Delincuencia económica global
"Es el principio del fin de los paraísos fiscales"
(Gordon Brown. Ex primer ministro británico en 2009)
Por si le quedaba alguna duda, ahora ya sabe de qué diablos va esto del sistema. Hasta ayer, quizás creía ingenuamente que se trataba de un concepto difuso para propaganda anticuada. Hoy ya sabemos sin margen de duda que la principal amenaza del planeta no proviene del ébola. Ni siquiera de las catástrofes naturales que se avecinan de la mano del cambio climático. La amenaza global procede de una élite económica depredadora que ha montado una trama de delincuencia organizada con ramificaciones en los centros neurálgicos financieros y los consejos de ministros de medio mundo.
Los Papeles de Panamá han verificado lo que usted ya barruntaba desde hace años. Con la diferencia de que ahora, gracias a periodistas de verdad, ha sido sorprendido el
“stablishment” de medio planeta con el carrito de los helados. El dato es estremecedor. Doce jefes de Estado, cientos de responsables políticos de todas latitudes, ídolos deportivos, artistas de referencia, líderes regionales y, en fin, cientos de señores que todos los días nos aleccionan sobre la conveniencia de adelgazar el Estado y desmantelar los mecanismos de solidaridad social.
La gran coalición, queridos míos, ya existe en esa enorme cloaca universal que algunos aún se esfuerzan en denominar paraísos fiscales. El poder político y el financiero unidos fraternalmente en el interés común. Con la colaboración necesaria para delinquir de la banca internacional, siempre dispuesta a echar una mano en la creación de sociedades pantalla, chiringuitos “offshore” y lo que haga falta.
Pero no se desanime, caballero. Hoy mismo, su primer ministro, su jefe de Estado, el Parlamento europeo o el Foro de Davos, qué más da, le anunciarán medidas severas contra el blanqueo de capitales, la fuga de divisas y el fraude fiscal. Los paraísos opacos, le comunicarán con toda solemnidad, son cosas del pasado. En 2009 ya decretaron la refundación del capitalismo y el fin de la desvergüenza especuladora. Los mismos, por cierto, que hoy han quedado al descubierto en el submundo putrefacto de los Papeles de Panamá.
Que tenga usted buen día.
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