Un gol por toda la escuadra a los prejuicios

Cada martes, durante el primer cuatrimestre académico, estudiantes de Educación Social de la Facultad de Educación de la Universidad de Córdoba (UCO) y los alumnos de UCOIncluye -el programa de capacitación profesional y educación socioafectiva para jóvenes con discapacidad intelectual- han convivido, sentido y disfrutado en condiciones de igualdad. Han corrido y reído. Han abrazado a la inclusión y han derribado barreras y prejuicios a base de balonazos. Por iniciativa propia, alumnos como Javier, Silvia y Julia quisieron que sus homólogos en UCOIncluye compartieran un tiempo con ellos cada martes que se acabó convirtiendo en un partido de fútbol semanal en las instalaciones deportivas de Menéndez Pidal.
Este reportaje se realiza el martes 28 de enero. Es el último partido. Hay cierta sensación de alegría y tristeza porque esta iniciativa ha supuesto un espacio de aprendizaje y crecimiento mutuo para todos los estudiantes. Javier y Silvia han sido dos de los propulsores de esta actividad, que comenzó con tres participantes y que ha crecido hasta el último día, convirtiéndose en un proyecto significativo. “Todo empezó cuando los chicos de UCOIncluye vinieron a nuestra clase a hacer una exposición. Allí nos comentaron que les encantaba jugar al fútbol,” explica Javier. Este comentario tan simple fue el punto de partida para una actividad que ha ido mucho más allá del deporte.
Desde el primer momento, el fútbol se convirtió en una excusa para el encuentro, generando ilusión entre los participantes y muchas expectativas entre los alumnos de ICOIncluye. “Todos los lunes nos escribían preguntando si al día siguiente íbamos a jugar,” comenta Javier, que resalta la expectación y el compromiso de todos.
Más allá de los pases y los goles, los estudiantes de Educación Social han aprendido que una pequeña acción puede generar grandes cambios y felicidad en aquellos que más lo necesitan. “Aprendes muchísimo de ellos y ellos de ti,” afirma Silvia, destacando el aprendizaje mutuo que ha vivido en cada encuentro. Javier añade que “lo que te llevas de estas experiencias es lo más importante”. Para ellos, esta iniciativa refuerza su vocación y les muestra la importancia de lo que están estudiando.

Aunque al principio fueron más chicos quienes se animaron a jugar, las chicas también se han sumado a la iniciativa, ya sea jugando o apoyando desde fuera. Y es que en el banquillo hay cuatro que, entre recortes de balón, se ríen de cómo juegan sus compañeros, “a quienes les hacen falta un poco de músculo”, gritan entre risas. Hoy no era días de móviles, pero raro ha sido el martes que estas jóvenes no pasaban el partido haciendo vídeos en la famosa red social TikTok.
Daniel tiene 20 años y pertenece al programa UCOIncluye. Se muestra dispuesto a atender a Cordópolis porque quiere dejar constancia de la oportunidad que por primera vez en su vida ha podido disfrutar del deporte. Para él, lo más importante ha sido el compañerismo y poder jugar cada semana. Álvaro, otro participante de 19 años, confirma que le encanta jugar al fútbol con sus compañeros y “pasar un buen rato antes de regresar a casa”. Ambos coinciden en que la competitividad no ha entrado por las puertas del pabellón porque “lo más importante ha sido jugar”.
Cuando llegan las 12:00, el partido termina y estos regateadores del balón acaban fundiéndose en un abrazo porque todos y cada uno de ellos se han sentido parte de un proyecto que nació de la empatía y la humanidad de quienes, en un futuro, ejercerán como educadores sociales.

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