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Gloria en verso de Antonio Capdevila

Pregón de Glorias 2021

Rafael Ávalos

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“No empezaba así el Pregón / que en su momento escribí; / apenas meses pasaron / y ya me parecen mil”. Así comienza un anuncio completamente diferente a los hasta el momento conocidos del tiempo que sucede a Semana Santa y que en relación a las advocaciones se prolonga durante el resto del año. Porque única es la forma que esta vez tiene de pronunciar el Pregón de Gloria un cofrade acostumbrado a estas lides, no en vano en su recorrido acumula otras muchas disertaciones previas incluida también la de Semana Santa. Palabra escrita y voz pone al período en que cobra protagonismo mayor María Antonio Capdevila, que con un texto brillante y en su totalidad en verso anticipa unos meses sin embargo distintos por la pandemia de Covid-19.

Al igual que sucedió con el de Juventud, la Real Iglesia de San Pablo acogió la lectura -que es poco decir en realidad- del Pregón de Gloria. La cita comenzó a las 13:00 de este sábado. Por supuesto, se desarrolló el acto con estrictas medidas de seguridad y sanitarias por la Covid-19, como se mantuvieron en el interior de los templos durante Semana Santa y también antes en Cuaresma. Antonio Capdevila, cofrade que lo es de la Expiración o la Buena Muerte, no tomó el testigo de primeras, como es lógico. Hubo antes la tradicional presentación del pregonero, que corrió a cargo de otro veterano de las hermandades cordobesas como es Angelmaría Varo. Precisamente los dos fueron partícipes y artífices del Pregón de los días de Pasión a tres voces que tuvo lugar en 2019, el último antes de que el coronavirus cambiara la vida del mundo. Estuvieron en compañía entonces de Miguel Ángel de Abajo.

También fue este sábado momento para presentar el cartel de Gloria, realizado por el artista José Tomás Pérez Indiano, y para escuchar al Coro Cantabile, que colaboró en el plano musical con Antonio Capdevila. En cuanto al Pregón, su autor y orador quiso ofrecer una forma desconocida por ahora de realizar un anuncio. No en vano, optó por hacerlo en verso desde el principio hasta el final, sin un solo tramo de prosa en sus 45 minutos, aproximadamente, de disertación. De esta forma, el veterano cofrade recitó más que habló para completar una brillante aportación a la historia de este tiempo tras Semana Santa en Córdoba. La ciudad estuvo, por cierto y como es de suponer, muy presente en su poemario para la ocasión, pero fue sobre todo como escenario para las advocaciones como Nuestra Señora de los Dolores y el Rayo, cuya hermandad fue la primera en ser nombrada.

Porque Antonio Capdevila apostó acertadamente por realizar un trayecto cronológico, en cuanto a sus fechas durante el año, por las hasta 14 corporaciones de Gloria que forman parte de la Agrupación de Cofradías. Su camino lírico arrancó después, eso sí, de unos primeros versos referidos a la pandemia de Covid-19 y cómo ésta modificó en absoluto la cotidianidad de la sociedad. También, y ya es de sobra sabido, varió la de las hermandades. Sin ir más lejos, Córdoba como el resto de ciudades españolas vive su segundo año sin procesiones en la calle. Ni siquiera la salutación, por cierto, se dio por parte de Capdevila con prosa, como habitualmente. La poesía no se desvaneció en ese instante tampoco, todo por una idea surgida en una conversación personal del pregonero llevada a la realidad aun con el riesgo que suponía. Salió victorioso en su condición de pionero.

De vuelta al itinerario temporal por Córdoba y sus advocaciones de Gloria, en efecto, Antonio Capdevila reflejó con el estilo que le avala, y esto es con fe pero también con emoción -suelen ser circunstancias ligadas-, la particularidad de las corporaciones de la capital. Le sirvió esto para, por supuesto, andar imaginariamente por la ciudad y sus legados históricos, patrimoniales y sentimentales. Pero también lo hizo con aquellas imágenes que no cuentan con hermandad o que pertenecen a otras que lo son de penitencia -como cotitulares letíficas-. Fueron casos como los de Nuestra Señora de la Alegría, en la ermita homónima y contigua a San Hipólito, o Nuestra Señora de la Victoria, de la Entrada Triunfal y en San Lorenzo. “Y hasta aquí llegó la historia / que halla en vosotros testigos, gritad a coro conmigo: / ¡Viva el tiempo de las Glorias!”, culminó el pregonero su mensaje de Gloria en verso en la Real Iglesia de San Pablo.

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