo.
Desde el SETI (y sus colaboradores, como yo) nunca hablamos en términos de “colonización”, ni mucho menos de “invasión”, porque el buen rollo preside nuestras investigaciones y, por ahora, recibe nuestros patrocinios. SETI nació como un proyecto muy participativo y muy socializado: cualquier partner podría sumar desde su casa, desde Oregon a Motilla del Palancar, desde Rute a Almedinilla, desde Mogadiscio a Ulam Bator, desde Montreal a las Siete Fincas… y así.
Es decir, un proyecto que, de bien intencionado, ya nació muerto.
Pero ahí seguimos unos cuantos: inasequibles al desaliento, de lo inútil a la melancolía, por ser un tardomarxista.
El caso es que me pidieron informes sobre Córdoba, como lugar magnífico para llegar, conocer, tal vez instalarse e, incluso “mestizarse”, asentarse e interactuar. Les hablé de nuestra historia, de nuestras cuatro declaraciones de patrimonio de la humanidad (de toda la humanidad), de una frase de Obama sobre nosotros y del pobre paradigma de Jahanbegloo y tal y cual.
Y, como no son tontos y tenían su “contraparte”, los de la Inteligencia Extraterrenal contestaron que, después de hacer un cribado de informaciones de prensa, tv, redes sociales y radio, se habían dado cuenta de que aquí sólo nos dedicamos a comer, a hacer ruido en la calle, a escuchar flamenquito de mierda, a pasear muñecos horrorosos por la calle todo el año y a convertir un monumento ecuménico mundial en un cutre museo cofrade.
Y ya está. Así que no les interesamos.
El informe de la contraparte venía a resumirse en algo así como que “después de haberos estudiado, el cribado es lo que tengo aquí colgado”.
Frase, por cierto, que podía haber firmado, cualquier consejero nuevo de Sanidad.
Y es que la ciencia ficción se basa en un solo principio: Hoy es el futuro de ayer.
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