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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Fresas

Fresas envasadas listas para su comercialización

Juan José Fernández Palomo

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Ayer, cuando fui a la frutería del barrio a comprar patatas, cebolletas, ajos y pimientos, el frutero me ofreció una caja de fresas a un precio imbatible.

Me gustan las fresas, lo reconozco. Las troceo en el yogur por las noches mientras veo una película. Fresas salvajes, de Bergman, por ejemplo, donde el profesor Borg vuelve a su infancia.

También me gusta la peli Fresa y chocolate, pero no mucho. Es un poco obvia aunque bien intencionada.

He compartido bocados de fresa porque he estado enamorado y enamorarse también es una especie de ficción con sus tópicos, sus lugares comunes y sus liturgias.

En la impresionante liturgia de la coronación del rey Carlos III de Inglaterra, él tiene que decir la frase “No he venido a ser servido, sino a servir”. Suena un poco a cachondeo si eres rey de Inglaterra; pero la liturgia es lo que tiene, que si la sacas de contexto da risa, como mínimo.

Sin tanta pompa y circunstancia, Sara podría haber dicho lo mismo: “He venido a servir”.

Sara vino desde Marruecos a trabajar en la recogida de fresas y frutos rojos de los invernaderos de Huelva. Dejó su casa y su familia para hacinarse con otras compañeras en alojamientos infames y montarse en autobuses subcontratados para llegar de madrugada al tajo del invernadero con un frontal luminoso en la frente.

El Primero de Mayo, Día internacional del Trabajo, de los trabajadores y trabajadoras, Sara perdió la vida muy temprano cuando el autobús que la llevaba al invernadero se estrelló en una rotonda. Una puta rotonda, ése invento del diablo que se dice que existe para regular el tráfico.

Sara vino a servir. No a ser servida.

“Vivir es fácil con los ojos cerrados”, se dice en la canción Strawberry fields forever. Una canción cada vez más triste.

No. No compré las fresas.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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