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Alfonso Pedraza: “Cuando cuelgue las botas, me veo como un agricultor”

Alfonso Pedraza, campeón de la Europa League con el Villarreal

Rafael Ávalos

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La entrada ya vaticina la calma reinante. También es cierto que la hora, y en la fecha concreta, no es la más apropiada para estar en la calle. El sol aprieta con fuerza, como si tuviera que aprovechar en una tarde su ahorro de calor en días anteriores. Cada calle está desierta, a excepción del apacible acomodo de un señor a la puerta de su casa. Aunque el pueblo es pequeño no resulta fácil llegar al punto de encuentro. No al menos para quien por primera vez lo recorre. Sobre las seis de la tarde de una jornada cualquiera de junio, el coche de los periodistas queda aparcado ante el pabellón. Un recinto que tiene un nombre propio, desde hace años reconocido mucho más allá no sólo del municipio sino de la provincia -y de España-. Alfonso Pedraza señala un gran letrero. Y es él quien de repente aparece, pide unos segundos de espera y entra en una vivienda, la de sus padres.

El lugar es San Sebastián de los Ballesteros, en la Campiña Sur de Córdoba. Se trata de una localidad de poco más de 800 habitantes, entre los cuales se cuenta todo un campeón de Europa hasta por tres veces. Porque Alfonso Pedraza Sag (1996) tiene un doctorado por la universidad del fútbol en levantar títulos. De hecho, apenas dos semanas antes había alzado el último: una histórica Europa League con el Villarreal, que además acabó con el gigante Manchester United. El cordobés fue partícipe de un éxito de primer alcance con el club de un municipio, éste de Castellón, mucho más grande que el suyo pero tampoco en forma de gran urbe. Con unos 51.000 residentes, el gran pueblo -que no lo es al superar el ratio de población, ya es ciudad- disfruta al estilo de los poderosos.

Sólo unos días después de terminar la temporada con ese mayúsculo triunfo, Alfonso Pedraza ya había regresado al sitio en que más le gusta estar. Y con la gente con que más disfruta. Al salir, posa ante el pabellón que lleva su nombre y atraca a sus padres para que posen para la entrevista. Toca buscar acomodo para la conversación y él mismo se encarga de preguntar en el recinto que le sirve de homenaje permanente, donde unas señoras, de edad entrada pero con carácter joven, practican deporte y saludan simpáticamente. Piropean al chiquillo al que veían correr por sus calles y que ahora lo hace en algunos de los mejores estadios del mundo. Todo es amabilidad, a la altura de la paz que se respira en el escenario. Más allá de que unos niños y niñas pelotean en la pista de fútbol sala.

Alfonso Pedraza atiende cada pregunta como quien habla con un amigo de toda la vida, con sencillez y honestidad. Sin rodeos y sin alardes. Campeón de Europa sub 19 y sub 20 con la selección española antes de levantar otro trofeo continental con su club, asegura pensar únicamente en el presente. No muestra síntomas de ínfulas ni de sueños que muchas veces son sólo eso. Lo que tiene y lo que es resulta de su trabajo humilde. Lo que es y lo que tiene no termina en los éxitos deportivos. Disfruta de su gente, de sus aficiones y de la normalidad. El campo, en su sentido más puro, le apasiona, tanto que lo piensa como su lugar de retiro tras el mundanal ruido competitivo: “Cuando cuelgue las botas, me veo como un agricultor”. No en vano, tal y como cuenta, cuando empezó fue todo casi por casualidad y cuando un día termine, por convicción quiere volver para ser ese uno más de San Sebastián de los Ballesteros. Aunque para eso todavía queda mucho, ya que está en los 25.

Empezó todo como un ‘hobby’ y sin quererlo llega un Villarreal y te ficha

PREGUNTA. Con 25 años y ya con tres títulos europeos. Y con un campeón de Champions, como el Chelsea, tras tus pasos. ¿Qué se siente con esos logros tan joven?

RESPUESTA. El título más reciente que tenemos todavía me cuesta asimilarlo. El año pasado piensas que vas a Europa League, pero juegas en el Villarreal, un equipo modesto pero que siempre hace las cosas bien. Llegar donde ha llegado y ganarle a todo un Manchester United en una final tiene mucho mérito. Por el club donde estoy y por los compañeros. Es para sentirse muy orgulloso lo que hemos logrado este año.

P. Llegas a este momento cumbre, por ahora, pero no ha sido fácil. Viviste cesiones a varios equipos antes de asentarte y ser clave para tu club. ¿Cómo ha sido el proceso de consolidación en el Villarreal?

R. La verdad es que ha sido difícil. Durante algunos años no he tenido esa regularidad que he tenido este año. Por eso, a lo mejor, he cambiado tanto de equipo. Este año sólo me he centrado en hacer un buen año, en hacer las cosas bien. El Villarreal confió en mí, me renovó para cuatro o cinco años y yo tenía esa tranquilidad gracias al club. A partir de ahí tenía que demostrar y tener una regularidad durante todo el año que eso es lo que a lo mejor no he tenido en el Betis, en el Alavés o en el Leeds y eso es de lo que más estoy disfrutando este año.

P. ¿Te han llegado esos cantos de sirena del Chelsea?

R. No. Yo creo que cuanto tú te sientes a gusto en un sitio, juegas, lo haces bien y estás tranquilo la conciencia es cuando más tranquila tiene que estar. Tengo que disfrutar de donde estoy, de lo que hemos conseguido. Nunca se sabe lo que puede pasar, pero tengo esa tranquilidad de que estoy en el club que quiero y donde me siento más querido.

P. Hemos arrancado por el final, vayamos al inicio. Viajemos atrás, a tus días como jugador del Séneca. ¿Cómo empezó la historia de Alfonso Pedraza?

R. Empecé sin querer. Aquí había un padre con una hija en el Séneca y fue a través de él. Me vio y me dijo que iba llevarme al Séneca a hacer las pruebas. Tenía 11 o 12 años. Empezó todo sin querer, como un hobby, para disfrutar y entrenar, pero poco a poco las cosas fueron bien. Ibas entrando y jugando, y sin quererlo llega un Villarreal que te ficha y a partir de ahí empiezo a crecer como persona y futbolista. Gracias a Dios ha salido todo bien en cuanto a cómo tenía esos sueños. Al final, llegar a Primera es el sueño de cualquier jugador.

El fútbol no es fácil, te dejas en el camino cosas que te gustaría haber vivido

P. Es con 15 años cuando te marchas a Villarreal, con una diferencia de kilómetros muy grande con Córdoba. ¿Qué supuso para ti esa experiencia?

R. A mí me cuesta mucho irme a Villarreal. Yo soy de un pueblo de 800 habitantes, que no es lo mismo que vivir en una ciudad. Aquí me he criado en la calle, por decirlo así, jugando en el campo, en el pabellón con mis amigos. Llegas a Villarreal, que es una ciudad, y me costó muchísimo adaptarme. Venía de otra vida. Los primeros años fueron duros hasta que adapté. Pero eso te hace crecer como persona y valorar ciertas cosas que no tienes, como la familia, los amigos, las cosas que te pierdes. Yo tengo sobrinos y te pierdes prácticamente cómo crecen. Las bodas, las comuniones, te pierdes muchas cosas por el fútbol. La gente dice: el fútbol, qué fácil es. Muchas veces no es tan fácil porque te dejas en el camino muchas cosas que te gustaría haber vivido y disfrutado.

P. ¿A día de hoy has podido compensar todo eso?

R. Sí, lo compenso. Lo disfruto a mi manera, cuando puedo. Al final, la familia y los amigos, que te quieren, siempre van a estar. Creo que eso es lo más importante, que estén. Como siempre digo, siempre hay tiempo para disfrutar, para celebrar y para estar juntos. El fútbol dura años, estás siete u ocho años en la elite, y ya a partir de ahí vas a tener una vida normal, entre comillas, y disfrutar de lo que ha hecho y de lo que quieres. A mí me gusta estar en mi pueblo, que para mí es el mejor.

P. Comentabas que empezaste casi por casualidad, antes de llegar a Villarreal. Como aquel niño de cadete que eras, ¿imaginabas que lograrías lo que estás consiguiendo ahora o no te parabas a pensar en ello?

R. No he sido de pensar mucho en llegar a la elite. Creo que soy más de momentos. Éste es mi momento, en el día, en el aquí y el ahora. En cadetes o juveniles yo veía muy lejos llegar a Primera. Pero por suerte he ido dando pasos, los entrenadores que tienes te quieren, confían en ti y te dan esa oportunidad, y luego lo más importante eres tú, tener continuidad. Llegar a ello es trabajar y tener esa continuidad.

P. Hablamos del Séneca, que es un club que aporta muchísimo talento, una cantidad grande de futbolistas de elite. ¿Qué crees que no tenga el Córdoba, por ejemplo?

R. Creo que son dos clubes diferentes. El Córdoba, al final, es un equipo que tiene que aspirar a estar en Segunda o Primera por todo lo que tiene: por ciudad, por el equipo, por todo lo que le rodea. Es un equipo que tiene que aspirar a sacar canteranos para jugar en el primer equipo. El Séneca es un club que tiene convenios con muchos otros de Primera, que forma jugadores para que lleguen a la elite. Son dos clubes que tienen el mismo nivel, pero cada uno tiene diferente estructura, diría yo.

El Córdoba y el Séneca tienen el mismo nivel, pero con diferente planteamiento

P. Y en relación a Villarreal, hablas de que llegas a una ciudad desde el pueblo, pero al final son 51.000 habitantes. Es un poco más grande que Lucena, vaya. ¿Qué secreto tiene para tener la historia que escribe desde hace años?

R. Sí, para estar en la elite. Creo que lo más importante es que han acertado con el presidente, que es un hombre muy humilde, con las ganas de hacer las cosas bien y de hacer historia en un pueblo de 50.000 habitantes. Creo que la está haciendo paso a paso, que llevan muchos años en la elite, que les faltaba un título y vaya si lo hemos conseguido. Hemos hecho lo más difícil, que ha sido ganar un título europeo. Y creo que el presidente, que lleva tantos años luchando por Villarreal, se lo merece.

P. Quizá se hizo un poco de justicia. Ya estuvo muy cerca en Champions, que llegó a ser semifinalista en 2006, con Manuel Pellegrini, y se escapó un poco por infortunio. ¿Habéis tenido esa sensación de que por fin lograba el club lo que merecía?

R. Sí, la verdad es que se hablaba mucho de la revancha por lo que no se pudo conseguir en semifinales de la Champions, con ese penalti fallado de Riquelme. Y creo que se ha hecho un poco de justicia por el trabajo que tiene detrás ganar una final. Lo que hace el presidente, o el club, cada temporada es mejorar el equipo y tratar de hacer grandes años y que tengan la recompensa de ganar títulos. Se lo merecían el presidente, la ciudad de Villarreal y el club.

P. Por cierto, hablábamos del Córdoba y en 2016, que terminaste en Lugo, sonó tu nombre. ¿Qué ocurrió en aquel momento?

R. Yo quería venir al Córdoba. No sé si ellos… o el director deportivo que había no contaba conmigo para el proyecto, que lo entiendo porque no yo era un jugador que venía de Segunda B y no sabían el rendimiento que podía dar. Entiendo que esto es fútbol y hay directores deportivos que cuentan contigo para un proyecto y otros que no.

P. ¿Crees que en cierto modo, y en relación con este tema, que en Córdoba se menosprecia al futbolista de la tierra?

R. No pienso eso, pero se le tiene que dar valor. Estamos muchos futbolistas en Primera, dando muy buen nivel, y eso tiene que ser un orgullo. Incluso en Segunda B. Leí un artículo sobre que había muchos jugadores en el play off para subir a la nueva liga (Primera RFEF)… Que con el nivel que hay, haya prácticamente un jugador de Córdoba… No debería ser así. Pienso que hay que apostar por la cantera, por el jugador cordobés, que al final es un orgullo representar al Córdoba. Eso se tendría que cambiar un poco, pero ya no depende de nosotros.

Yo quería venir al Córdoba y ellos no contaban conmigo, pero lo entiendo

P. Y de Lugo a Leeds, con 19 años. ¿Cómo es esa experiencia?

R. Fue algo muy rápido. No recuerdo si se hizo dos o tres días antes de cerrarse el mercado de fichajes. Fue todo un poco alocado. Allí estaban en plena competición, que es muy exigente y con muchísimos partidos, llego a un equipo nuevo, una ciudad nueva y con el objetivo de subir a Premier (primera división inglesa). Al final, te tienes que adaptar muy rápido y es verdad que no hice los mejores cuatro meses… como por ejemplo en Lugo, que sí estuve bien y donde confiaban mucho en mí. A lo mejor fue una vivencia que luego me hizo ir más reforzado, con más experiencia. La verdad es que lo agradezco porque juegas otro fútbol y vives en otro país y eso me hizo madurar y mejorar.

P. De vuelta al inicio, vamos al comienzo real. Porque todo arranca en San Sebastián de los Ballesteros, un pueblo de algo más de 800 habitantes, y de repente llegas a la elite. Qué cambio más grande, puede pensar la gente.

R. Sí, pero yo me veo como una persona normal, que hago un trabajo. Aunque sea futbolista y la gente piense es una profesión que hace poca gente o afortunados. Yo cuando estoy aquí me siento una persona muy querida por todo el mundo, por la gente, y ellos me tratan como a uno más porque en un pueblo de 800 habitantes nos conocemos todos. No lo veo algo desorbitado, me siento normal, querido y apoyado. Y eso es lo más importante.

P. Sin embargo, Alfonso, tampoco es habitual ver un planteamiento como el tuyo. Diría que en toda la sociedad, pero sobre todo en el mundo del fútbol. Es decir, que un jugador de primer nivel sea capaz de mantener sus raíces.

R. Sí, pero cada uno es libre. También hay casos de gente que está mucho tiempo fuera de su casa y a lo mejor conoce una chica de otra ciudad… No sé. Pero yo voy más por mi familia, mis padres, que me han inculcado estar aquí, tener una vida normal, tranquila… Me siento bien y sé que estar aquí me sienta bien. Cuando tengo vacaciones, intento disfrutar de mi familia, que es lo más importante.

P. También dice eso mucho de que no eres materialista, como parece que ocurre en el fútbol. Al menos ésa es la percepción que se tiene desde fuera.

R. Ya digo, yo estoy donde y con lo que me siento más a gusto. No por tener más vas a ser mejor o peor. Creo que rodearte de tus seres queridos, mantener de donde yo vengo, eso es lo que me hace estar tranquilo y tener esa felicidad. Creo que eso es lo más importante.

Al jugador cordobés no se le menosprecia, pero se le tiene que dar valor

P. Ya que abordamos estos aspectos, ¿crees que en el mundo del deporte, en general, se ha perdido la perspectiva real por aquello del negocio?

R. Puede ser que se haya perdido ese carácter porque el fútbol se mueve más por dinero, pero al final creo que es lo que hay. El fútbol a día de hoy mueve mucho dinero y lo que crea este deporte. Si el fútbol genera mucho, se mueve más y así continúa.

P. A todo esto, a los 25 años tienes tres títulos europeos, dos con selecciones y este último con el Villarreal, pero es que dos antes, con 23, tienes un pabellón a tu nombre. ¿Te has sentido abrumado en algún momento?

R. Que te reconozcan en tu pueblo es un orgullo. Y le doy las gracias a todo el mundo, al alcalde por supuesto, a la gente que ha querido y ha contribuido para llevar mi nombre a un pabellón. Al final, yo soy un trabajador, por mucho que sea en el fútbol, y que te reconozcan así en tu pueblo tiene mucho mérito y es un orgullo. Porque cinco años atrás eso no lo habría pensado en la vida.

P. Sobre todo es que eres muy joven. Te da tiempo a tener mucho más.

R. Bueno, yo sólo pienso en seguir trabajando para estar muchos más años en la elite y ya está. Me quedo con eso.

P. De vuelta al terreno de juego, antes de lograr la Europa League te proclamas campeón de Europa con la selección sub 19 y después, con la sub 21. ¿De qué forma se recibe o digiere todo eso tan joven?

R. Son títulos muy importantes y luego es que también representas a España, que yo creo que representar a España es un sueño para cualquier futbolista. Y más aún ganar títulos con ellos. Eso viene también porque estás haciendo un buen trabajo en tu club, al que hay que agradecerle que confíe en ti para poder llegar a la selección. Y luego, contribuir a ganar títulos… Son cosas que, a lo mejor, a los 25 años no les das la importancia que tiene: ganar un título europeo. Pienso que lo que hago hoy, sabré darle importancia cuando lo deje. He jugado equis partidos en Primera, he ganado tres títulos europeos, he jugado con la selección sub 21… Creo que entonces le daré el valor que tiene, porque a día de hoy miro el día a día. Porque del pasado no vive nadie.

Mantener de donde vengo es lo que me hace tener felicidad

P. ¿Tienes esa cosita de alcanzar la selección absoluta?

R. No pienso mucho en eso, sólo en lo que he dicho antes: hacer bien mi trabajo, en este caso en el Villarreal. Y si lo haces bien, juegas y creces, tendrás más opciones de ir con la absoluta. Para mí no es un reto. Un reto para mí es jugar cada día con el Villarreal y hacerlo bien, y si te encuentras con esa recompensa, disfrutarla al máximo. Porque no creo que haya mayor orgullo y felicidad que ir con la absoluta.

P. Por cierto, me recordabas antes de empezar que estás en la preselección para los Juegos Olímpicos. ¿Te ves con posibilidades?

R. No lo sé. De nuestra edad sólo pueden ir tres jugadores, así que es difícil. Si voy, bien, y si no, nada, a apoyarles desde casa y que hagan un buen papel, que es lo más importante.

P. Atendemos las experiencias positivas, pero el fútbol también tiene sus momentos un poco más feos. ¿Guardas un instante que digas, qué mal rato o qué mal recuerdo?

R. Yo creo que no, que no hay que acordarse de los malos momentos. Somos personas privilegiadas, que al final tenemos una vida muy fácil. Y pienso que no, que tenemos que darle el valor al lugar al que hemos llegado y disfrutar de ello, que es muy bonito.

P. De los posibles malos momentos vayamos a los sueños, y no a los anhelos que todo el mundo pueda tener, a los factibles. Pese a todo lo que has ganado, aún tienes 25 años. ¿Existe un deseo por cumplir o una meta que te digas, esto tengo que conseguirlo?

R. No soy una persona que sueñe con llegar a algo. Vivo el día a día. Aunque te voy a decir un sueño que está muy cercano. El 11 de agosto tenemos la Supercopa de Europa, que es contra el Chelsea, y ganar otro título europeo sería ya una fiesta para el Villarreal, para mí y para todos los que formamos el equipo.

No hay que acordarse de los malos momentos, los futbolistas somos privilegiados

P. Por cerrar, Alfonso. Los deportistas de elite sois ejemplo para los más jóvenes y a veces, con tanta presencia como se da al fútbol parece que se desvirtúa todo. ¿Qué mensaje o qué consejo darías a los chavales?

R. Yo les diría que el fútbol, cuando eres pequeño, es para disfrutarlo y no meterse presión. Porque al final el 90 % para llegar a la elite es trabajo, pero también mucha suerte. Creo que no hay que quedarse en “tengo que llegar”… Los padres, sobre todo, meten presión a sus hijos. Lo más simple es que disfruten, que vivan el momento. Un niño lo que tiene que hacer a esas edades es, sobre todo, disfrutar.

P. También porque la idea de éxito puede confundir. Es relativo y efímero y si uno se obsesione, ¿puede confundir, no?

R. Hay que tener sueños y los niños tienen sueños. De jugar al fútbol, de jugar en un equipo grande. Pero no pueden obsesionarse. Porque para llegar al fútbol profesional, por el camino se queda el 90 %. Eso es algo que en su día no lo pensé, yo iba dando pasos y me iba llegando.

El fútbol, cuando eres pequeño, es para disfrutarlo y no meterse presión

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