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Universidad
Reportaje

Ciencia ciudadana para conocer lo que pisamos: “Hay quien sabe más tipos de Pokémon que especies autóctonas”

Bioblitz en el Campus de Rabanales

Juan Velasco

29 de marzo de 2025 15:09 h

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Aves, anfibios, insectos, arácnidos, líquenes o lo que mal llamamos malas hierbas (valga la redundancia). Las ciudades están nutridas de vida que el ciudadano de a pie no siempre acierta a nombrar. Contra este déficit de conocimiento se ha planteado, entre otras metas, la tercera edición del Bioblitz, una maratón de identificación de especies, celebrado este sábado en el Campus Universitario de Rabanales, un oasis de biodiversidad a unos kilómetros de Córdoba.

Un bioblitz es, básicamente, una expedición de ciencia ciudadana para acercar la biodiversidad a la sociedad. En este contexto, el Servicio de Protección Ambiental del Vicerrectorado de Campus Sostenible, a través del Aula de Sostenibilidad, y en colaboración con la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la UCO, ya lleva tres ediciones. En la de este sábado se han apuntado cerca de un centenar de personas entre expertos, estudiantes y aficionados a la naturaleza.

La jornada, acompañada de un clima primaveral, ha arrancado temprano. Los participantes, divididos en grupos por especialidades, han recorrido un área determinada con el objetivo de registrar el mayor número posible de especies. A primera hora, los que más habían apuntado eran los participantes del grupo de reconocimiento de aves, que se habían topado con un pequeño pájaro carpintero y un colirrojo real, dos especies que no son muy habituales en la zona.

Los participantes han ido registrando sus hallazgos en la plataforma iNaturalist, una aplicación creada por la Academia de Ciencias de California y la National Geographic Society que permite documentar observaciones de especies con geolocalización, compartirlas con otros naturalistas y ampliar el conocimiento colectivo.

Es una de las ideas centrales, según explica Miguel Antúnez, del Área de Protección Ambiental (SEPA). “Un bioblitz es una forma de acercar a la ciudadanía esa naturaleza que muchas veces pasa desapercibida. Cada vez estamos más alejados del medio natural y estas iniciativas nos permiten redescubrirlo. Es curioso ver cómo muchas personas pueden nombrar más tipos de Pokémon que especies autóctonas de su propio entorno”, ha ironizado el ambientólogo.

La importancia de la flora silvestre urbana

Entre los asistentes a la jornada, la investigadora en botánica Sara Parras, que instruía en la detección de la flora urbana, un campo en el que centra su doctorado. “Muestreo en lugares que nadie imaginaría: alcantarillas, descampados, muros, tejados, entre los empedrados de la ciudad”, comenta. “Si nos fijáramos en lo que pisamos, descubriríamos un mundo sorprendente”, ha señalado la investigadora, que añade que muchas plantas han desarrollado estrategias de adaptación para sobrevivir en entornos urbanos, resistiendo el pisoteo y las duras condiciones del empedrado.

Junto a ella estaba Rocío Moreno, experta en arácnidos, que ha explicado la relevancia de conocer y respetar a estos animales. “Existe un alarmismo innecesario respecto a las arañas. En la península ibérica solo hay dos especies peligrosas, y los accidentes son muy raros”, afirma. También destaca el papel de grupos de ciencia ciudadana como Arácnido Ibérico, que ayudan a la identificación y divulgación de estas especies.

Conservación de anfibios en el campus

El evento también sirvió para conocer proyectos de conservación que se desarrollan en el campus. Ricardo Reque, profesor del área de Ecología, ha explicado la iniciativa de creación de una charca artificial en 2017 para favorecer la reproducción del tritón jaspeado pigmeo, una especie amenazada. “En dos años conseguimos que la charca fuese colonizada y que la población se mantuviera estable”, indica. Además, el espacio está monitorizado con sensores de temperatura y humedad, lo que permite un control exhaustivo de las condiciones para los anfibios.

Y, si en el agua la vida se ganaba su espacio, el cielo seguía siendo un hervidero de anotaciones. Pepe Guerrero, que monitorizaba el grupo de aves, explicaba que, al estar en plena época migratoria, han podido avisar águilas culebreras o milanos a su paso por el cielo de Rabanales.

Todo en una jornada que, como señalaba Miguel Antúnez, está pensada para enseñar a mirar. O, al menos, como incidía Sara Parras, para dar a conocer un poco aquello que pisamos.

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